No es un sueño

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Esa noche, Gina la pasó en el hospital acompañada de Touka. A pesar de estar cansada por todo lo vivido recientemente, la platinada no podía dormir, no solo por tener a una criatura peligrosa acompañándola a su lado en una silla, sino por los dolores que tenía por todo el cuerpo.
La azabache aún no se había percatado de los dolores que sufría su sobrina en estos instantes hasta que un grito la alarmó. Los dolores de la muchacha habían aumentado de intensidad.

Vio a Gina retorciéndose de dolor en su cama, viendo como lágrimas escapaban de sus ojos sin permiso, Touka se asustó y trato de calmarla sin éxito. Se planteó la posibilidad de llamar a un especialista, pero pensó que era por que su sangre tenía que acostumbrarse en su cuerpo.
Se sentó sobre la camilla de su sobrina a esperar que se le pasara el dolor, acariciando su cabello. La azabache pensó en lo que le había dicho Kaneki, en la posibilidad de que se estuviera convirtiendo en Ghoul, pero eso era imposible, a Kaneki le trasplantaron algunos órganos Ghoul, y eso lo hizo medio-Ghoul, por que le trasplante a su sobrina algo de sangre no se iba a convertir en uno. (les jodí el plan ewe)

Así pasó la noche, entre dolores terribles por todo el cuerpo, a Touka se le encogía el corazón ver sufrir a su sobrina así, pero no podía hacer nada más por ella que apoyarla. Cuando salió el sol, parecía que Gina se calmaba, ya no gritaba y el dolor prácticamente había desaparecido.
Le pidió a Touka que no se lo contara al doctor por miedo a que fuera algo peor que heridas graves, y ella aceptó su petición.

Le dieron el alta y pudo tranquilamente irse de allí.
En la mente de ambas chicas aun estaba presente la pregunta del porque de aquel dolor.
Cuando entraron al Anteiku, Gina se quedó cohibida al entrar en el establecimiento que tanto creía conocer, pero ella no era la única, al verlas entrar, Senpai y Kaneki se quedaron algo cortados hasta que vieron la severa mirada de Touka, que les decía que fueran allí con ella.
Se acercaron lentamente y pararon a cierta distancia para no asustarla.
Gina se percató de que una señora de cierta edad, con un sombrero de flores sobre su pelo blanco, se la quedaba mirando y se relamía los labios.
Kaneki se dio cuenta de ello también así que se puso delante de ella y miro fijamente a sus ojos. Ella dejo de mirarla al darse cuenta de que estaba protegida por ellos.

-No sabía que podíais oler a un humano-susurró la platinada a su tía algo asustada, puesto que jamás pensó que estaría rodeada de Ghouls con vida

-Si podemos, es una gran forma de reconocer si alguien es humano o Ghoul-contestó la azabache llevándola a su habitación para que descanse

Subió las escaleras y fue a su cuarto, que constaba de una pequeña sala de estar y una habitación con una cama. Se despidió de Kaneki y su tía y cerró la puerta, se tumbo en su cama y se quedó mirando el techo durante unos minutos antes de quedar completamente sumida en un profundo sueño.

Nada de esto había pasado, los Ghouls no existían y estaba celebrando su cumpleaños en paz, abrió el regalo de Hinami y era una pinza como la suya, para que se la pusiera en el pelo. Su tía la felicitaba y la daba un gran abrazo, Kaneki se unía al abrazo y juntos reían sin preocupaciones.
El regalo de Kaneki era algo más extraño, era un espejo.

-¿Te gusta el espejo? ¿Qué ves en el?-pregunto misteriosamente. Touka y Kaneki se pusieron detrás de ella a sus lados, y Gina se miró el espejo.

Algo no pintaba bien, sus ojos eran rojos y negros al igual que los de sus acompañantes. Dejó caer el espejo con un agudo grito y vio como se rompía a cámara lenta en mil pedazos. Ella empezó a temblar y huyó de allí, salió a la calle corriendo pero el moreno y la azabache la perseguían, la gente se asustaba de ellos y los miraban con temor.
Veía en las gotas de lluvia su propio reflejo con unos ojos rojos y negros, empezó a llorar y...

No soy un monstruo / Tokyo GhoulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora