No me veas llorar

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—     Esto es totalmente otro nivel — soltó Alex

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— Esto es totalmente otro nivel — soltó Alex. Los tres muchachos miraban los uniformes frente a ellos, reposando sobre el sillón.

— Parecen reales. — Tomás estaba sinceramente sorprendido.

— Eso es porque lo son. Costaron un ojo de la cara.

— ¿Cómo...?

— Mejor no preguntes.

En las últimas semanas habían comenzado a usar el departamento de la muchacha como "cuartel" o punto de encuentro para su trabajo. Les quedaba cómodo a todos, al vivir ella en Santiago centro cerca del metro U. Católica y no tan lejana a Baquedano, era fácil de llegar para los chicos tanto desde su liceo como desde su casa en San Joaquín, además que al vivir sola podían tener la libertad de hablar sin miedo a ser interrumpidos. El departamento no era muy grande, pero tampoco pequeño para una persona sola; living-comedor con cocina americana, dos habitaciones y un baño.

Era la tercera vez que iban al departamento y ya habían convertido la habitación más pequeña, sin un uso en particular antes de eso, en el estudio del equipo. Llenaron el escritorio de la chica con material de investigación, el librero antes prácticamente vacío ahora albergaba todos los libros que los dos muchachos tenían sobre temas paranormales, y colgaron en la pared frente al escritorio una enorme pizarra de corcho adornada tal como si fuese sacada de una serie tipo Criminal Minds.

Tomás incluso había traído el libro que él había confeccionado para guardarlo allí, así como también su carpeta con hojas sueltas y recortes de diario, que sin dar mucha explicación ubicó en el librero.

Y, por último, el closet incluido en la habitación lo dejaron para guardar uniformes y todo tipo de vestuario que fuesen a necesitar para alguna misión. Así, la aburrida pieza de solo un sillón, un librero vacío y un escritorio, fue transformada en una digna de serie de televisión. El centro de los D.I.P.

Y, en realidad, era la parte de la casa con más vida.

Tomó los uniformes policiales y los guardó en el closet, considerando la idea de conseguir un traje extra para los muchachos para que dejaran en sus casas así no tendrían que pasar por su departamento primero a cambiarse cada vez que los necesitaran usar.

— Entonces, Luna, ¿qué estás haciendo en Santiago? — Los dos muchachos tomaron asiento apenas llegaron a la cocina, mientras la pelirroja les servía jugo—. Nos contaste que llegaste el día que nos conocimos, y que vives acá sola en el departamento que tu familia antes arrendaba. Pero eso es prácticamente todo lo que nos has dicho.

— Ya sabes de nuestras vidas, suelta la tuya. — Alex le sonrió, con la curiosidad escrita en sus ojos, así como la intriga en los de su compañero—. ¿Viniste a estudiar?

Había intentado mantener al margen las charlas sobre su persona, evitado lo más posible hablar de su vida, pero sabía que tarde o temprano llegaría el momento en que se darían cuenta que prácticamente no sabían nada de ella. No la conocían.

D.I.P: Detectives Investigadores ParanormalesWhere stories live. Discover now