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Rose se sentó en el césped del lugar y comenzó a vendar su brazo.
La frenada fuerte de un auto la hizo levantarse rápido, Sonia Kaspbrak.

— Ustedes hicieron esto — los culpa la mujer —. Saben lo delicado que es. — lleva a Eddie al auto

— No atacaron, Señora K. — dice Bill

— No, no trates de culpar a nadie. —

— Pero es verdad. Nos atacaron. — defiende Rose

— No lo creía de tí, Rose Donovan. Pensé que eras una buena influencia para mí pequeño. — le dice Sonia.



La señora Kaspbrak mete a su hijo dentro del auto y cierra la puerta. Se da vuelta y sus llaves caen.


— Déjeme ayudarla. — le dice Beverly tratando de agarrarlas pero la mujer las toma rápidamente

— ¡Deja! — la frena — He oído de tí, Beverly Marsh. No quiero que una chica sucia como tú toque a mi hijo. — le dice cerca de su cara

— Señora K,  le j-j-j... —

— ¡No!  Son unos monstruos. Todos, ¿oyeron? Y Eddie ya no saldrá con ustedes. ¡Se acabó! — se sube al auto y arranca





Nos dirigimos al centro de la calle mirando al auto irse.



— Ya ví el pozo, s-s-sabemos dónde está y a la próxima iremos preparados. —

— ¡NO! — niega Stan — ¡No habrá otra vez, Bill! ¡Estás loco! —

— ¿Por qué? — pregunta Bev — Sabemos que nadie más va a hacer nada. —

— Por poco mata a Eddie y mira a este idiota — señala a Ben — ¡está goteando salsa de tomate! — grita — y mira a Rose, ella también. —

— No podemos fingir que no está. Tú lo dijiste, Ben, eso vuelve cada veintisiete años. — dice Bev

— ¡Perfecto! — levanta los brazos — Tendré cuarenta y estaré muy lejos de aquí. Creí que tú también querías eso. —

— Sí, pero quiero hacer algo importante. No huir. —

— Perdón, ¿Quién invitó a Molly Ringwald al grupo? —

— Richie... — lo llama Rose

— Digo que hay que enfrentar los hechos, el mundo real. Murió Georgie, no hagas que nos maten también. — camina para tratar de agrrar su bicicleta pero Bill interrumpe su camino

— Georgie no está muerto. —

— No pudiste salvarlo, pero te puedes salvar tú. —

— No, di-dis-sculpate — le dice Bill — Estás asustado, igual que todos. Pero discúlpate. — lo empuja


Richie se dirige al tartaja y le devuelve el empujón. Bill lo empuja pero esta vez lo golpea en la cara tirándolo al suelo.

— ¡Bill! — dice Bev

— ¡William, basta! — lo frena Rosie


Ben aleja a Bill mientras que Mike y Stan ayudan a Richie a pararse.


— ¡Son unos perdedores! ¡Son unos malditos perdedores! —

— ¡Ya basta, Richie! — trata de calmarlo Stan

— ¡Y los matará ese maldito payaso! —

— ¡Esperen! — grita Bev

— Es lo que eso quiere — dice Rosie — , separarnos. —

— Antes de todo esto, estábamos juntos cuando los lastimamos. Eso nos mantuvo con vida. — le sigue Bev

— ¿Si? — pregunta Richie — Yo planeo seguir con vida. — pasa por al lado de Bill y choca su hombro


Stan le sigue el paso, Ben también...

— Mike... — lo llama Rose

— Chicos, no puedo hacerlo. Mi abuelo lo dijo « soy ajeno a esto » y seguiré así.— toma su bicicleta y se va



Los tres que quedan se miran. El sol comenzaba a ocultase dejando un lindo atardecer, lo único lindo que tuvieron en el día. Beverly fue la primera en irse, apoyando a Bill con la lucha en contra de eso. Luego, se fueron los otros dos.

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