Siete | ¿Cual es tú nombre?

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(P.O.V — Christian)

Observo las pinturas abstractas, mientras bebo un poco de champaña. Sonrío, al menos algo que no es una mierda en esta noche. La jodida pintura parece burlarse de mi y la odio por eso, todos esos colores que contrastan tan perfectamente con el negro me inquietan y me sobre cogen de algún modo.

Coloco mis ojos en la siguiente obra, desvió levemente mi mirada y entonces la veo, me come con los ojos sin disimular nada, hay mujeres que son tan obvias aunque traten de ocultarlo y otras que ni se toman el trabajo de intentarlo, esas siempre son presas fáciles... como aburridas también.

—¡Ey!, señor calidez — la burla de Elliot me saca de mi ensoñación.

Suspiro con cansancio. Elliot cuando quiere es un jodido grano en el culo, él lo sabe y le encanta.

—¿Qué demonios haces aquí? — se encoge de hombros y sonríe ladino — ¿no deberías estar en una de esas discotecas de moda? ¿buscando el polvo de la noche?

Sin importarle que estamos rodeado de personas, suelta una carcajada de esas que solo lanzarías en un bar o disco. Pero no, Elliot no es muy normal que digamos y parece que no le importa mucho importunar a la gente del lugar.

—¿Quién te dice a ti que ya no tuve la ración de la noche? — resoplo, es un tema perdido — a ti, eso es lo que te falta... que tal si por hoy dejas de pensar en penes y piensas en tetas.

Rie de nuevo.

Es un total idiota.

—Te quedo debiendo la risa — trato de avanzar pero él me lo impide — Elliot...

Mi voz queda atorada en mi garganta cuando veo entrar aquella criatura envuelta en aquel vestido blanco totalmente ceñido al cuerpo, dejando una clara visión de sus curvas, su cabello castaño suelto y en hondas, los hombres se giran a mirarla y varios fotógrafos la asedian por una foto, lleva unos accesorios nada ostentosos que hacen que se vea sencilla y elegante, solo puedo verla de perfil, pues hay un tipo que la tiene asida de su cintura, se ve que entre ellos hay cierta intimidad. No puedo evitar la punzada de indignación ante ese hecho.

¡Joder!

—Viste, esa si es una mujer... por ese motivo decidí venir a acompañarte a esta mierda de evento — habla como un loro Elliot a mi lado, mientras que yo trato de no mirar en la dirección de aquella mujer — en estos eventos se descubren algunas joyas. Aunque a mi no me van las morenas, con ella haría una excepción.

—Viene con acompañante — puntualizo, no haciéndome una puta gracia su comentario.

—No me importa compartir — tengo que apretar los puños y recordarme que es mi jodido hermano — pero no me gusta mucho las morenas. Es hermosa la mujer pero... definitivamente no es mi tipo ¿Qué tal te va a ti?

Le doy otro trago a mi copa, pero esta vez me sabe asqueroso.

—La mujer tiene un éxito entre los hombres — escucho una voz envidiosa comentar a mi espalda — no le quitan el ojo de encima ¿crees que es una de sus conquistas?

—Alexander no le ha quitado la mirada de encima... está babeando, por esa mujer. Nunca la había visto, pero sin duda tanto como José y Alexander la conocen... escuche el comentario que la exposición de Alexander se llevo acabo hace una semana en la galería de José, tal vez allí se conocieron.

Levanto mi mirada sintiendo una especie de cosquilleo en mi estómago y entonces me quedo atrapado en aquellos ojos azules, ella abre sus ojos con asombro pero trata de recomponerse de inmediato.

—¿Quién es el tipo? — Señalo al individuo que la tiene rodeada.

—Es un fotógrafo, tiene una galería en el centro de la ciudad. Recuerdas que Mía nos invitó a ver una obra de ese — Elliot señala a Fox — esa exposición se llevó a cabo hace una semana y tuvo muy buenas críticas en los medios. — respira hondo —justo varias de sus fotografías las dono de forma anónima, según se también pinta... unas de esas pinturas era las que   estabas observando hace un momento... las cuales dono también de forma anónima.

—¿Y entonces porque lo sabes tú?

—Soy el hijo de los fundadores de esa fundación... si no me equivoco tú también — sonríe mientras me mira divertido — compórtate el hombre se acerca.

—Señores — saluda Fox educadamente — me alegro de verlos, he visto a su madre y a su padre en mi exposición la semana pasada — Elliot le tiende la mano y se estrechan.

Ambos hombres empiezan hablar, yo opto por ignorar su conversación. Es evidente que Fox se cree mejor que muchos, su manera de hablar y elogiar su trabajo me lo dejan claro, es un arrogante.

Mira quien lo dice.

Me escabullo hasta llegar a un sitio aislado y solo, no quiero seguir rodeado de personas pagadas. Me exasperan.

—Oh, lo siento — se disculpa una dulce voz a mi espalda después de haber chocado conmigo.

—No se preocupe, no pasa nada — contesto mientras me giro totalmente y entonces hay están esos ojos azules — buenas noches.

Su respiración parece haber desaparecido de su cuerpo, no puedo evitar poner los ojos en blanco para mis adentros, siempre es lo mismo, la misma reacción, las mismas palabras y las mismas acciones.

—Buenas noches señor Grey — esa voz. Dios esa voz yo la he escuchado antes.

—Perdón. ¿te conozco? — ella medio sonríe y no puedo evitar hacer lo mismo.

—No, no lo creo — susurra tímida, — debo retirarme.

—No me has dicho tu nombre — pero ella no me hace caso, empieza a avanzar lejos de mi.

¡Joder!

Sin poder creer lo que estoy a punto de hacer empiezo a caminar tras de ella.

—¿Cuál es tú nombre? — ella se gira y me mira sin poder creer que yo la este siguiendo. Ella mira en todas direcciones y uno que otro ojo curioso ha reparado en nosotros. Me importa una mierda.

—Señor Grey, debe volver — parece un poco asustada.

—¿Dime tú nombre? — ella resopla y cuadra sus hombros.

—Anastasia. Anastasia Steele, señor — yo extiendo la mano y tomo una de ella, en ese momento la noto removerse y gemir por lo bajo casi imperceptible. Yo me llevo aquella pequeña y delicada mano a los labios, ella suspira.

—Hermoso nombre. Hermosa chica — sus mejillas se vuelven rosas. Es encantadora — perfecta.

Ella se remueve de nuevo haciendo que su escote se baje un poco y entonces mis ojos inquietos no pueden apartarse de allí, y lo veo, veo ese lunar. Vuelvo mis ojos a su cara blanca y cremosa, ella no aparta sus ojos de los míos. Pero de un momento a otro sale disparada alejando se de mí.

¡Que mujer!

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Aquí lo tenemos.

¡laters Babys!

Azul.

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