Capítulo 21|𓆙

1K 68 5
                                    

          

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

          

ᴜɴᴀ ᴅᴇʟɪɴᴄᴜᴇɴᴛᴇ ᴇɴᴛʀᴇ ʀɪᴄᴏs

        

❝¿𝚂𝙾𝙼𝙾𝚂?❞
 

       

—Serás estúpido, eh. 

Luego de mojar el algodón en suero lo comencé a pasar por su cara limpiando las heridas, su respuesta fue morder su labio mientras apretaba el posa brazos.

—¡No seas bruta! —gruñó—. Con cuidado... Y no soy un estúpido, los terminé matando igual.

—Sí —contesté con sarcasmo—. Después de casi convertirte en zombie.

—Bueno, tampoco me retes —replica frunciendo el ceño—. ¿No viste en las películas que se hacen los derrotados y luego vence a los malos? Así hice yo.

—Bueno, ya, quédate quieto.

A unos metros, en la puerta de su habitación, Bella, Mery y Steve nos miraban sorprendidos susurrando entre ellos. Quiso dirigir su mirada hacia ellos, pero con dos dedos subí su rostro para que me mire a los ojos.

Pasé el algodón por su pómulo donde tenía un moretón y esta vez hizo una pequeña mueca.

—Nos miran asombrados, ¿sabes porqué?

—Mmmh, probablemente porque me estás curando —respondió sin dejar de verme directamente a los ojos, estábamos muy cerca—. Luego de las misiones cuando me lastimo no dejo que nadie me cure.

—¿Y por qué dejaste que yo lo hiciera?

Coloqué dos puntos en su ceja y sonrió mostrando sus blancos dientes, cosa que hizo que las tres personas en la puerta se sorprendieran aún más.

—Tú sabes porqué.

Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios y empecé a guardar todo en la caja de primeros auxilios. A mi costado, Culebra se levantó para colocarse con cuidado una de sus remeras. Apenas terminé de guardar todo sentí sus brazos rodeando mi cintura.

—¿Qué quieres, Culebra?

—A ti —susurró en mi oído—. Lo sabes.

—¡Oh por dios! —podía oír sus fuertes susurros desde la puerta—. ¿Viste lo cerca que está de ella? Si oyen gemidos ya saben de quienes son.

—¡Steve! Cállate y deja escuchar.

—Culebra, ya basta —ordené, para separar sus manos de mi cintura y voltee a verlo—. No tienes que fingir nada delante de ellos, no son periodistas.

Toma mi rostro entre sus manos, dándome un sentimiento de seguridad.

—¿Quién dijo que estaba fingiendo?

𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐋𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐑𝐈𝐂𝐎𝐒| 𝖾𝖽𝗂𝗍Where stories live. Discover now