Las Hermanas de Plata Saga Eternidad I

Capitulo 10

Capitulo 10

―¿Por que te pones tan feliz?.. Solo pregunte como estabas. 

 Fueron palabras que cambiaron mi forma de pensar sobre él.

Lilibeth, estaba segura que detrás de esa mascara, se encontraba una persona honesta y buena. 

Tal ves en un principio fue mala idea conocerlo, pero ahora estaba agradecida de haberlo conocido. 

**

La semana comenzó. Todos en el castillo Aldrich, estaban muy ocupados en la boda de la mayor de los Aldrich. Como para prestarle atención a la menor. Lilibeth, como es su costumbre, se levanto antes que el sol saliera. Se desperezo y se estiro. Salio de su cama, camino  hasta su lavado donde allí siempre Denis, dejaba sus utensilios de higiene personal. Se aseo, en la tina, que ya estaba preparada. Con ayuda de Denis se dejo vestir con un cómodo atuendo que ella misma había creado. Mientras Lilibeth, se veía al espejo, aceptando el modo en como sus pechos estaban ocultos. Denis comento a sus espaldas mientras apretaba un nudo;

―¿Esta segura de esto mi señora?

―Tengo que hacerlo.

Suspiro Lilibeth.

―Si, pero recuerde que ese capitán es muy  grosero y maleducado. Le puedo contar un sin fin de historias sobre él. 

De pronto Lilibeth tubo curiosidad.

―Pensé que era conocido solo por ser la mano derecha de Michael.

Denis, aliso la falda de su ama, y se detuvo a verla en el espejo.

―¿Michael?. Así que ahora se llaman por sus nombres ¿he?

Lilibeth, abrió los ojos, apenada. 

―Somos amigos.

―Bueno. ¡Por supuesto que hay mas historias de ese capitán!. Ha dejado más de un corazón roto, pero no por utilizarlas si no, por rechazarlas. Desde que enviudo solo juega con las mujeres. Hasta algunos comentan que él, asesino a su mujer. 

Lilibeth, se giro de cara a Denis. Con el ceño fruncido.

―¡Que tontería!, se que no lo conozco lo suficiente, y no es porque me agrade. Pero, no puedes juzgar a una persona  sin conocer su  historia. 

Denis avergonzada, sintiéndose regañada agacho la cabeza.

―Lo siento señorita.

Lilibeth, no supo que le paso, pero una rabia se apodero de ella. ―"El pobre pierde a su mujer, y las personas solo piensan mal de él"―.