Fragmento III

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Una gota cayó sobre su rostro se fue mezclando con sus lágrimas, bajó por su barbilla y termino en la punta de su zapato, que cuando llegó estaban blancos como el marfil y ahora que llueve están negros, así tal y como debe estar su corazón de tanto dolor. 

Mira al cielo queriendo gritar, y dar de patadas a las gotas de lluvia que cada vez caen con más fuerza, pero lo único que hace es llorar, quién sabe si es de rabia, de dolor, se siente el ser más débil que pueda haber, quiere seguir caminando, pero las fuerzas ya no le alcanzan, más lágrimas se deslizan por su rostro terso casi como una muñeca de porcelana, ahora convertido en un rostro con manchas de rimel barato, que pudo comprar por ahí, para al menos, llegar presentable y arruinar su maravillosa hermosura con lágrimas negras que se mezclan con las gotas de lluvia. 

Sabe que debería ser más fuerte, pero si eso fuera fácil ella ya lo sería. Ya no puede ocultar su dolor, quiere acurrucarse, volverse pequeña, hacerse un novillo y que la lluvia siga cayendo, como arropándola, quiere saber que no está llorando sola, que el cielo la acompaña en su dolor.

La escucho decir "hoy hace un día muy triste, mamá, quiero quedarme contigo", y de pronto alguien la interrumpe, diciéndole que ya es hora de dejarle, de que siga caminando, tiempo de que se seque las lágrimas, y de entender que esas cosas pasan, que las personas la mayoría de veces se van antes de tiempo, y ya es hora de aprender a llevarlas en el corazón.

Fragmentos  de una chica cualquiera, para leer tomando una taza de café.Where stories live. Discover now