"No puedes pedirme eso"

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-Acaba rápido.-dijo Keith mirandose en el espejo. Aprovechó para peinarse con sus dedos el flequillo.- Quiero quitarme este tufo a ti.

-Ahá....-Lance se quitó la ropa y dejó que el agua lo inundase. Se frotó el pelo lentamente y pasó sus dedos por sus sienes. Le dolía la cabeza. Después miró hacia Keith fijamente al encontrar algo extraño en él.

-Oye... ¿estás bien?-dijo Keith mirándolo en el espejo. Era raro que se le quedaran mirando con aquel careto.

-¿Qué es eso? -dijo con una voz desconfiada, afilando su mirada.

-¿El qué?

-Eso.-dijo señalando hacia el pecho de Keith. 

-Es un pircing.-dijo pasando el dedo por encima de este, tenía uno en el pezón izquierdo. - ¿Te gusta?

-Estas mal. -Lance movió la cortina para taparse.- ¿Qué clase de hombre se hace eso? 

-¿Quieres oír la respuesta? Es muy útil cuando tienes sexo, es divertido. -dijo Keith sonriente.

-Dirás sexo de maricas. A mi me gusta el sexo y eso no me va. -levantó las cejas y siguió con su ducha.

-No lo has probado.-dijo de forma divertida.

-Por favor dime que no llevas uno también ahí abajo...-pensó en lo doloroso que tenía que ser perforarse en el pene.

-¿Quieres comprobarlo?

-Imbécil.-resopló.- Ni en un millón de años. -Lance arqueó la ceja. 

-¿Entonces a qué viene tanto interrogatorio?-se acercó a la ducha y movió la cortina. Lance se tapó.- ¡Sal ya de ahí!

-¡Espérate!-refunfuñó.- Y... era sólo curiosidad. No te vayas a hacer ilusiones.

-¿Ilusiones contigo? Como si eso fuera posible. -rió.

Lance cogió su toalla y se la puso alrededor de la cintura.

-Perdona pero soy un rompecorazones. Nadie se resiste a mí.

-Me arriesgaré a decir que eso no sucederá conmigo. -sonrió de forma irónica y entró a la ducha. Lance movió un poco la cortina para mirar con disimulo, pero se llevó un manotazo de Keith.- ¡ Qué no tengo un pircing en la polla! ¿Contento? ¡Deja de espiarme, pervertido! -expulsó a Lance del baño.

Keith aprovechó para lavarse el pelo, y de paso recordó que no había cenado. La tripa le sonó impaciente, pero ya habrían cerrado la cafetería. Todo por que Lance no era capaz de controlarse. No quería más sustos de esos, si algún día entraba al cuarto y Lance estaba muerto no sería su culpa.

Al salir miró el reloj para confirmar la hora. Las 11.30. Genial. De nuevo le sonó la tripa. Lance lo miró de reojo.

-¿No has cenado? 

-No me ha dado tiempo, he tenido que atender a un idiota que casi se muere.

-No estaba tan mal, deja de exagerar. -dijo enfadado.- Además, a ti no te incumbe lo que haga o deje de hacer.

-Si hueles así de mal vivo, no quiero imaginarme como hueles muerto.-cruzó los brazos.- Así que si decides desperdiciar tu vida bebiendo y drogándote, asegúrate de hacerlo lejos de aquí.

-Eres peor que mi madre.-se tapó la cara con la almohada.- Conozco a la gente como tú, ¿sabes? Típico niñato pijo de buena familia que estudia para ganar dinero.

Era algo así como lo que sus padres habrían querido para Lance.

-¿Perdona? -dijo indignado.- No te atrevas a hablar de mi sin siquiera conocerme. Estudio medicina, y no es por dinero.

BLESSED [Klance]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora