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Todo lo que el japonés escuchaba eran susurros lejanos, como si él estuviera a metros de distancia, escuchando débilmente todo lo que los demás decían.

Frunció el entrecejo varias veces, intentando despertar para escuchar mejor lo que todos decían en torno a él. Finalmente, abrió un poco los ojos, viendo algunas sombras. Fue entonces cuando notó que no llevaba sus gafas.

—Estoy muy preocupado, ¿no deberíamos llamar ya?

—Aún no, Vitya.

—Es como si estuviera dormido, Víctor. Él va a estar bien. —Escuchó a Yurio y lo divisó, estaba agitando los brazos desesperadamente.

— ¿Pero qué fue lo que pasó, Yura? —Esta vez, preguntó una preocupada voz femenina. Parecía ser de Lilia; la entrenadora, por así decirlo, de Yurio.

—Se desmayó, pero luego te explico, no puedo decírtelo aquí.

—Qué bueno que llegué a tiempo, podría haberse golpeado fuerte la cabeza si no llego para sostenerlo. —Sintió un murmullo, esta vez la voz pertenecía a Víctor. Pudo verlo un poco, fuera de la habitación, el albino caminaba de lado a lado, se veía muy alterado. — ¿Creen que se despierte?

—No se golpeó en ningún lado, ahora mismo es como si estuviera durmiendo. Ya te lo dije. —Mencionó Yurio, quien tenía sus manos en sus caderas y la cabeza gacha, como si estuviera pensando.
—Quiero quedarme con Víctor a solas hasta que Katsudon despierte. ¿Si? —Dijo el rubio.

—Está bien. Si pasa algo, avisen.

El japonés escuchó unos pasos alejarse, y ahora escuchaba las otras voces más cercanas que antes. Volvió a cerrar los ojos, se sentía muy cansado.

Pudo oír unos susurros y luego sintió que alguien se acercaba a él; pero no abrió los ojos, no quería ver la cegadora luz del día todavía.

—Yuri, me tienes preocupado. Despierta por favor, no quiero que nada malo te haya pasado. No de nuevo. —Percibió un susurro muy cerca de su oído, este era de Víctor, quien estaba casi sobre él.

—Hablarle no va a funcionar, viejo. No sé cuando despierte, pero espero que lo haga pronto, porque si no tendremos que ir al hospital y-

—No quiero pensar en eso, cállate. —La voz del mayor sonó ruda. Era muy diferente a la normal, ese tono de voz era desconocido para el moreno, pero le gustaba. —Hay que pensar que va a despertarse y estará bien. ¿Si?

—Sí, como tú digas.

Yuri sintió algo cálido rozar sus mejillas, una mano. Le estaban acariciando.

—Despierta, por favor.

El albino se acercó al japonés y depositó un pequeño beso en su frente, el cual sintió como un pequeño toque, tan delicado y suave que ni si quiera se sintió como un beso. Como, ahora que lo recordaba, uno de los tantos que había recibido de él.

—Ví... ¿Víctor?... —El japonés murmuró, removiéndose un poco de su lugar, abriendo los ojos otra vez, aún cansado.

— ¡Cerdo!

— ¡Estás despierto! —Pudo ver la sonrisa de corazón de su entrenador, lo cual indicaba que estaba sumamente feliz. El albino le abrazó con cuidado de no aplastarlo y el japonés le devolvió el abrazo.

— ¿Qué me pasó? —Preguntó el japonés una vez despierto. Casi se levantó, pero el rubio y el albino lo empujaron suavemente para que volviera a quedarse en su sitio.

— ¡No, no, no!

— ¡Quédate ahí, Katsudon!

— ¿Qué? ¿Por qué?... —Volvió a cuestionar en un susurro. Aún se sentía bastante extraño.

Memorias De Nuestro Pasado. ➸Victuri/ CanceladaWhere stories live. Discover now