Día uno

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Eran las ocho treinta de la mañana, Oliver caminaba despreocupado por las calles de la ciudad, muchas personas pasaban por su lado yendo a sus trabajos o escuela, en cambio él –que debería de ir a su trabajo también– buscaba aquella cafetería que Thea le había recomendado insistentemente desde hace días, su hermana podía llegar a ser demasiado persuasiva, él no tenía mucha resistencia contra ella, después de toda era la bebé de la familia; Oliver termino por aceptar tomar un café por mañana con la menor.

Cuando al fin visualizo el establecimiento de café, con el original nombre de "Rayo rojo", se acercó con una mueca en su rostro. Miro por los grandes ventanales hacia el interior, buscando la cabellera corta de su hermana. Soltó un suspiro pesado cuando no la vio por ningún lado, a pesar de ello entro al lugar. Camino mientras texteaba algunos regaños contra Thea, que lo tendría, vaya a saber dios cuanto tiempo esperando. Su mirada se despegó del aparato cuando un ardor se instaló en su pecho.

—¡Oh por dios!— Aquel grito hizo que Oliver bajara su vista a la empapada camisa blanca, ahora chorrada de café, su ceño se juntó por completo, algo –muy– enojado— ¡Lo siento, señor... Realmente no lo vi...!

—Mejor quítate, ni...— Oliver cerró la boca al por fin posar su vista en aquel mesero. El castaño temblaba impaciente y asustado por la repentina mirada penetrante de Queen.

—Pu-puedo prestarle una camisa y... Se puede cambiar, también le puedo lavar la que trae puesta... ¡En serio, lo siento mucho!— El castaño puchereo, Oliver sonrió de medio lado, olvidando por completo el enojó que ahora remplazado por ternura que le causó el mesero.

—Sólo tráeme un café americano, niño— Dijo con cierta gracia en su voz por todas las expresiones nerviosas del contrario.

—¿Seguro, señor?, Puedo hacer lo que quiera...— Algunas miradas de clientes se posaban en la escena que se llevaba en el centro del establecimiento, solo logrando que el mesero se sonrojase más y el nervio por el hombre atractivo frente a él aumentaran. Oliver sólo asintió a las palabras del menor, segundos después el contrario sonrió apenado y regreso a la cocina apresurado.

Queen tomo lugar en una mesa en el fondo, una sonrisa en su rostro y en el olvido su camisa mojada por el café, incluso olvido que realmente esperaba a Thea, el mesero con sonrisa nerviosa invadió su cabeza por completo.

Café por la mañana |Olivarry|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora