Los condenados del Sunset

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Con un suave movimiento, Anker poso la motocicleta en una plaza de aparcamiento, delimitada con pintura luminiscente de color amarillo y, de un hábil salto, bajó. Eden le miró un segundo mientras, con las manos agarrotadas por haberse agarrado con fuerza a las asas traseras del vehículo, se bajaba algo menos habilidosa que su amigo.

─Vaya, se te ve... asustada.

─En absoluto ─Simuló una sonrisa sin mucho éxito.

─Tranquila, cuesta acostumbrarse, pero seguro que en unos cuantos viajes más te encantará.

Ella soltó una risa un tanto histérica mientras empezaban a caminar por la calle, donde las luces solares empezaban a iluminarse. Eden lanzó una mirada por encima de su hombro a la moto, que desaparecía engullida por el suelo, mientras un robot la almacenaba en un aparcamiento subterráneo.

─Dudo que me acostumbre ─susurró para sí misma─. ¿Dónde vamos?

Los transeúntes pasaban rozando a Eden y Anker con cada nuevo paso. Todo el mundo parecía tener prisa, fueran en la dirección que fueran.

Aquello distaba mucho de un tranquilo paseo por el parque.

─Vamos a Sunset.

─¿Sunset?

Anker la cogió del codo, dirigiéndola entre la multitud hasta un callejón oscuro.

─Vaya, tu madre te ha tenido bien encerrada en esa mansión acorazada, ¿eh?

Ella hizo una mueca, algo ofendida.

─He viajado mucho y leído otro tanto, sé todo lo que hay que saber.

Anker soltó una risa, mientras ambos bajaban por unas lúgubres escaleras de piedra introduciéndose en un húmedo túnel mal iluminado.

─Este lugar no sale en las guías de viaje ni en los libros, entre otras cosas porque es... ─Le dirigió una mirada pícara─. Ilegal.

Los pies de Eden se clavaron en el suelo y sus ojos se abrieron como platos.

─Yo... no...

─Tranquila ─La empujó con delicadeza─. No te va a pasar nada malo mientras estés a mi lado. Será divertido.

Después de dar algunos pasos rígidos, ambos llegaron a una enorme puerta doble de metal, donde un robot alto y robusto disfrazado de vikingo les escaneó.

Al comprobar que eran mayores de edad, abrió la puerta, que emitió un chirrido que puso el vello de Eden de punta.

Los gritos de la enorme nave industrial se sumaban a la música y unas letras animadas hechas con láser, se proyectaban en el techo y las paredes, escribiendo una y otra vez el nombre de Sunset.

─¿Qué es esto? ─preguntó Eden mientras Anker la llevaba a una barra cercana y pedía dos bebidas de colores llamativos.

─Prefiero que lo veas antes que explicártelo ─Sonrió dándole una bebida─. ¡Vamos!

La música electrónica hacía que varias parejas saltaran en una pista de baile cerca de la barra. Al ver cómo algunas se acariciaban de manera peligrosa o intercambiaban besos poco castos, Eden se sintió incómoda.

Anker empezó a saltar mientras caminaba embriagado por una nueva canción y Eden intentaba no perderle la pista sin mucho éxito. De pronto, un chico alto de cabello castaño muy despeinado y ojos enrojecidos la interceptó cogiéndola de la cintura y moviéndola para que bailara.

─No, gracias ─Intentó soltarse.

Él no hizo caso y sonrió con unos dientes que centellearon con las luces estroboscópicas que iluminaban aquella zona, mientras apretaba a Eden contra él y empezaba a saltar. La bebida de ella empezó a salirse del vaso, salpicando a los bailarines que estaban cerca.

CaducityWhere stories live. Discover now