14

12.6K 1K 186
                                    


Esta sentada en el cesped de los Barrens. El suave viento movía mi pelo hacia la derecha. Pequeñas flores estaban a mi alrededor. Tome una y acaricié sus pétalos.
El recuerdo del sueño que tuve anoche se hizo presente, de nuevo.

" Estaba caminando por donde ahora es la calle Neibolt. Una mujer jóven que por alguna razón sabía su nombre,  Abigail. Lleva un bebé en brazos y este lloraba. La seguí hasta que llegó a su casa, la mujer entra y deja al bebé en su cuna, se acerca a la chimenea y hace fuego para calentar el lugar.

Las cosas pasan muy rápido, veo a la mujer y al bebé en posiciones diferentes a la anterior. Miro a mi lado izquierdo y encuentro a mi vecino, Bob Gray,, parado al lado mío. Voy marcha atrás hasta topar con la pared, no sé que está pasando. Ninguno sabe de mi presencia. La chica llora aterrada, habla con Bob pero no se oye sobre qué. Por sus expresiones y las del hombre que llegó instantes después puedo decir que están recibiendo una amenaza por parte de mi "vecino".

Veo como la mujer deja al bebé en el frío suelo y se aleja de él. Mira las llamas casi apagadas. De un momento a otro,  el fuego se reaviva. Marido y mujer le dan la espalda al hombre quien se acerca al bebé.

"Bob" abre su boca dejando ver varios dientes afilados. La piel de su cara cae dejando ver a Pennywise o eso delante mío. Se acerca al bebé y no quiero ver más. El ruído se hace presente, esta vez sí puedo oir. El llanto del bebé cada vez se hace más agudo hasta que no escucho nada más. Siento un liquido caliente recorrer mi cuerpo.

Saco mis manos de mi cara y son lo primero que veo, pequeñas gotas de sangre hay en ellas.

— Boo. — dice alguien a mí lado

Giro mi cabeza y veo a eso a mi lado con un pequeño brazo en sus manos y sagre por todo su rostro.
Grito, solo grito. "




— ¡Rose! — siento que alguien me mueve

Abro los ojos sobresaltada y veo a Bill al frente mío.

— Billy. — es lo único que digo y lo abrazo

— ¿Qué sucede? ¿Pasó algo? —

— No, no. Es solo una pesadilla que tuve. Nada importante, estaba recordandola. —

— ¿Quieres contarme? —

— No quisiera tocar el tema ahora — susurro —. Me alegro de que haya venido. — sonrío

— Y yo me alegro de verte, Rosita — me sonríe —. Veo que ya arreglaron tu bicicleta, es una lástima. Me gustaba llevarte. —

— Bueno — digo —, voy a tratar de hacer que se rompa más seguido para que me lleves — reímos — ¿Manos a la obra? — le pregunto

— Manos a la obra. —





Hace unos días atrás, antes de que la separación del grupo sucediera, Ben me dijo que el agua en Los Barrens estaba subiendo y que sería bueno armar un dique para detener el agua pero solo, para él, era un plan cualquiera. Se lo conté a Bill ayer y dijo que me daría una mano, ahí estábamos.
Pasamos gran parte de la tarde armandolo, primero cavando un pozo para ir colocando las tablas de madera en él y luego, afirmarlas.
Nos levantamos de la tierra y sacudimos nuestras manos, íbamos a dirigirnos a nuestra bicis pero una voz nos interrumpe.


— ¿Qué sucede aquí? — llega el comisario Nell


El hombre se apoya sobre una de sus piernas y coloca sus manos en el frío cuero de su cinturón,  mira el dique y luego a nosotros.

— ¿y? — nos vuelve a preguntar

Bill y yo tragamos saliba.

— L-l-la id-id-idea f-fue mí-mía. — tartamudea Bill

— William... — le digo — Yo también...  Yo también tuve esta idea. — aclaro

El señor Nell nos mira.


— ¡Jesús! — exclama — Bueno. William Denbrough, seguro que tus padres no saben que estás aquí y ni hablar de ustedes señorita Donovan, jugando en las cagarrutas flotantes,¿verdad? —


Bill bajó la cabeza y negó con las mejillas ardiendo. Yo solo negué pero mantuve la mirada.




— ¿De quién fue la idea? y quiero la verdad. — nos dice Nell

— De un amigo — contesto rápido —, no pudo venir. Tuvo la idea de construír esto. — señalo

— Creo que es un gran ingeniero. Pero no sabe ni él ni ustedes dos — nos apunta — de los Barrens ni del sistema de drenaje de Derry. —

— Sabemos algo... — susurro

— El sistema tiene dos partes. Una parte lleva los desechos de los humanos sólidos. La otra,  el agua residual;  el agua de los retretes y de las tuberías de las duchas, fregaderos o lavadoras,  junto con la que corre con las alcantarillas de la cuidad. Bueno,  ustedes no causaron problemas con el paso de los desechos sólidos, gracias a Dios. Pero, en cuanto a las aguas residuales ... ¿No se les pasó por la cabeza que han estado chapoteando en las aguas sucias de Derry?... Bueno, bueno... Igual no hay que tomárselo muy a pecho. Solo me mandaron para ver si no se ha caído algún árbol por la zona — Bill mira el dique —. No tienen por qué estar en un lugar tan infeccioso como este, chicos. Pueden ir al parque a jugar a la pelota o qué se yo. —

— N-n-nos g-gusta estar a-aquí — expresa Bill, desafiante — Aquí a-abajo nadie n-n-nos da la estática. —

— ¿Perdona? —

— Bill tiene razón — agarro su mano —, nos gusta estar aquí ya que nadie nos viene a decir qué hacer o qué no hacer. —






El señor Nell mira nuestras manos y dirige su mirada otra vez hacía nuestras caras.



— A mí también me gustaba esto cuando era niño — cuenta —. Y no se los voy a prohibir. Pero escúchenme bien, si vuelven otra vez aquí háganlo en grupo son lugares lejos del centro y son peligrosos, ¿ok?  Juntos,  en grupo. —

| IT 1 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora