cero

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Carla y Antonella corrían por el patio de su casa, jugaban a perseguirse entre ellas pero ninguna se atrevía a tocar a la otra porque sabían que podía recibir una tocada antes de darla.

Las niñas se cansaron de correr y terminaron recostadas en el pasto de la gran casa que sus padres habían construido con mucho esfuerzo, tenían muchísimos privilegios al ser hijas de personas reconocidas pero tampoco les importaba demasiado, eran tan solo unas niñas de seis años.

Lo único en lo que se preocupaban era en si Papá Noel les obsequiaba lo que querían o si su madre les había puesto sus vestidos favoritos, obviamente iguales para ambas aunque de colores distintos.

Sus padres siempre habían anhleado tener gemelas y como no se les había dado eso, de alguna u otra forma querían vivirlo. Por esa razón siempre las vestían y peinaban iguales.

- Carla ¿me prometes algo? -preguntó Antonella mirándola.

- Mamá dice que no prometa cosas que no pueda cumplir.. -respondió la castaña mirando seriamente a su hermana.

- No es difícil de cumplir, tonta.

- ¡Le voy a acusar a mamá que me dijiste tonta! -dijo Carla comenzando una pelea.

- ¡Pero si te lo dije en chiste! ¡no le digas nada!

- Bueno. -respondió no muy segura.

- Ahora la promesa.

- ¿Qué te prometo?

- Prometeme que nunca me robaras a mi novio.

- ¿Qué novio? ¿Pepito? Es horrible, wacala. -preguntó Carla para después sacar la lengua en gesto de asco.

- ¡No hablaba de él!

- Pero te gusta lalala.

- ¡Callate mosoca! -gritó Antonella tapando la boca de su hermana quién no paraba de reír.

- Se dice mocosa ¡tonta!

- Prometelo.

- Lo prometo.

Carla le había prometido no meterse con el novio de su hermana, lo habían sellado con un escupitajo en sus manos y estrechando las mismas. Si hubieran sabido que aquella promesa se romperia, jamás hubiera prometido en vano.

Desearás al hombre de tu hermana {Paulo Dybala}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora