34. La antesala

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Sky

Volver a la ciudad había sido difícil comparado con el paraíso en el Kyle había nacido. Ese lugar era increíblemente hermoso, tan limpio, ordenado y acogedor que no entendía como él no se había quedado ahí por siempre.

Y por más que quisiéramos quedarnos, teníamos que volver a nuestras labores y obligaciones, agregando esta vez comprar un vestido para ir a la boda del hermano de Kyle, Roth.

Y hablando de Kyle, él había pasado por mí a la librería al terminar mi turno. Ambos subimos hasta mi departamento vacío donde Hayley no parecía estar. Dejando mi bolso en el suelo al lado de la puerta, fui a hasta la sala dejándome caer en el sillón sintiéndome cansada. Me dolían  las piernas, había sido un día agotador en la librería ya que había ido más gente de lo habitual y sin hablar de todos los libros que tuve que acomodar.

—¿Tienes hambre? —pregunta Kyle cerrando la puerta. Camina hasta donde estoy y se deja caer a mi lado.

—Sí.

—¿Quieres ordenar algo o quieres que te cocine?

Medito un poco su propuesta. Pedir algo de comida china hubiera sido genial pero creo que tenía ganas de comida hecha en casa, y más si era preparada por Kyle.

—Sorpréndeme con tu comida.

Kyle sonríe poniéndose de pie, yendo a la cocina. Lo escucho hurgar entre los estantes mientras buscar qué hacer. Yo me hundo en el sillón encendiendo la televisión en uno de esos realitis shows que cuentan la vida de los artistas, hoy hablaban de Brad Pitt, oh sí.

Me quedé viendo eso unos quince minutos tratando de descansar hasta que finalmente decidí ir a ayudarle a Kyle. Con mucho esfuerzo y pereza de sobra, arrastré mis pies hasta la cocina viendo a Kyle de espaldas a mí. Me tomé un momento para observarlo más detenidamente, disfrutando este momento donde podía decir "mi novio está cocinando para mí". Su hombros anchos estaban bien complementados con su ancha espalda, su cintura era con un poco más delgada y sus brazos con una muscular perfecta. La camisa negra que llevaba puesta se extendía de muy buena manera por su torso haciéndole justicia a todo su cuerpo. Los pantalones desgastados de mezclilla colgaban de sus caderas de manera sexy y Dios, Kyle era guapísimo.

Mordiendo mi labio inferior y sintiendo mi corazón ir más rápido, fui hasta él abrazándolo por detrás. Envolví mis brazos por su cintura y descansé mi mejilla a la altura de su omoplato izquierdo.

—Gracias por esto —susurro.

Kyle deja de cortar unos pimientos, dejando el cuchillo en la tabla para luego girarse aún entre mis brazos, bajando la mirada a la mía. Una lenta sonrisa se extiende por su rostro y él levanta sus manos acunando mi rostro, dándome un rápido beso. Al alejarse sus ojos azules están llenos de admiración y amor, algo que me hace derretir el corazón.

—¿Me ayudas?

Asiento. —¿Qué cocinas?

—Pollo ensalzado y ensalada.

—Eso suena bien, yo haré la ensalada y tú el pollo ¿de acuerdo?

Él asiente y así pasamos la siguiente hora, cocinando, hablando y Kyle robándome besos cada vez que puede.

Entre los dos pudimos terminar rápido, Kyle llevó nuestra comida a la sala y yo dos latas de refresco. Ambos nos sentamos en el sillón frente a la televisión donde ahora trasmitían un programa de moda. Kyle me tendió mi plato de comida y yo le di su refresco.

Kyle no perdió tiempo empezando a comer, relajándose en el sillón viendo la televisión. Yo también empecé a comer, pensando algo para hablar, el programa estaba aburrido y tenía pereza para cambiarlo.

Falling Into YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora