Yuuri Katsuki un omega, docente de la guardería y preescolar de Hasetsu acaba de terminar una relación tóxica con un extranjero. Destrozado por todo el tiempo qué pasó, su jefe y amiga Yuuko decide mandarlo a laborar a San Petersburgo donde después...
Era un día bastante hermoso en Hasetsu, el sol brillaba en todo su esplendor, el aire estaba fresco, y no hacia ni calor, ni frío. Para muchos, era un día como cualquier otro, pero Yuuri no pensaba igual, sus ojos estaban hinchados, su cabeza le dolía, sentía el cuerpo cortado y su nariz estaba roja y moquienta, cualquiera pensaría que tenía gripa el muchacho... ¡pero no! Estaba pasando por una etapa bastante dura para él, su novio, el guapísimo beta extranjero que tanto le costó conquistar por culpa de su insegura personalidad, acababa de terminar abruptamente con él
–Simplemente me cansé de ti– fueron sus palabras exactas, Yuuri al escuchar esto estaba destrozado, ¿cómo podía decir palabras tan crueles para terminar? Aunque no es como que su novio... bueno, ex novio, fuera una perita en dulce.
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Se encontraba trabajando en la guardería y preescolar, cuidando a sus niños como cualquier otro día, intentando olvidar lo que había pasado días antes, aún le dolía, sí, pero sus niños eran más importantes. Siempre le hizo ilusión tener cachorros, pero no los quería con cualquiera, se tomaba muy en serio el con quien traería descendencia al mundo, los genes eran muy importantes.
Yuko Nishigori, directora de la guardería y amiga muy cercana de Yuuri, le pidió que hablaran un momento en privado, a lo que Yuuri la siguió por un pasillo hasta la dirección de las instalaciones.
-Yuuri quiero proponerte algo, no te preocupes no es nada malo, solo que acabamos de entrar a un programa y he decidido enviarte a unas instalaciones en San Petersburgo. Es una oportunidad única y creo que te haría bien irte un tiempo y despejarte, no necesito que contestes ahora, lo puedes hacer luego, tenemos hasta dentro de un mes, pero te pediré que me avises a más tardar la siguiente semana, para empezar a hacer el intercambio y los trámites con tiempo, es mejor no dejarlo todo para después.
Yuuri estaba muy sorprendido, no quería irse y dejar a sus papás, pero sin duda era una oportunidad única y en realidad sí necesitaba un tiempo para despejarse y olvidarse de su ex, pero aún tenía que hablar con sus padres y su hermana, ¿cómo les diría aquello?
Durante cuatro días estuvo pensando mil maneras de cómo decirlo, y concluyó en que lo mejor sería solo soltarlo y ver cómo sucedían las cosas. Terminó de hacer sus deberes, esperó hasta que el papá del último niño llegara y fue a su casa, un onsen a cargo de sus padres que manejaban con ayuda de su hermana.
Llegó anunciándose como normalmente lo hacen en su país, y sus padres de igual forma le dieron la bienvenida
-Yuuri bienvenido, ya casi está la cena así que alístate y baja para cenar.
Le dijo su madre con la dulce sonrisa que la caracteriza, se dirigió a su habitación a dejar sus cosas del trabajo y salió para cenar. Aún no estaba bien seguro de cómo decirles a sus padres, pero no podía... en realidad no quería dejar ir esta oportunidad, se sentó, y mientras cenaba tomó valor para soltarlo.
