[Capítulo 13]

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Maratón 1/3

Nos pusimos en marcha, después de que mi supuesto novio entrara al auto y le diera la dirección al chofer.

-Tienes unos padres agradables. -Comento para interrumpir el incomodo silencio.

-Eso lo dices por que aún no los conoces lo suficiente. -Contestó sin voltear a verme.

-¿Por qué lo dices? -No podía creer que tuviera tan mala relación con ellos.

-Pues, por que mi padre cambió mucho desde que se casó con esa mujer. No hace más que compararme con el inepto de mi hermano.

-¿Cómo era cuando tu madre vivía? -Al segundo que hice esa pregunta se le ensombreció la mirada- Perdón, no debí preguntar.

-Él era diferente, afectuoso, tanto con mi madre como conmigo. El día que el cáncer me la arrebató, también se llevó una parte de nosotros con ella. Comencé a verlo menos tiempo en casa ya que se refugiaba en el trabajo y yo pasaba días solo con la señora Northon.
Luego de un año apareció Marcela junto a Fernando, ahí comenzaron las comparaciones. Trataba de ser el mejor en todo lo que hacía, pero a él no parecía alcanzarle. -Yo no podía creer aún que un padre hiciera eso con su propio hijo.

-¿Y Marcela? Ella parece quererte como a un hijo.

-Ella llegó creyendo poder ocupar un lugar que no le corresponde. se puede haber casado con mi padre, pero jamás ocupará su lugar.

Podía entender lo que sentía, pues había perdido a mis padres cuando yo aún era chica. Los señores Donovan me habían adoptado y dado su amor, jamás intentaron ocupar el lugar de mis padres, sino que supieron darme mi espacio y con el tiempo llegué a tomarles cariño y hoy en día los llamo papás por que fueron los que estuvieron conmigo en el momento más difícil de mi vida.

Después de nuestro recorrido en silencio, llegamos al restaurante donde sería la reunión. Apenas descendimos del auto, me apoyó su mano en mi espalda generando calor allí donde la tenía apoyada.
Al entrar, Estefan fue directo a la mesa ocupada íntegramente por hombres.

-Buen día Alvarado. -Saludó un hombre entrado en edad- ¿Quién es esta preciosura? -preguntó con una sonrisa coqueta mientras tomaba una de mis manos y le plantaba un beso en el dorso.

-Buen día Malcom. -Respondió Estefan con cara de pocos amigos- Ella es Maite Green es mi novia y mi secretaria.

-Oh, retiro mis palabras entonces. -Contestó el hombre liberando mi mano y forzando una sonrisa al darse cuenta que Estefan no estaba jugando.

Una vez que me presentó al resto de los directores, la reunión dio comienzo, tomé asiento al lado de Estefan y este durante toda la reunión sostuvo su mano entrelazada a la mía en gesto posesivo.
Mientras escuchaba lo que exponía uno de los directores, inconscientemente comenzó a acariciarme la palma de la mano, lo que provocó que miles de terminaciones nerviosas se activaran y un calor recorriera mi brazo. Debió pasarle lo mismo ya que dejó de hacerlo y volvió a posar su mano sobre la mía.

Cada tanto podía observar como lanzaba miradas posesivas a todo aquel que se me quedaba viendo.

La reunión pareció pasar lenta ya que hablaban de negocios y yo no entendía nada. Luego de un rato más, terminó. Después de despedirnos, pagamos la cuenta y salimos del restaurante.

-¿Estas bien? -Le pregunto al subir al auto y ver que aún estaba serio.

-Si, es solo que no me gusta que miren lo que es mio. -Contestó serio.

Lo miré fijamente- ¿Tuya? Mira, no soy una persona que sale con hombres que podrían ser mis abuelos, pero te recuerdo que no soy de tu propiedad.

-Te recuerdo que el contrato que firmaste dice que estás de acuerdo a ser mi novia por un año, por lo tanto no voy a permitir que ningún hombre te mire sin que sufra ninguna consecuencia.

-Sé lo que firmé, y en ningún lado dice que eres mi dueño. Y no soy tu novia real. Te recuerdo que estamos fingiendo serlo, solo soy tu secretaria.

-Atrevete a salir con uno de esos viejos y lo hecho de la empresa.

-Tú no harías eso. -Claro que no lo haría.

-Pruebame. -Era imposible discutir con él, actuaba igual que un cavernícola.

-Eres un cav... -No pude terminar la frase ya que me calló dándome un beso. Al separarse me dejó muda.

-Así está mucho mejor. -Dijo una vez que se apartó- Entiende que en lo que dura el contrato, no voy a dejar que me engañes y menos con uno de los directores de mi empresa.

Y sin que pudiera decir nada más, volvimos a la oficina.

Contrato con un demonio.® Parte I,✔Where stories live. Discover now