CAPÍTULO 1.

10.5K 580 79
                                    

La ropa apenas cubría su cuerpo, la mitad estaba hecha girones. No quiso moverse del suelo porque el cuerpo le dolía, apenas podía respirar. Aquella escena le hizo recordar al gigante verde y casi se sintió tan humillado como aquella vez. Apenas podía recordar lo que había vivido en aquella celda. Apenas podía recordar su nombre. Soy Loki de Asgard, pensó.

     —Soy Loki Laufeyson. —Se corrigió lentamente mientras daba un respiro que le costó la mitad de toda la energía en su pobre y degradado cuerpo.

     Una joven paseaba por Central Park con la mirada en el suelo y unos grandes audífonos en la cabeza. Su cuerpo danzaba sin vergüenza a la par de la canción, pasaba la medianoche y algunos muertos vivientes apenas iban a casa con los cuerpos cansados y lo suficientemente idos para no reparar en alguien que hacía el ridículo esperando no ser atrapada. Anne era lo suficientemente desvergonzada para pasar de ellos, aunque el sentimiento era recíproco porque todos pasaban de ella. Alguno la habría reconocido de la tienda de discos pero era todo.

     De pronto, el delgaducho cuerpo se ve envuelto en una nube de polvo. Da un golpe, luego dos y después no sabe cómo a llegado al gran hoyo que se extiende por todo el concreto. Ha despegado la vista por un segundo, un maldito segundo y ha terminado en un hoyo, como era de esperarse, o no. Trata de levantarse pero antes se asegura, con nerviosismo, que su móvil esté en perfectas condiciones, no podría ser el tercero en el año. Estaba harta de comprar teléfonos celulares, al final se compraría un teléfono de la época de su madre, al menos ese no lo rompería.

     —¡Jesús! —Dió un grito alto al escuchar el gemido a su lado. Un hombre, fornido, de cabello oscuro y ropa a medias, se encontraba en el suelo justo a lado de ella. No podría asegurarlo pero lucía molido. Seguramente le habrían asaltado. A ella misma le habían asaltado cientos de veces en Nueva York. No cientos de veces, de hecho un par de veces, o tal vez le habrían sacado la cartera en el metro, ni siquiera lo recordaba. Sacudió la cabeza para sacarse el disparate hablado que su cabeza se negaba a sacar y se puso manos a la obra. —Llamaré a una ambulancia.

     Sacó el móvil, dos porciento de carga. El cuerpo se le calentó, sintió el sudor gotearle de la frente. Apenas pudo mover los dedos rápidamente cuando comenzó a sonar la alarma, ¿Quién demonios tenía una maldita alarma a la una de la mañana? Ella por supuesto y como era de esperarse, el dos porciento cambio a un uno porciento en el tiempo que ella tardaba en pararla con manos temblorosas. Apenas pudo marcar un nueve y un uno cuando el móvil murió por completo.

     —¡Maldición!

     —Deja de gritar, maldita sea.

     —Trato de ayudarte.

     —Llévame a tu hogar, no puedes llevarme a uno de tus sanadores.

     —No voy a llevarte a mi casa, veo televisión, ¿Sabes lo qué pasa cuando llevas a alguien que no conoces a tu casa?

     El hombre le observó con incredulidad.

     —¡Terminas en un bosque! ¡Degollada! ¡Violada y con signos de tortura!

     —¿Parezco alguien que puede siquiera golpearte? —Anne se encogió de hombros. El hombre respiró tratando de recomponerse, no podía dejarse llevar tan pronto por una midgardiana tan tonta. —Además, yo no violo mujeres, ellas se entregan a mí.

     Anne elevó una ceja. Casi quiso largarse pero sus valores no lo permitieron.

     —Bueno, galán. Hagamos esto, lanzo la moneda, cara, te llevo a casa, cruz, te llevo al hospital más cercano, ¿Hecho?

     Loki quiso tener su cetro en mano y darle justo en la frente. Todo sería más fácil si pudiese tener poder en su cabeza, como al imbécil lanza flechas del séquito de su hermano, o el bastardo que lo había tratado como un maldito perro.

     —Bien. —La chica lanzó la moneda que cayó en su mano. Loki se mantuvo atento, esperando que la chica no hiciese trampa porque apenas podía mantenerse despierto. Abrió la mano y observó sorprendida.—Parece que yo gano.

     —¡No! Debes ir a un hospital, ¿Qué pasa si mueres aquí?

     —¡Maldita sea, solo llévame a tu maldita casa!

     —No con esos modales, ¿Tú madre no te enseñó el estúpido por favor y gracias?

     Loki trató de levantarse pero apenas se puso en pie, su cuerpo cayó de golpe al suelo. Anne corrió hacia él y se arrodilló a su lado. El hombre apenas respiraba, se sintió terrible por haberlo obligado a levantarse. Era una mala persona, después de todo, su padre tenía razón, seguramente debería volver a la iglesia. Lo descartó enseguida, los domingos eran sus días libres.

     —Lo siento tanto, estudié enfermería dos años, creo que puedo ser de ayuda.

     —Yo...

     No logró decir una palabra más. Anne sintió el miedo recorrerle el cuerpo, estaba aterrada, en medio de la calle con un cuerpo inconsciente. Se levantó apenas, con una mano sujeto al tipo y con la otra se pasó la mano por el hombro. No pudo levantarlo la primera vez. Si tan solo hubiese seguido yendo al gimnasio, por supuesto que podría levantar al tipo, con problemas pero le iría mejor que en ese momento. Quiso llamar a alguien pero enseguida recordó que el móvil estaba muerto. Lo único que le quedaba era llevar el tipo fuera del profundo agujero y depositarlo en su auto, que si mal no recordaba se encontraba a pocos metros del lugar.

     Fue todo un show llevarle, uno bastante estúpido. Un pie arrastrando; una mano caía y con ella el cuerpo del hombre resbalaba del suyo causándole más dificultad; el cuerpo pesado y grande encima del cuerpo de una pequeña chica que lucía tan frágil debajo de este, parecía un mal chiste en ese momento, era gracioso pero no dejaba de ser malo. A duras penas llegó al auto y lo dejó caer en la acera de golpe.

     —¡Mierda! ¡Lo siento, hombre! No lo he hecho a propósito pero si hubieses aceptado la ambulancia, no tendría que estar aquí, con tu cuerpo hecho mierda encima del mío. —Si su madre estuviera viva, ya le hubiese golpeado la cabeza por ser tan poco empática. —Ya, madre, me disculpo con el tipo.

     Abrió el auto, quitó los seguros y rápidamente regresó para abrir la puerta del asiento trasero para levantarlo. Apenas lograba mantenerlo en pie, su cuerpo se escurría en sus brazos. Un momento de molestia le bastó para empujarlo con toda su fuerza. ¿La buena noticia?, no sabía cómo lo había conseguido pero había logrado subir al cavernícola huesos pesados al auto, ¿La mala? le había hecho una gran abolladura al auto con la cabeza del hombre que apenas lanzó un gemido de dolor. Anne observó el golpe y se cubrió la boca con ambas manos.

     —¡Jesús! ¡Lo siento, lo siento!

     Era una abolladura grande y podía notar que el golpe había sido fuerte, con un poco de sangre en las esquinas era imposible no darse cuenta de lo doloroso que había resultado. El hombre tendría suerte si no lo mataba en el camino a casa. Terminó de subir los pies del hombre al auto y mordiéndose las uñas rodeó el auto para subir en el. Colocó los seguros y se recargó en el volante unos segundos antes de golpearse la cabeza con el mismo una y otra vez, el sonido no perturbó a su acompañante, ni siquiera estaba segura de que estuviera vivo. Lo observó por el retrovisor y con un largo suspiro encendió el auto.

     —Da gracias al cielo que mi maldito edificio tiene elevador o no estarías aquí.

Dear Loki ©Where stories live. Discover now