Navidad I

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Destiny abrió los ojos tras recibir el resplandor directamente en el rostro. Se movió incomoda en la cama antes de chocar contra el cuerpo de Rose, que dormitaba a su lado.

Sonrió.

Tras recibir la carta de los Weasley, le había escrito a los Potter y estos sin queja alguna habían aceptado su cambio de locación. Obviamente al día siguiente todo el comedor se había enteraso donde iba a pasar las fiestas gracias al vociferador que había mandado James regañándole de que le había "abandonado".

Se levantó sin hacer algún movimiento delator y se puso la chaqueta seguida del gorro de borlas que le había regalado alguna vez su padrino, antes de salir del dormitorio y bajar a la sala, donde se sentó frente a la chimenea a ver el fuego bailar.

La noche pasada habían llegado a La Madriguera. Solo faltaban las familias de Bill, Percy y Ginny para completar a los Weasley de segunda generación.

Cerró los ojos un momento antes de ver como las llamas se ponían de un intenso color verde esmeralda, para luego dejar ver la sombra de alguien allí.

Ambos se miraron antes de reconocerse y abrazarse como si no se hubiesen visto durante años.

Era James.

-¡PELIRROJA!- chilló Fred apareciendo detrás del azabache, quien apretó a Destiny entre sus brazos para que su primo no se la arrebatara- Vamos Jimmy, no seas gilipollas y entrega a la chica.

-Es mi chica- protestó Potter mientras le besaba la coronilla y sonreía arrogante al pelirrojo, que había puesto los ojos en blanco tras el comentario.

-No, es mi chica- dijo una tercera voz jalando de Destiny antes de atraparla entre sus brazos y colocar su cabeza sobre la de ella. Los ojos de la chica se abrieron como platos al reconocer la voz- Yo la vi primero que ustedes dos- dijo y por la expresión que habían puesto James y Fred, Scorpius seguramente había puesto en su rostro una expresión arrogante.

-Veo que tienes cierta cosa por las pelirrojas, ¿eh, Malfoy?- preguntó el mayor de los Potter, entrecerrando los ojos.

Scorpius sonrió antes de soltar a Destiny.

-Es verdad- contestó sentándose a sus anchas en el sillón que antes ocupaba su amiga- Al parecer ellas pueden conmigo. Pero debo confesar que son los ojos de Albus los que realmente me enamoran...

-Que te den, Malfoy- aquella cuarta voz, de una cuarta persona que no había logrado ver hasta ese momento, sorprendió a Destiny completamente. Se volteó con la sorpresa dibujada en el rostro y él alzó una ceja al ver aquella expresión en ella- ¿Sabes? Esta es la casa de mi abuela, era obvio que iba a aparecerme.

-Lo sé, Potter- contestó de manera distante, mientras se sentaba sobre el regazo de James- Tardaste demasiado, Jamish- susurró poniendo expresión de niña péquela, ignorando al otro chico.

-No pude evitarlo, Tiny- sonrió mientras le apretaba la nariz y sonreía tontamente- Tengo que hacerme rogar un poco.

-Vaya que si- se burló la chica haciendo puchero, logrando que James le abrazara.

Había extrañado con cada parte de su cuerpo aquel estilo de momentos que pasaban con él. Era su hermano mayor, por lo menos así lo sentía.

El fuego volvió a ponerse de color esmeralda y apareció Lily, envuelta por montones de paquetes que no dejo de sostener hasta que se colocó delante de Destiny.

-Traje tú vestido- informó cambiando miradas- El tuyo y el de Rose... Merlín sabe lo mucho que me costó encontrar un vestido que vaya con tú tono de piel y a la vez con el de tú cabello. Podrías hacérmela fácil para el próximo año y broncearte un poco más... ¿sabes?- le fulminó con la mirada, cortando su monólogo, y suspiró- Voy a llevarle esto a Rose...

Adiós, Albus PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora