17. Sueños

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Sentía el calor recorrerle de pies a cabeza, el corazón le latía con fuerza y el largo suéter apenas y ocultaba ese bulto que se formaba en su pantalón de pijama. Había tenido un sueño bastante intenso con Donghae, uno donde el menor brincaba sobre él con tanta fuerza que su cabello se alborotaba, la cama sonaba mucho y ambos gemían complacidos por el placer que los recorría entero. Fue hasta el armario y se aseguró de que tenía las cosas que necesitaría en el armario. Se mordió el labio, estaba siendo un pervertido pero al parecer toda la sangre de su cerebro se le había ido a la entrepierna porque no podía pensar. En lo que haría.

Abrió la puerta de su habitación y con lentitud, asegurándose de que el castaño no estaba cerca para que no notara nada extraño. El olor dulce le confirmó que se encontraba en la cocina, bueno después de todo ya era un poco tarde. ¿Cuándo se había imaginado a él dando tantos días de vacaciones? De seguro sus empleados se estaban preguntando qué le había pasado para darles tantos días libres.

Se mordió el labio al encontrar al menor moviendo tanto su cola como su trasero de un lado a otro al ritmo de la música. Caminó hasta él, presionó su mano en el plano abdomen por debajo del delantal y pegó su erección a su trasero notando como se tensaba de inmediato. Hundió su rostro en el cuello del más bajo y lamió justo donde estaba la peca.

-Buenos días -susurró bajando su mano con lentitud hasta llegar a la cinturilla de los pantalones ajenos. La metió y lo acarició por encima de la ropa interior, dándole un suave apretón.

-B-Buenos días -titubeó y sintió una mano en su muñeca-. ¿Qué haces, Hyukkie?

-Saludándote.

-¿Aquí en la cocina?

-¿Lo prefieres en otro lado? -se alejó para dejar que se girara y lo mirara. Los ojos de Donghae fueron de inmediato a su erección, la misma que había crecido más y después se posaron en su rostro.

Lo vio abrir la boca, luego volver a cerrarla. Hyukjae sonrió de lado y se acercó nuevamente a él posando sus manos de inmediato en la delgada cintura. Se pegó lo máximo a Donghae, ladeó su cabeza y unió sus labios, apenas un roce que lo hizo estremecer y que sus ganas de estar dentro suyo aumentaran hasta un cien porciento. Un par de brazos delgados rodearon su cuello, acercándolo más a su cuerpo al igual que sus bocas.

Pasó su lengua por el delgado labio superior y después por el inferior antes de introducirla en medio, colándola por sus dientes. Sus dedos, ágilmente, desataron el nudo que sujetaba el delantal al cuerpo del castaño. Se alejó de su boca para quitárselo y dejarlo caer en el suelo. Como llevaba deseando desde que se despertó, deslizó sus manos hasta ese redondo trasero cubierto por el pantalón. Tan apretado y esponjoso.

Ajustó su agarre y lo levantó del suelo volviendo a besarlo, volviendo a intentar comerse la boca ajena que sabía a fresas y durazno. Le mordió los labios, se los chupó y lamió hasta oírlo gemir. Jugó con su lengua, rodeándola y llevándola fuera para poder darle muchas caricias húmedas. Lo dejó sobre la encimera y se abrió un mejor paso por en medio de sus piernas, bajó por sus muslos con los dedos muy separados tratando de tocar lo máximo que fuera posible. Gruñó.

-Hyukkie -lo oyó ronronear cuando metió sus dedos fríos por debajo de la camiseta del menor, llegó a rozar sus pezones y a darles un suave pellizco.

-Hae, no sabía qué tipo de nuez traer, así que traje las tres que habían en...oh -Hyukjae se alejó de un salto ante la voz de su hermano pelirrojo. Frunció el ceño.

-¿Qué haces aquí?

-Desde los trece años que no te veía así -le dijo, evadiendo su pregunta, mientras señalaba el bulto en los pantalones del pelinegro-. Ha crecido mucho, eh.

❝Meow Boy❞ 「EunHae」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora