El moreno secó una leve lágrima que salía por sus ojos para luego volver a mirar la misma foto que no despegaba de su mano hacen horas. Ya habían pasado tres horas desde que le entregó aquella carta a Ignacia para que hiciera con ella lo que le viniera en ganas, pero la desperanzadora idea de que no había conseguido dársela a la castaña le carcomía su mente. Tres horas y lo único certero era de que ella ya estaría volando a Chile.
Botó un poco de aire para acariciar a su frenchie Sofía, quien estaba muy obesa puesto a que esperaba cachorritos del canino de la castaña.
-Al menos, tu me dejas algo de ella. Ven aquí. - la tomó en brazos situándola a su lado en la desolada habitación.
Miles de frases pasaban por su mente. Ido en pensamientos coloco su vista en un punto fijo, mientras acariciaba a su pequeña nena la cual podía sentir el dolor de su amo, ya que lloraba constantemente. La extrañaba. Extrañaba todos los momentos que pasaron juntos, los que soñaron y los que no alcanzaron a concretar. Tantos recuerdos que jamás escribieron. Extrañaba tanto y nada de la castaña, a la vez. Extrañaba incluso, una parte de él de esa que se estaba llendo con ella.
-¿Así que cual es tu historia? - fue una de las primeras preguntas que le hizo, mientras que ella, una completa desconocida a su vida, le sonreía desconfiada.
-Yo no tengo historia. Solo soy una enfermera en éste hospital.
-Y yo solo soy tu paciente, en éste hospital. - le respondió de vuelta, maravillado ante su perfecta sonrisa, la primera de las tantas que le gustaron.
Un segundo recuerdo se hacía presente en la triste memoria del de raíces samoana y se basaba en la incómoda despedida que tuvieron en el supermercado, luego de pactar una cita y negar de mil maneras lo que estaban comenzado a sentir.
-Adiós... aaaaahm.
-Joe.
-¡Joe! verdad. - él moreno sonrió al recordar su nervioso gesto de darle su mano.
-Nos vemos, está noche.
Tercer pensamiento en su mente a y constaba de uno de los primeros problemas que tuvieron a causa de sus malos entendidos con Eva.
-¿Qué era yo para ti? ¿La chica con la que duermes para superar tus errores?
-Tu eres como tomar aire fresco. Era como si me estuviera ahogando y me salvaste. Tu me salvaste la vida Ninoska...
Suspiró con lágrimas en los ojos, mientras revivía una y otra vez todas las locuras que cometieron juntos en un año completo de relación. Sentía pena y rabia. Ella una vez más dijo que se iría llevándose todo lo suyo consigo. Y en efecto, se fue, y se llevó todas sus cosas, todo lo que era suyo. Todo menos a él y él era suyo.
-¡Ya es suficiente! No permitiré que pases tu vida aquí. Tu hija te necesita, tu familia te necesita... - la voz del castaño se quebró inminentemente, mientras abría la puerta notando como el moreno, parecía estar muerto en el suelo. -En algún momento hay que decidirse, los muros no mantienen a los demás afuera, sino a ti adentro. La vida es un caos, somos así.
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Pídeme Que Te Quiera II.
RomanceJoseph Anoa'i un magnate de las luchas, característica principal para haber tenido a muchas mujeres comiendo de su mano. Solía poseer dos polaridades una la más escondida en él, demostraba a un atento y amoroso padre de una preciosa niña, mientras...