Noche en casa de Iida

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—Uraraka, ¿qué clase de broma de mal gusto es esta? —Iida estaba frente al marco de la puerta junto a Tsuyu.

—¿Broma? No Iida, no es una broma, ¿te acuerdas de Kacchan? ¿Bakugou Katsuki? Fue nuestro compañero en Yueei, en la clase 1-A. —Ochako sonreía ampliamente, aunque en el fondo sabía que todo saldría mal.

—Oh sí, claro, como voy a olvidar al tipo que te rompió el corazón. —Tenya tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados, también bloqueaba la entrada de su casa con su cuerpo.

La morena lo tenía claro, el primer día que llegó ahí, después de su pelea con el rubio, se lanzó encima de Asui a llorar, e Iida, como su mejor amigo, le tomó un gran odio a Bakugou por el hecho de tratar de la peor forma a su amiga de años.

—¿De qué hablas Cuatro Ojos? Ochako y yo estamos de lo más bien. —Katsuki tenía el ceño fruncido al igual que el chico que estaba frente a él, enfrentándolo. —Es más, mañana mismo se irá conmigo a la ciudad, no jodas. —Esta vez el rubio abrazó por los hombros a Uraraka, apegándola a él.

—¡Uwaaa! ¡¿Cómo te atreves a llamarla por su nombre?! ¡Suéltala en este instante! ¡Uraraka, ¿eso es verdad?! —A Iida se le pararon los pelos de la cabeza por el atrevimiento del rubio.

—¡Iida, no! Osea, es claro que en algún momento debo irme de aquí. —Ochako miró al suelo, le daba un poco de pena la situación.

Bakugou por otro lado no dejaba de tener una guerra de miradas con el dueño de casa, se sentía la tensión en el aire.

—Bueno, ya es tarde, no creo que deban irse con esta oscuridad, es peligroso. —Tsuyu habló. —Iida, por favor, ribbit. —La dueña de casa se puso frente al pelinegro, mirándolo con sus grandes ojos.

—Uhm, bien, pero no apoyo esto. —Tenya se fue de la puerta directo al sillón, donde tomó a su hijo menor en brazos para seguir dándole la comida.

—Uff, eso estuvo demasiado intenso. —Uraraka suspiró.

Asui sonrío y se movió para dejar pasar a Katsuki y Ochako, la morena tomó a su amiga antes de que esta fuera a la cocina para preparar la cena.

—Gracias Tsuyu, esta noche yo haré la cena para agradecértelo, ve a jugar con tus niños. —La morena sonrió y la azabache le devolvió la sonrisa antes de ir a sentarse junto a Iida. —Y tú Kacchan, me ayudarás a hacerla. —Dijo apuntando al recién nombrado.

—¿Ehhh? ¿Porqué yo? —Bakugou se apuntó a él mismo.

—Porque de alguna forma debes agradecer que te den alojo, y aparte porque cocinas muy rico. —Uraraka abrazó al rubio, casi montándose por su espalda al decir lo último.

—Uhm, bien, vamos.

—¿Sabes cuánto he extrañado tu comida? Jiji.

Ambos chicos fueron a la cocina de la acogedora casita, tomaron algunas verduras, carne y otras cosas para empezar a cocinar, mientras Katsuki pelaba una zanahoria se atrevió a preguntarle a Ochako sobre lo ocurrido al llegar ahí.

—Oi, Cara Redonda, ¿Qué fue eso que pasó cuando llegamos? ¿A qué se refería ese idiota?

—¿Eh? ¿Iida? Bueno, ustedes jamás han tenido una relación muy buena, ¿no? —Uraraka miró al rubio.

La vida no es tan malaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora