❀XIV

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La vida es muy impredecible. Un día puedes estar comiendo uvas y tomando vino mientras aprecias el mejor pasaje de tu vida —más bien el mejor engaño— siendo representando para el propio gusto cínico. Y cinco minutos más tarde, te encuentras contra la mano y el martillo, atrapado en medio de las travesuras por tu hermano mayor.

Que impredecible es la vida.

No tuvo opción. Obligándose a desenmascar la verdad, arrastrado a la tierra para encontrarse con su viejo padre, al tiempo en que se cae en el desconcierto de que hay una hermana mayor cuyo estilo ofende su propia originalidad.

Sí, en definitiva aquel no fue un buen día para Loki. Y no todo lo tomó por sorpresa, ya sabía que algún día se bajaría del pedestal para encarar con aquello que había estado ocultado. Su hermano cree que su chiste no tuvo buen fin, que no pudo hacerse cargo del desorden de los nueve mundos. Loki no era ningún payaso con un trono, Loki estaba muy al tanto de lo que pasaba allá afuera, y era lo suficientemente listo como para reconocer que sería inútil gastar sus fuerzas. Lo sabía incluso antes de que el mismo Odín lo mencionara: el Ragnarok estaba cerca. ¿Qué mejor que distraer al reino con festividades y diversiones antes de que los tiempos buenos llegaran a su termino?

Aquel hecho era inevitable, y le fastidiaba que Thor se creyera el más poderoso con un martillo que, según el propio rubio, acabaría con las mayores catástrofes. Sí que Thor a veces no podía ser más incrédulo... Pero bien recibió su merecido con su martillo hecho trizas. Tal vez perdonaría a Hela por haberle pedido que se arrodillase. Tal vez.

Sin embargo, ni tiempo había para regodearse. Ni tiempo para dar cabida a pensamientos razonables. Pensó en él y en su hermano, pensó en Asgard y Fandral. Una milésima de segundo estás seguro de lo que haces, y a la siguiente milésima te das cuenta de que acabas de cometer un grave error. ¿Que tan grande? Bueno, Loki no tuvo la oportunidad de siquiera medir su equivocación cuando ya se encontraba fuera de la estela del Bifrost.

Bien, una caída al infinito del espacio otra vez. Loki debería empezar a hacer una lista de las cosas que hace por segunda vez y que se van convirtiendo en patrones de su vida.

Cayó en picada, tal vez en un planeta. ¿Qué tan lejos estaba de Asgard? Realmente esa no fue una preocupación mayor cuando tuvo que llevar su supervivencia exclusivamente a aquel caótico lugar.

¿Qué se hace cuando se aterriza en un planeta lejos del desastre de allá afuera? Bueno, en el caso de Loki, dejarse llevar sin escrúpulos fue lo más fácil que pudo hacer. Y dado por el paso del tiempo tan desigual entre aquel lugar y lo demás, tendría tiempo suficiente para pensar.

Sakaar. Nunca había oído hablar de él. Por suerte no había sido comida en una arena y se había ganado la confianza del encargado de aquel ostentoso planeta.

No quería sonar insensible, pero por momentos llegó a olvidar todo. No era de las personas que se conformaban, pero dejar atrás el problema de Hela y el fin de los tiempos, parecía una preocupación que no fuera suya. Sí, tal vez dejaría que Thor se hiciera cargo de todo, si es que lograba sobrevivir. De hecho, era extraño el sentimiento, era como sentirse intranquilo de lo que pudiera pasar allá afuera y, al mismo tiempo, como si realmente quisiera escapar del problema.

Lo llegó a pensar seriamente: simplemente no volver. Pero al final, aún con un fin de los días de por medio, ahí estaba Fandral. Porque sí, había decepcionado a muchas personas a los largo de su vida, y pensar que hacía lo mismo con Fandral le hizo tomar conciencia.

Menos mal que el torpe de su hermano cayó en la misma trinchera de él.

Después de todo la esperanza no estaba perdida.

Volver por ti [FandralxLoki]Where stories live. Discover now