CAPITULO XII: TE PERDI

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Son las diez menos cinco cuando estoy en la ducha preparándome para salir de este terrible encierro, me apresuro lo más que puedo y después de vestirme lo más  sencillo que me es posible, guardo en una bolsa deportiva los papeles que robé y por supuesto mi móvil, salgo de mi habitación tratando de hacer el menor ruido posible caminando por el pasillo que da a la habitación de Charles para cerciorarme de que no esté allí y todo parece indicar que así es. Con mucho más sigilo camino escaleras abajo para confirmarme que tampoco se encuentra allí, conduzco mis pasos hasta la cocina y me encuentro con Luisa que está distraida limpiando,  le pregunto por Charles y para mi suerte me dice que salió antes de las ocho llevándose al chofer por que al parecer se sentía un poco indispuesto, sonrió para mis adentros ya que se que eso me da una gran ventaja, salgo casi corriendo a la entrada principal pero muero de rabia al ver que la puerta está cerrada. 

Subo a mi habitación totalmente decepcionada y de repenta llega como una luz a mi mente el recuerdo de las llaves de Charles, salgo de allí echando llave a mi puerta, para que si regresa antes que yo no pueda entrar y descubrirme y hago que mis pies corran en direccion a la habitación de ese cerdo pero la ropa sucia no está allí ya que al parecer Luisa ya se encargó de ella, bajo al cuarto de lavado y urgo en los cestos de la ropa sucia hasta que encuentro el traje oscuro que quizá me traiga un poco de felicidad, introduzco mis manos en los bolsillos de el pantalón y vualá, las encuentro haciéndome sentir como si hubiera ganado un concurso importante. Con paso ágil me encamino de nuevo a la entrada y comienzo mi aventura tratando de encontrar la llave indicada que abra la cerradura de esta jaula de oro en al que me encuentro prisionera, cuando por fin logro que gire salgo con sumo cuidado y vuelvo a cerrar dejando todo como estaba.

Caminé unas cuantas cuadras antes de encontrar un taxi y pedir que me llevara a la dirección que le estaba dando, durante el trayecto los nervios se dispararon en mi interior, sentía temor por saber lo que esos papeles podrían significar o peor aún que pasaría si no eran importantes y no tenían nada que ver con la muerte de mis padres. El taxista me preguntó en que parte se detenía haciéndome volver de golpe a la realidad, miré tratando de reconocer las casas hasta que vi la que estaba buscando, le indiqué y le pagué la cantidad que me indicó. Bajé a toda prisa encaminándome hacia la puerta, iba a tocar el timbre pero antes de hacerlo la puerta se abrió y me recibió Maria.

- ¡Hola señorita Wellinstone! El señor Miller la espera en el despacho. - hizo un ademán para que pasara, me sorprendió que estuviera tan pendiente de la puerta.

- ¡Hola! - yo solo la seguí sin decir nada más y entramos al despacho donde pude ver al señor Miller allí sentado de la misma forma como cuando lo ví por primera vez.

- Siéntate Isabella - ordenó sin dirijirme siquiera una mirada - Puedes retirarte María. - una vez que la empleada salió me dijo. - ¿Qué te trae por aqui jovencita? 

- Esto - dije sacando los papeles de mi bolso y pociendolos sobre el escritorio a la vista del señor Miller. - Usted me dijo que buscara pruebas y creo que las he conseguido.

Thomas Miller los tomó y comenzó a revisarlos, conforme los iba viendo uno a uno sus facciones se iban endureciendo lo que me aseguró que había encontrado algo que nos serviría contra Charles, cuando finalizó de revisarlos levantó su rostro y me miró.

- Parece que has encontrado más de lo que esperábamos. - sonrió acto que correspodí con alegría al pensar que mi pesadilla estaba por terminar - Ahora tendremos que tener mucho cuidado, lo mejor será que guarde estos documentos para que no corras peligro.

- Lo lamento sr. Miller pero me temo que eso no podrá ser así, estos documentos los guardaré yo y no me lo tome a mal pero se que conmigo estarán más seguros. 

SALVADA POR AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora