O 2 . O 8

4.6K 843 270
                                    

Jisung lo había estado observando hacía bastante rato. Sus ojos cerrados y respiración acompasada le habían hecho suspirar en contadas ocasiones. Su madre lo había dejado entrar en cuanto lo vio salir a dejar la basura en la mañana. Y, claro, no iba a decir que no, cuando era ella quién lo invitaba a su casa, y, qué mejor, a despertar a su hyung.

Su rostro estaba vuelto hacia la ventana de la izquierda, y sus manos escondidas debajo de la almohada. Gyu ocupaba el otro lado de la cama, y Jisung aún pensaba que era lo más adorable que podía tener Changbin. Porque estaba seguro de que era el único que sabía de su querido peluche.

—Hyung... —susurró, pero el chico no pareció escucharlo.

Con cuidado acercó su mano y tocó su hombro. Changbin aún seguía dormido. Levemente lo movió y nada. Tuvo que acercarse más a su rostro y controlar las ganas de robarle un beso mientras lo volvía llamar.

—Changbin hyung —dijo con un tono más alto que logró que el mayor abriera los ojos.

El pelinegro se quejó en cuanto escuchó la voz de Jisung. No porque le molestara, sino, porque lo estaba despertando. Más aún se molestó, cuando el menor corrió las cortinas del cuarto dejando entrar toda la luz sobre su rostro.

—No sabes cómo te odio en este momento —logró murmurar en una voz ronca y perezosa. Se sentó en la cama y su pelo alborotado le sacó una sonrisa al castaño, que se acercó a peinarlo.

—Lo siento —dijo riendo—. Tu madre me dijo que te despertara. ¿En qué problema te metiste ahora para tener que llegar a la hora?

—El profesor de química —murmuró en respuesta. Talló sus ojos y con lentitud se acostumbró a la luz. Su boca se sentía pastosa y sólo quería volver a dormir.

—¿Te burlaste de su calva de nuevo? —rió el menor sentándose a su lado en la cama.

—Y de su corbata... y de sus pantalones...

Jisung lo miró serio, pero luego comenzó a reír.

—Tu nunca cambias —dijo instándolo a levantarse.

【...】


—Ya me tengo ir, cariño —murmuró la madre de Changbin tomando su cartera—. Jisung, por favor cuida de mi niño —dijo la mujer y el menor asintió en cuanto salió.

—¿Por qué te deja a cargo de mí? —bufó el mayor, arreglando su mochila, obligado por el castaño.

—Soy más confiable que tú —se burló el menor y lo ayudó a meter sus cuadernos—. ¿Qué nunca llevas nada a clases? —preguntó Jisung, notando que el pelinegro sólo tenía un cuaderno, el cual parecía nunca haber sido tocado.

—No —respondió con rostro serio.

—Aún me pregunto cómo es que estás en último año —murmuró Jisung.

Momentos más tarde, lo arrastraba por las calles para que apurara el paso hasta llegar al colegio.

Changbin aún se comía su tostada con pereza, cuando traspasaron la entrada del recinto y Jisung se quejaba de lo lento que era al comer y caminar. El mayor sólo se encogió de hombros.

Jisung se volteó hasta quedar frente a él. El reloj en su muñeca le indicaba que faltaban diez minutos para entrar. El profesor de química siempre llegaba cinco minuto antes, porque lo que Changbin debía marcharse ya si quería darle una buena impresión y no terminar en detención por segunda vez a causa del mismo hombre.

Oh, Romeo ▶ Changlix (Stray Kids)Where stories live. Discover now