Capítulo 5 Otro Amanecer (Parte 2)

155 24 5
                                    



Merlina llegó a mi rescate cuando la reportera comenzó a transmitir una de las peleas entre civiles, pero algo en esa persona atacando no me parecía normal. Era más salvaje que persona, ¿Infectado? Más bien parecía un Evolucionado, pero el camarógrafo temblaba mucho como para distinguir un ángulo bueno.

—¿A dónde iremos? —preguntó Alexander mirando con asombro que esta transmisión también se cortó.

—Yo conozco a alguien, está fuera de la ciudad, pero su departamento no se encuentra muy lejos de aquí, podremos descansar, llenarnos de víveres, pasar la noche y en la madrugada podremos irnos fuera de aquí, a algún pueblo en la lejanía, no sé —contestó Merlina, balbuceando.

—¿Y Dante? —preguntó Michelle—. ¿O Richard? —agregó dándose cuenta de lo impaciente que sonó.

—Richard sabe dónde estaré, es lo más lógico —respondió Merlina, pero yo apenas los pude escuchar, mi cuerpo estaba frio a pesar del calor del día.

Domingo 28 de Septiembre 1:23 am.

Querido diario, me alegra saber que encontré un paquete de hojas blancas para poder seguir escribiéndote. Creo que desde hoy las cosas cambiaran, no lo sé, se siente en el ambiente un aire esperanzador, algo que cambie el curso de nuestras vidas. ¿Te ha ocurrido alguna vez?

Llegamos y el departamento estaba hecho un asco, insectos por todas partes, el extraño azulejo se combina con vómito y jeringas en el piso. El olor nos llegó a todos por igual y tuve que aguantar las ganas de vomitar; los ojos me ardían, pero intenté ser amable con Merlina, aunque ella fue la primera en exclamar su descontento, se recompuso un poco y luego habló.

—Perdonen el... ¿desorden? Verán mi amigo era traficante y adicto. Tuvo que salir de la ciudad porque personas muy peligrosas lo estaban cazando. Desde entonces animalitos han tomado el departamento, aún sigo pagándolo y de hecho legalmente es mío, pero tengo la esperanza de que esté vivo y regrese –su voz se ahogó.

—Con esto bastara, muchas gracias Merlina —contesté—. Tendremos que hacerle una limpieza a fondo —agregué, mientras intentaba averiguar qué clase de persona vivía aquí antes.

Cuando fui al centro comercial la gente hacia filas llevándose víveres en cajas por montones. Un mar de gente entraba y salía con mucha impaciencia, tal vez más miedo que impaciencia.

Después de comprar mucho cloro y detergentes además de repelentes y comida enlatada, logramos por fin darnos un buen descanso ya merecido.

Encontré las hojas y te las puse mi querido diario, ahora eres más pesado y más gordito. Tuve que hacerte de nuevo, con un poco de pegamento, dos enciclopedias, cartón y pintura acrílica. De verdad que has quedado estupendo.

—¿P-puedo preguntarte algo? —Merlina posó sus ojos curiosos en ti, mi diario.

—¡Claro! ¿Te preocupa algo?

—No, es solo que, desde que te conozco te veo escribiendo en esa libreta. ¿Es tu diario? —acercó sus delicadas manos.

—Algo así, no lo sé, es estúpido. Pero lo tengo desde que comenzó todo, mucho antes. Empezó como una distracción, pero con todo esto... yo —mi lengua me impedía seguir.

—Quieres dejar un testimonio... —intuyó.

—Es estúpido ¿verdad? —reí mientras te volvía a guardar.

—¡No!, no, para nada. Lo siento. No me llevo muy bien con los diarios, cuando era pequeña tuve uno... era rosa y siempre estaba lleno de fresas, es mi fruta favorita —sonreía con amargura.

Diarios de Guerra I :  Sobrevivir © [Completa]Where stories live. Discover now