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Treinta y ocho | Despertar.

(P.O.V — Christian)

Observo los diferentes documentos frente a mí y le doy respuesta a lo más apremiante, recordando que hoy es la junta con mi grupo directivo, para saber cómo vamos con los nuevos avances y también discutir algunas nuevas probablemente adquisiciones que son viables y hará un buen aporte a mi empresa. Quisiera aplazarla de nuevo, pero eso no sería bueno y en absoluto profesional. Esta vez no puedo utilizar a mi padre o a Elliot para ir a esas reuniones donde es necesaria mi presencia. Suspiro un poco cansado mientras desvió mi mirada hacia ella, el nudo en mi garganta se forma como cada vez que la miro yaciendo en aquella cama.

Dos meses. Dos malditos meses en los que ella simplemente parece descansar imperturbable, ignorante de lo que pasa alrededor. Sin saber que me siento morir un poco cada minuto que pasa sin que ella me mire y sonría iluminando mi mundo.

—Señor Grey — bajo de nuevo mi mirada a mi Mac y los documentos que estoy revisando en ella. Estoy próximo a llorar como cada vez que estoy con ella a solas, cuando la desesperación hace su peor trabajo en mi — es hora del baño de la señorita Steele.

Asiento mientras bajo la tapa y dejo la Mac a un lado en el sofá y me levanto mientras me dirijo donde está la enfermera quien me mira con un poco de pena y odio con toda mi alma esa mirada. Es como si me dijeran que todo está perdido, cuando sé que no es así, su corazón aun late y para mi ese solo hecho es más que importante. Me aferro a esa pequeña línea de vida que significa el sonido de aquella máquina que con su pitido tranquilizan a mi alma, gritándome que ella aún está conmigo, que aún tengo esperanzas.

—Gracias — la mujer sale dejando sobre la pequeña mesa todo lo necesario para limpiar el cuerpo de Ana.

Todo el maldito mundo en este sitio sabe que es un trabajo perdido cuando se trata del cuidado de Ana. Me paso aquí la mayor parte de mi tiempo y cuando estoy lejos de ella simplemente no logro concentrarme en nada y la intranquilidad me gobierna. Mientras la limpio sobre la camilla con el agua tibia, por todo su pálido cuerpo paso la suave esponja de manera delicada y suave, con toda mi concentración y el amor que siento por ella. Sin poderlo evitar y como siempre beso cada pedazo de piel al que  logro acceder — seguro como el infierno si el cuerpo médico me viera en este momento no lo aprobarían — paso mis manos por su abdomen pronunciado de cinco meses y deposito besos allí, y para mi alivio y alegría siento el movimiento del pequeño Teddy.

—Hola campeón — susurro bajito mientras trazo con mis dedos suavemente sobre la piel alrededor de su ombligo — wow, también me alegro de saber que estás ahí campeón — sonrió mientras siento como patea desde el interior de Ana.

Sigo con el proceso lentamente mientras tarareo una nana. Visto a Ana con la bata de hospital después de secarla y perfumarla por todo su cuerpo, peino su pelo, hasta lograr dejarlo totalmente desenredado y luego proceso hacerle una trenza aun lado. Beso sus pálidos labios sintiendo de pronto inmensas ganas de echarme a llorar ante el estado de mi amor.

—Vamos nena, cariño despierta — susurro en su oído mientras acaricio con mi nariz el contorno de su oreja — por favor… te necesito tanto. Por favor nena.
Hoy simplemente me dejo caer a su lado mientras entierro mi cara en su cuello.
—Hoy tengo una reunión con los directivos de mi empresa, no quiero ir… — suspiro mientras beso la piel de su cuello — Elliot, no quiere que se lo digas a Kate, pero está desesperado porque puedan casarse pronto…Kate no quiere hacerlo hasta que la madrina este despierta. Así que es hora de que lo hagas sino quieres que mi hermano se quede sin pelo ante la espera — río — ¿te imaginas a Elliot calvo?... uh, la imagen me da escalofrió. Quiero enseñarte tantas cosas Ana, quiero llevarte a ti y a Teddy al The Grace, seguro te encantara… si ya lo sé parezco disco rayado pero quiero que despiertes ya. Por favor. — de pronto la maldita maquina junto a la cama empieza a emitir un sonido aterrador y angustiante — ¿Ana? ¿Cariño?