CAP 4: Trabajo en equipo (II...)

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Después de unos minutos,  Alexander terminó de llevar el  cadáver dónde habían quedado. Se formaron en fila delante de la familia y obsequiaron un minuto de silencio.  Estela secó  un par de lágrimas que habían brotado y continuaron el paso, la ojiazul era muy sensible a situaciones como estas.

Recorrieron rápidamente los dos primeros pisos, saqueando todo lo que les fuera útil sin ningún inconveniente. Al terminar de revisar sigilosamente la ultima habitación del segundo piso, se dispusieron a subir al ultimo, con la esperanza de encontrar lo que aquella carta decía.

Comenzaron a subir escalón por escalón cuidadosamente. Peter iba a la cabeza, Anders a sus espaldas, Estela en medio, y cubriendo la retaguardia se encontraban Daniel, Alexander y John.

Daniel miró su reloj —Cuatro y media —.musitó por lo bajo solo  para que su equipo lo escuchara. Estos asintieron.

Peter paró  en seco justo faltando cinco escalones, había escuchado un ruido.

—Alto —.ordenó en voz baja. Todos pararon.

Llamó con señas a Anders para que observará de más de cerca.

Anders asintió con la cabeza, levantó su escopeta y caminó  delante de Peter con seguridad en cada paso. A media que se iba acercando hacia el último escalón,  los gemidos se iban escuchando como un panal de abejas hambrientas...como demasiadas abejas hambrientas.

Al llegar al ultimo escalón, se apoyó sobre la pared para que lo que sea que estuviera dentro no lo viera. Una fina gota de sudor bajó  por su puntiaguda nariz.  Soltó un leve suspiro y con el rabillo del ojo, observó a una multitud de zombies divagando por el último piso.

Escondió la cabeza rápidamente.

—¡Mierda! —.maldijo por lo bajo. Dio media vuelta cautelosamente y comenzó a descender dónde su grupo.

—¿Qué hay? —.preguntó en tono bajo Peter.  Este se acercó y le susurró lo que sucedía a pocos metros de distancia de ellos. Peter sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo ante la noticia.

Después de unos minutos preparando un plan lejos del panal de zombies, estaban casi listos para la masacre.

—¿Están seguros de que quieren subir allá? -.preguntó miedosa Estela.  Todos asintieron.

Peter se dispuso a hablar —.Bien todo esta claro, debemos hacerlo rápido; como habíamos planeado: Daniel y Alexander se encargarán de la retaguardia, Estela estará detrás  mío disparando hacia el frente, Anders y John se encargarán de los costados.

Comenzaron a preparar sus armas tanto de fuego como blancas.

—Listo...subamos —.dijo Anders con la firmeza que lo caracteriza.

Empuñaron sus armas con valentía y comenzaron a subir escalón por escalón.  Los nervios estaban a flor de piel, el miedo en su punto más alto y la adrenalina atacando su cuerpo con cada paso. Estaban cerca.

Tres escalones. Sus respiraciones comenzaron a agitarse, sus corazones a acelerar sus pasos. Dos escalones. Pararon en seco.

Estela desenfundó de su bolsa una especie de juguete musical.  Peter la miró y asintió meneando la cabeza de arriba a bajo. Miró al pasillo, el cual se encontraba  a un metro aproximadamente, soltó un pequeño suspiro; dio cuerda al juguete y lo lanzó dentro.

La bailarina apenas cayó, provocó un sonido un poco alto, llamando la atención de todos los zombies; y empezó la música.  Los infectados apenas escucharon, embistieron a toda velocidad hacia la bailarina, sin percatarse aun de la presencia del grupo de vivos.

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