Prólogo

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NOTA DE LA AUTORA: (2020) holi, vuelvo a subir esta historia a pedido del público (wea que tenía que llegar el COVID19 para que yo subiera mis fics). Han pasado muuuuchos años desde esta fanfic, así que he editado un poquito mi redacción, espero que para bien (?), pero la historia en esencia es la misma. Disfrútenla, sé que es la fav de varias, y se los agradezco caleta. Besitos, bye.

PD: no sean tan haters, ke les pasa, si Lucinda es un nombre terrible de lindo.

***

Una y treinta de la madrugada. Solté un suspiro tras ver la hora y bajar del ascensor, nuevamente otra jornada laboral donde me había tenido que quedar hasta más tarde de lo normal. Ese era el precio que tenía que pagar por ser el último programa que se transmitía durante la noche en la radio. ¿Pero cómo podría haberme negado? Justamente la idea de mi programa, así como la razón de ser de su horario, era permitirle a la gente desahogarse libremente, y si justamente era por eso que las conversaciones se alargaban, pues no había tampoco nada más que hacer.

Al fin y al cabo, tampoco era como si hubiese alguien esperándome en casa. Después de todo, ya iban tres días desde que mi novio había desaparecido del mapa. Ni una señal de vida durante 72 horas. Los mensajes de Whatsapp habían sido evidentemente ignorados, así también como las repetidas llamadas. Tampoco me preocupaba demasiado, ya era parte de mi rutina que cada par de semanas Christopher se esfumara sin dignarse a dar aviso.

Las primeras veces que esto ocurrió, por supuesto que me alteré, pero con el pasar del tiempo, se volvió una discusión casi rutinaria, que lo único que conseguía era desgastarme. Sencillamente no podía con mi novio, era incorregible.

Entré al silencioso departamento, dejé mis llaves en la mesita de la entrada y me dirigí a la cocina para servirme un vaso de agua, apoyándome de un mueble mientras oía el sonido de la lluvia contra los ventanales del lugar. Sin embargo, el silencio no duró demasiado. No pasó mucho rato hasta que, en medio de la oscuridad, llegó a mis oídos el sonido de una suerte de respiración... O más bien, un jadeo... O en realidad, parecían ser dos jadeos diferentes.

Me alarmé sin procesar bien lo que ocurría, y empecé a caminar en medio de la oscuridad hacia la habitación matrimonial que compartíamos con Chris, percatándome de cómo a medida que me acercaba, el volumen de las respiraciones iba aumentando.

Llegué a la puerta de nuestro cuarto, la cual permanecía completamente. cerrada. Tuve que detenerme un segundo antes de atreverme a abrirla, procesándolo todo. Absolutamente todo.

Tuve que cubrir mi boca con mis manos, tratando de reprimir un grito con ello. No necesitaba verlo para saber qué diablos me iba a encontrar ahí dentro. La pregunta del millón era: ¿Me atrevería a verlo?

Respiré profundamente, a sabiendas de que no iba a quedarme ahí dándoles tiempo de terminar el espectáculo. Finalmente, no sé de cómo rayos lo hice, pero me armé de fuerza y valor como para abrir de golpe la puerta, entrando a la habitación y encendiendo la luz en el acto.

Repugnante, asqueroso. No habían otras palabras que consiguieran expresar de mejor forma la imagen que se manifestaba frente a mis ojos. Ahí, en la misma cama en donde dormitaba todas las noches, yacían dos cuerpos desnudos, uno sobre otro, ahogando la habitación con sus gemidos. Exacto, ese era Christopher, mi novio, follándose a una rubia cualquiera como si su vida dependiera de ello.

–¡Christopher! –logré gritar con el hilo de voz que tenía. Fue recién cuando escucharon mi voz que se detuvieron, como si el sonido de la puerta abriéndose, o la luz encendida, no hubiesen sido suficiente como para despabilarlos– ¿Quién mierda se supone que es esta tipa?, ¿Cómo diablos pudiste?... ¡En nuestro propio departamento!

Fireproof » Louis TomlinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora