Amor y amuletos

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Dos meses habían transcurrido desde la muerte de mi padre, mamá iba a visitarlo a diario durante las mañanas, yo había conseguido un empleo de tiempo completo en una tienda cercana a la cafetería que solía frecuentar, encontraba humillante el hecho de pasar de ser un policía a ser ahora un abarrotero, pero que más podía esperar, no iba a la escuela y ya no me querían en la estación, no sabía hacer nada más, eso de cierto modo me entristecía y me ponía ansioso, no podía trabajar toda mi vida aquí, era cansado, limpiar estantes, acomodar mercancía, estar en caja, limpiar pisos Pff, que miseria, había pesando muchas veces en volver a dibujar, en quizá dedicarme a algo artístico, pero volvía a lo mismo, no tenía ninguna clase de experiencia ni tampoco me había esforzado en pulir todo ese potencial, estaba varado en este sitio, el cual me tenía triste y amargado, Myungsoo venía seguido a visitarme, me traía comida, cosa que molestaba a Sungkyu pues desde que habían encontrado el cuerpo de Woohyun con la garganta mutilada en el frondoso bosque-el cual una pequeña parte daba cerca a la casa de Kim-, alegaba histérico que le veía de forma extraña en la escuela, Sungkyu estaba mas que deprimido, ya casi no lo veía, a veces venía a traerme comida casera, siempre con ese semblante triste y apagado, amaba a ese muchacho, yo lo sabía, los había visto, y a pesar de que él siempre le reprochó su fascinación a lo mágico y místico, era él quien conservaba ahora con amor todos y cada uno de los libros y escritos de su difunto novio. Nadie osaba pararse siquiera cerca del cementerio, a excepción claro, de mi madre, la cual se encontraba envuelta en una profunda melancolía que acompañaba con nada más y nada menos que alcohol. Pensar en ella me frustraba, odiaba no poder cuidarla, odiaba dejarla sola en casa, pero, ¿que podía hacer?, alguien tenía que trabajar, un suspiro lleno de pesadez escapó de mis labios, mis brazos dolían de tanto acomodar mercancía en los estantes superiores, el dueño alegaba que mi altura ayudaba a acomodar todo esto, las luces parpadeaban en la tienda, el sonido de los autos era lo único audible a esas horas y el frío y molesto aire entraba voraz por las puertas de cristal, corriendo cual caballos desbocados por los pasillos, buscando a quien helarle los huesos en el trayecto.

-Bien, vámonos a casa.

Cerré mis ojos aliviado, moví mis brazos en círculos tratando de revivir mis atrofiadas articulaciones, caminando a paso lento por el pasillo hasta que de pronto un olor putrefacto invadió mis fosas nasales, instintivamente giré mi cabeza hacia la parte de atrás, creyendo que el olor quizá viniese del congelador en el que se guardaba la carne, posiblemente estaba desconectado. Me saque el polvoriento y rojo delantal con el logo de la tienda, colgándolo en el perchero de la parte trasera, corrí las cortinas plásticas con cuidado y observé el congelador, el sonido del motor se encontraba constante, la luz saliente de los estantes me indicaban que todo estaba bien, por lo que rasque mi nuca confundido y llevé mis manos a mi cadera, un suave sollozo apenas audible debido al ruido del congelador llamó mi atención, giré una vez más en dirección a la entrada, y nada, estaba ya a punto de salir del sitio cuando un sonoro y chirriante sonido se hacía presente en el vidrio de alguno de los congeladores, un nudo se formó en mi garganta conforme lentamente volvía la mirada hacia estos, observando aquella lánguida y funesta presencia recargada contra el vidrio, sosteniendo en una de sus manos el camafeo, el cual chirriaba ante el contacto con el vidrio, mis dientes chirriaron de miedo, pero decidido a resolver la constante y extraña aparición y desaparición de aquel inmundo collar en mi vida, me acerqué y le tomé de los hombros, girándole para quedar de cara a él.

-Eres tú, tú pones ese collar en mi ropa, en mis cosas, ¡basta!, ¡deja de jugar conmigo!

Jungkook me observaba inerte, dejándose zangolotear por mí de forma brusca.

-¿Que quieres?

Y como si hubiese preguntado lo que él deseaba, pegó su helada frente a la mía y susurró.

Neblina. (Myungyeol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora