Capítulo 1: Familia

8.4K 318 89
                                    

Jake Griffin tenía veinticinco años cuando terminó la carrera de medicina. Jake pertenecía a una familia adinerada que se dedicaba a la fabricación y venta de pequeños electrodomésticos para el hogar. Jake era hijo único y que quisiera dedicarse a la medicina en vez de seguir con el negocio familiar fue un golpe bajo para su padre. Cuando terminó la carrera no encontró ningún trabajo de médico así que se puso a trabajar en la empresa familiar, pero a él no le entusiasmaba ese trabajo. Un año después, en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y Jake vio la oportunidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos durante los años de carrera, por lo que se alistó en el ejército como médico, desoyendo las recomendaciones y quejas de sus padres.

Después de dos años de guerra, en 1916, Jake conoció en uno de los campos de batalla a Abby. Abby era una enfermera que se había ofrecido a ayudar a los heridos de la guerra. Pertenecía a una familia de clase media, su padre trabajaba en una fábrica como jornalero y después lo ascendieron a encargado. Su madre era ama de casa, pero de vez en cuando hacía trabajos para familias más adineradas.

A partir de ese primer encuentro se fueron encontrando en más momentos durante la guerra y se fueron conociendo poco a poco, se llevaban bien, tenían muchas cosas en común y se gustaban. Ambos eran de Berlín por lo que, en 1918, al terminar la guerra, decidieron iniciar una relación, relación que se fue afianzando poco a poco. En 1919 decidieron unirse en matrimonio de forma rápida ya que Abby se había quedado embarazada. En Abril de 1919 se casaron y en Octubre nacía su hija, a la que llamaron Clarke.

La pequeña Clarke fue el orgullo de ambos, su preciosa hijita. Era buena niña, estudiosa, trabajadora, amigable y amante de la lectura. Además, nadie podía decir que no era una niña preciosa: rubia con hermosos ojos azules y una risa cristalina y sincera.

Después de la guerra Jake fundó un centro para mutilados de guerra, convirtiéndose en una eminencia en el tema en muy poco tiempo. Además, compaginaba su trabajo en el centro con ayudar a su padre en la empresa. En 1927 el padre de Jake murió y él tuvo que hacerse cargo de la empresa. Él no quería dejar de lado su trabajo como médico así que decidió que lo mejor era buscarse un socio. Y se lo propuso a su mejor amigo Joshua Blake, que aceptó encantado la propuesta quedándose con un cuarenta por ciento del negocio. Joshua y su mujer, Aurora, se hicieron cargo de la empresa con ilusión y llevándola mucho más alto durante los siguientes años.

Joshua y Aurora Blake eran hijos de dos familias judías adineradas, los padres de Joshua se dedicaban a la venta de joyas y los de Aurora eran banqueros así que no tuvieron problema para comprarle a Jake una parte del negocio. Joshua y Aurora tenían dos hijos, Bellamy era dos años mayor que Clarke y Octavia era de la misma edad.

Abby continuaba trabajando como enfermera pese a tener que compaginar el trabajo con su pequeña hija, por lo que pasó a trabajar con Jake en el centro de mutilados mientras Clarke fue pequeña ya que así podía trabajar solo por la mañana y por la tarde, cuando la niña no tenía colegio, podía estar con ella. De vez en cuando también ayudaba en la empresa de su marido, pero la verdad es que no era lo suyo.

Abby se hizo muy amiga de Aurora y ambas compartían muchas tardes juntas, sobre todo porque sus dos hijas se habían hecho inseparables. Octavia y Clarke siempre estaban juntas, jugaban juntas y cuando eran más mayores incluso estudiaban juntas. Si no estaban en casa de los Griffin, estaban en casa de los Blake, pero que nadie las separara porque era misión imposible.

En 1933, con la llegada de Hitler al poder las cosas empezaron a cambiar. Hitler culpaba de todos los problemas de Alemania a los judíos. Poco a poco las leyes contra los judíos se fueron recrudeciendo, no podían acceder a según que cargos o ejercer según que profesiones, los alemanes tenía prohibido casarse con ellos, entre otras muchas cosas. No solo Hitler pensaba así, desgraciadamente muchos alemanes pensaban de esa manera y las persecuciones a los judíos o los boicots a sus empresas y empleos estaban a la orden del día.

El Poder del Amor (Clexa AU)Where stories live. Discover now