Capítulo 46|𓆙

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𝙱𝚛𝚊𝚍𝚜𝚑𝚊𝚠𝚜𝚊́𝚋𝚊𝚍𝚘, 𝚗𝚘𝚟𝚒𝚎𝚖𝚋𝚛𝚎

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𝙱𝚛𝚊𝚍𝚜𝚑𝚊𝚠
𝚜𝚊́𝚋𝚊𝚍𝚘, 𝚗𝚘𝚟𝚒𝚎𝚖𝚋𝚛𝚎

              

ᴜɴᴀ ᴅᴇʟɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴇ ᴇɴᴛʀᴇ ʀɪᴄᴏꜱ

          

❝𝚅𝙴𝚁𝙳𝙰𝙳 𝙾 𝚁𝙴𝚃𝙾❞

           

Le avisamos a Alec mi retirada de la agencia, por más que siguiera con el trato y que no sabíamos a dónde iríamos.

Ya no podía volver al ghetto, era una traidora.

―¡Molly! ―Abrió la puerta de repente y me senté sacando mi arma de bajo de la almohada para apuntarle―. Soy yo, estúpida. ¿Estás pronta para la fiesta?

A Bella ya no le asustaba las armas, luego de miles de veces donde ya le había apuntado por venir de la nada, ya les daba igual. Miedo que era injustificado porque en la clase de armas de SIDRA pasan mostrando ejemplos.

―Estúpida tú, qué entras así... ―Bajé el arma poniéndola donde anteriormente estaba y cerré los ojos aún sentada. Me sentía de verdad cansada, pero no quería dormir y tener otra pesadilla―. Déjame aquí, ve tú.

Ni tampoco quería estar cerca de Culebra.

―No, no. ―Agarró mi mano y empezó a tirar de mí para que me pare―. Amas las fiestas. Además si te vas será tu despedida.

―Las odio ―espeté con disgusto, recordando la pasada―. Más si hay ricos y peor aún, Culebra.

―Aunque sea ve a sentarte y a comer en la barra, pero tienes que ir. ―En un acto de frustración, tiró de mí muy fuerte, pero en vez de que me levantara logró que ella caiga arriba mío―. ¡Molly!

―Estás muy insistente, ¿qué sucede?

―¡Sólo muévete!

Media hora después me miraba al espejo.

Bajo la campera traía puesto una remera pegada al cuerpo, pantalones rotos en las rodillas con una cadena y mis comunes botas, todo mi outfit negro. Mi pelo negro lo dejé suelto hacia un costado, dejando que el flequillo y algunos mechones rebeldes cayeran en mi rostro. Me había puesto un poco de base para quitar la tez blanca, labial sepia, máscara de pestañas  y me había hecho un delineado resaltando mis ojos marrones.

―Bien, sólo tienes que ir un rato, ver cómo está la cosa y luego te puedes ir ―le hablé a mi yo del ventanal―. Es sólo una fiesta... insignificante.

―Y después yo era la loca. ―La gemela pasó detrás de mí y pude verla colocarse su perfume―. ¿Estoy bien así?

Me giré un poco y la miré de arriba a abajo. Su vestimenta era más atrevida que comúnmente se vestía y eso me gustaba. Tenía los labios rojos y sin duda parecía segura de si misma.

𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐑𝐈𝐂𝐎𝐒| 𝖾𝖽𝗂𝗍Where stories live. Discover now