Bajo el muerdago I-II

9.9K 429 62
                                    

Este especial de navidad cuenta de dos partes, la próxima será subida en breves días.

Derek propietario, 24 años.
Stiles empleado doméstico, 18 años.

—Siempre tan ocupado— Murmuró el pequeño de recién dieciocho años cumplidos. Trabajaba en la casa del multimillonario y guapo Derek Hale hacía ya un tiempo. Su piel variaba entre tonos blancos y rosados, cubierta por pequeños lunares. Casi esparcidos estratégicamente para que las personas no puediesen quitar la vista de aquellos. Stiles era un muchacho dulce y tranquilo, podía estar limpiando toda la mañana sin pronunciar palabra alguna. Le gustaba leer, la danza clásica y pasar el rato con su jefe que por cierto estaba bastante bien. Su jefe era de esos tipos serios pero con un corazón agradable. Stiles solía creer que tenía un alma vieja, es decir como de alguien mayor. Porque a pesar que Derek tenía veinticuatro años, prefería muchas cosas diferentes que el resto de jóvenes de su edad. Le gustaba quedarse en la mansión, arreglar las plantas, tomar té e ir a museos. Esas también eran razones de porque no tenía pareja estable. La mayoría de personas que anduvieron con él al tiempo se aburrían y lo dejaban.

—Soy arquitecto Stiles, no payaso.— Le respondió seco pero sin la intención de hacerle sentir mal. Se encontraba muy concentrado en sus papeles.
—Lo sé, es que a veces me aburro un poco sin oírlo, usted tiene una hermosa voz.— Susurró moviendo el plumero por una estantería. Joder su jefe le parecía tan perfecto, estaba muy enamorado. Soñaba con casarse con él y tener muchos hijos.
—Por favor. sabes que no soy buen conversador— Replicó terminando con los documentos. Cerró su carpeta y giró sobre las silla de ruedas quedando con vista hacia el menor. Le atraía bastante Stiles pero se sentía mal por aquello, se llevaban seis años.
—Oh no digas eso— Alzó sus talones quedando en puntas de pie para llegar al estante más alto —Hablas de temas interesantes como...— Murmuró, la verdad Derek hablaba de temas bastante aburridos —que personas merecen el premio Nobel de literatura.— El mayor soltó un suspiro ante esa respuesta, de verdad sonaba como alguien aburrido.
Stiles al notar esto dejo de limpiar y dió una media vuelta para ver a su jefe desde donde estaba.
—Derek eres una persona única, me encantas tal cual eres— Musitó, un calor ya recorría su cuello. Que vergüenza. Su jefe hizo presión con los labios, si Stiles seguía diciendo cosas tan lindas se lo comería a besos.
—Gracias pequeño, es muy tierno lo que dices— Susurró sin ser capaz de mirarlo a los ojos por lo feliz que estaba, Stiles siempre lo animaba. —¿Quieres empezar a decorar la mansión?— Cada navidad lo hacían juntos, esta ya era la segunda.
—Por supuesto— Asintió con la cabeza repetidas veces. —Traigo las cajas— Antes de poder dar un paso Derek se levantó de su silla.
—Yo te ayudo— Algo sorprendido el menor asintió, generalmente era él el que hacía el trabajo pesado y luego su jefe colocaba una que otra decoración en el árbol.
Subieron unas escaleras hasta llegar al ático, estaba cubierto de polvo y la madera ya rechinaba. Un pequeño ventanal dejaba paso a la luz del mediodía, Stiles se acercó a este para ver el cielo. Los rayos del sol chocaban contra su rostro haciendo relucir sus ojos ambarinos.
Derek lo miraba con deseo, tenía los puños cerrados y se mordía el labio inferior.
—¿Comenzamos jefe?— Susurró el pequeño sin quitar la vista del ventanal.
—Claro— Farfulló en forma de respuesta.

Poco a poco fueron retirando las cajas llenas de decoraciones, quedaba una última en el fondo. Probablemente no la quitarían, había unos muebles viejos y se complicaba al pasar.
—Olvidemosnos de esa, ninguno quepe en ese espacio— Musitó el mayor y mierda si supiera lo que pasaría ahora tal vez ni lo hubiese dicho.
—No, yo entro se lo aseguro jefe— Afirmó Stiles antes de agacharse y meterse entre los muebles para alcanzar la caja. Derek preocupado de que se pudiese lastimar lo tomo de la cintura pegando su ahora erección contra el trasero del menor.
—De-Derek— Gimoteó su empleado al sentir el roze inadecuado, esto estaba mal. Ninguno de los dos comentó algo más. Un pequeño movimiento comenzó a surgir. ¡Stiles se estaba frotando contra el pene de su jefe!
Todo estaba en absoluto silencio a excepción de los jadeos que brotaban de sus labios. Cada vez el ritmo aumentaba, ninguno podía parar. Derek lo sujetaba firme del trasero y se apoyaba aún más, la ropa era algo molesta pero también lo hacía más excitante. Frotándose en el ático jefe y empleado.
—¡Ouh, uh si!— Gimió Stiles, había llevado una mano a su entrepierna casi apretándola.
—Dios nene, ya casi, oh— Estos gemidos habían salido bastante más altos en comparación del resto, la voz ronca era tan excitante. Derek detuvo a Stiles para empezar a moverlo como quería, chocándolo una y otra vez contra su miembro simulando que lo embestía. El aire se había vuelto denso y caluroso, no era del todo romántico. Tenían que parar si querían recordar ese momento tan caliente el resto de su vida.
—Escucha Stiles, vete a mi habitación y desnúdate. Te lo ordeno como tu jefe así que obedéceme.— Musitó firme, al fin podría cumplir sus deseos lujuriosos con el menor, al fin podría hacer suyo ese hermoso cuerpo juvenil.
Su empleado asintió, una emoción le recorría el cuerpo, ¡Derek se lo follaría duro! No podía estar más feliz, el mejor regalo de navidad. A paso rápido salió del ático mientras iba quitándose el suéter, joder encima le gustaban los hombres mayores. Siempre se sintió mal toda su vida por aquello, su madre lo obligaba a rezar y hasta a veces terminaba llorando. Pero por favor, ya cumplió dieciocho y la diferencia que tenía con su jefe no era tanta.

Al llegar al dormitorio se quitó cada prenda, su cuerpo se veía tan novato. No tenía idea de cómo se sentiría tener relaciones con un hombre, es decir había visto mucho porno gay pero su virginidad la perdió con una mujer. Decidió sentarse en la cama para calmar sus nervios.
La puerta se abrió dejando ver a Derek Hale, el ojiverde solo vestía unos boxers y tenía una especie de látigo en la mano.
—Prepárate pequeño, te daré con todo lo que me hiciste aguantar.—

Sterek One Shots. [+18]Where stories live. Discover now