2.- Trabajo en equipo

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—¿No están emocionados, chicos?

—Eres el único que está emocionado, Eros.

—Jack, no puedes decir eso cuando eres el único que tiene la bandera del edificio de exposiciones.

—Hiccup, la envidia no es buena.

—¡No te tengo envidia!

Rapunzel sonrió al ver que los niños parecían más alegres ahora que también estaba Jackson, el hermano gemelo de Jack, y Eros, el vecino de los hermanos, que ahora discutían sobre quien debía llevar la bandera y ninguno parecía ganar la discusión.

—Bien, si no la llevo yo, la va a llevar Hic— Jack lanzó la bandera a donde el castaño apenas pudo tomarla sin tirarla.

—¡Eso no es justo! ¡Es igual a si te la quedas porque son equipo!

—¡Niños! Si no bajan los vamos a dejar en el autobús y se van a perder el tour.

Y por arte de magia, la discusión de los pequeños se terminó con la horrible amenaza que su profesora les soltaba como una bomba. Corrieron lo más rápido que pudieron sin caerse, alcanzando al grupo formado por su salón y caminaron en orden durante los primeros cinco minutos del recorrido, antes de que la zona interactiva de experimentos los atrajera como imán al metal y no tardaron en separarse del grupo con uno de los supervisores cuidándolos de lejos.

—¡Miren esto! — Jackson señaló la bicicleta que tenía una escala de focos frente a ella y un letrero que dejaba las reglas de funcionamiento más claras que el agua —¡Tenemos que pedalear para generar energía!

—¡Como lo que hicieron con Frankenstein! — Hiccup se puso en el pedal izquierdo y Merida en el derecho, ambos comenzando a mover los pedales con sus manos lo más rápido que podían mientras Rapunzel se subía al asiento y ponía las suyas en el manubrio en un intento de transmitirle su energía al aparato como en las películas.

—¡Miren eso de allá!

Hiccup dejó de mover el pedal cuando aceptó la derrota de sólo encender un foco y señaló en dirección a un juego que tenía una explicación del proceso que llevaban los minerales, donde podían tomar cascos, palas y adentrarse en un elevador que los llevaría a tierras bajas donde se encontraban los tesoros.

—¡Vamos! ¡Las riquezas nos esperan! — Jack corrió junto a sus amigos, todos apoderándose de los cascos y sólo Merida, Jackson y Eros alcanzando una pala de plástico para trabajar. Llegaron a donde estaba el elevador y su guía, una joven que llevaba casco igual que ellos, y les abría las puertas mientras iba hablando sobre la profundidad de la tierra, las precauciones que debían tomar y el trabajo arduo que realizaba la gente para procesar las piedras en energía o algo así.

Al llegar, se dividieron en equipos. Merida y Rapunzel estaban a cargo de echar el carbón en la enorme caja de proceso, Jack y Hiccup se ocupaban de las palancas que subían las piedras y Jackson y Eros se encargaban de palear el producto a una canastilla que iría al exterior.

Claro que nada terminó como esperaban cuando Jackson le prestó su pala a Rapunzel y por hacerse el valiente tomó las rocas hirviendo, le dio un coma y murió. A Eros le tomó varias cachetadas poder revivir a su amigo para que todos pudieran evacuar la planta y dejar el material de plástico en el estante de donde lo habían agarrado.

Jardín de niñosWhere stories live. Discover now