Tuyo

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De nuevo lo hizo, ese hombre volvió a meterse a mi cama...¡carajo! Estaba de nuevo detrás mío, completamente desnudo, solo tenía su barba puesta, se metió por debajo de mis sábanas, de cierta manera yo lo esperaba, sabía que cualquier noche regresaría a reclamar lo que consideraba de su propiedad, metío uno de sus brazos por debajo de mi cuerpo y puso su boca en mi oído, podía escuchar su respiración agitada y su enorme excitación pegada a mi piel, empezó a frotar mis pezones con sus dedos y a recorrer mi espalda con su lengua ardiendo, ¡maldito! Como podía dominarme de esa manera, abrió mis piernas y quiso castigarme un poco, colocó una de sus piernas en medio de las mías, sentía que mis ganas se estaban saliendo y me corrían por mis muslos, él como en forma de seguir con el castigo intodució sus dos dedos dentro de mí, solo se escucharon mis gemidos y un chisquido donde chocaron la humedad con sus dedos, el muy descarado me preguntó ¿Me esperabas, por eso estabas desnuda y con el perfume que me vuelve loco? Le respondí que conocía sus instintos y sabía que volvería a saciarse de mi, me apretó fuerte, mordío mi espalda, me dío un par de nalgadas y me dijo en tono de amenaza:
"Esta noche no vine a follarte, vine a que me follaras tú hasta el amanecer"
Bastó escuchar esas palabras para obedecer a mi hombre, a mi macho, dí una vuelta hacia él, lo besé con tanta hambre y me subí sobre su cuerpo, me esperaba una larga noche entre esa boca y sus piernas...

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