Una Princesa en Hogwarts

Parte 64

EL DÍA HABÍA EMPEZADO DE UNA MANERA MUY DIVERTIDA: sus compañeras y nuevas amigas habían decidido que la mejor manera de despertarla en su decimoctavo cumpleaños era con el hechizo de aguamenti, haciendo que estuviera desorientada por unos momentos al estar secando su cama y su cabello; pero cuando se dio cuenta de que era su cumpleaños, sus amigas se dejaron caer encima de ella cantándole "cumpleaños feliz" y buscando los regalos que cada una le había hecho. Recibió varios libros de lectura y dulces por parte de ellas, decidió guardar los presentes en su baúl y bajar con ellas al desayuno; en el gran comedor fue recibida por varias felicitaciones de varios de sus nuevos amigos y sobre todo por su mejor amiga, quien la jalo para que comieran juntas en la mesa de Slytherin.

—¡Feliz cumpleaños! — saco de su mochila un pequeño pastel —Te lo manda mi madre.

—Muchas gracias Astoria, no debieron molestarse— le dijo dándole una probada.

—Sabes que a mi madre le encanta cocinar— le restó importancia, sirviéndose un poco de las tostadas que había en frente de ellas —Aparte, está aprendiendo los platillos de su yerno favorito para quedar bien con su familia— Penélope le dio la razón, sabía que los españoles eran muy orgullosos de sus platillos como lo era la familia de su guardián —Mi regalo no me ha llegado, pero estoy segura de que será el mejor regalo que te darán en este día— la princesa le dio un corto abrazo para continuar con su rutina de cada día. Las lechuzas llegaron con varios regalos de sus amigos que ya no estaban en el colegio, como Pansy o Blaise, los gemelos Weasley o incluso de Narcissa Malfoy; cuando ya se iban del comedor, llego una lechuza que conocía mucho y con las mejillas rojas guardo rápidamente el regalo y la carta que leería más tarde.

Las clases se habían tornado más difíciles desde el inicio del año por la única razón de que este año se graduarían y se tendrían que realizar los EXTASIS al final del año, pero gracias a su nuevo grupo de amigas, el tiempo de estudio se había hecho más divertido y todas eran las mejores de las clases, aunque Hermione siempre les ganaba por su experiencia de lidiar con los problemas de su mejor amigo Harry Potter.

Caminaba junto a Astoria, donde ambas se burlaban de los hombres que llevaban varios días intentando invitar a salir a la pequeña de los Greengrass, pero su corazón le pertenecía a otro hombre.

—Pensé que iríamos a tu sala común— le dijo la princesa al ver que se dirigían a la torre de Ravenclaw.

—Mi deber simplemente era distraerte saliendo de la última clase— alzo los hombros, restándole importancia —Debo decir que todo fue mi idea, pero Valeria fue quien me ayudo a organizar todo.

—¿De qué estás hablando? — Penélope dijo la respuesta del acertijo que la estatua le pedía anteriormente, sin dejar de mirar a su amiga que tenía una sonrisa divertida.

—¡SORPRESA! — gritaron varias personas dentro de la sala común, la princesa se había dado cuenta de que no solamente estaban sus amigos de Ravenclaw, también estaban sus amigos de otras casas dentro del lugar.

—¡Muchas gracias! — les dijo a todos con una sonrisa, después se giró para abrazar a su amiga, entendiendo que no quería que sus dieciocho años fueran desperdiciados estudiando para los exámenes.

—Los bocadillos están cerca de la chimenea— le dijo Ginny, que estaba cerca de ellas dos —Y lo más importante Sofía, las bebidas alcohólicas que conseguimos las tengo escondidas porque no quería que se acabaran tan rápido.

Ginny le tomo la mano para arrastrarla donde estaba todas las bebidas guardadas, haciendo que todos los presentes fueran hacia ellas para empezar la fiesta en honor a la cumpleañera. Sofía se fue con su amiga una vez que había conseguido su bebida y con el consejo que le dio Astoria, decidió que era momento de dejarse llevar por una noche.

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Penélope sintió un dolor insoportable en su cabeza al momento que quiso levantarse, sus compañeras estaban haciendo un escándalo al prepararse para el día de escuela; todo giraba al momento de abrir los ojos y sintió unas náuseas, sin embargo, no alcanzo a llegar a los baños, haciendo que sus compañeras realizaran unos hechizos: invocar una cubeta y limpiar lo que la princesa había deshecho hace unos momentos.

—Vaya que te divertiste mucho en tu cumpleaños— dijo riendo una, metiéndola de nuevo en su cama.

—¿Qué...? — solo pudo vocalizar, ya que nuevamente sintió náuseas —¿Qué me está pasando? 

—Estás borracha— dijeron divertidas todas —Se le llama resaca.

—Será mejor que no vengas a clases hoy— rio un poco Paulette —No creo que pudieras, aunque quisieras.

—Pero...

—Hazle caso, ella es la que tiene más experiencia en estas cosas— Marian se ganó un golpe por parte de su amiga castaña —Después te prestaré mis apuntes, no te preocupes por eso.

—Eres muy amable— le dijo hechizando las cortinas para que no dejaran entrar la luz del sol y decidiendo que lo mejor en ese momento, era volver a dormir.