Capítulo 28

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Carol se había encargado, junto con Lila, de que la mesa del comedor fuese un completo espectáculo.
Cada uno de los 12 lugares tenía su juego de tres platos y seis cubiertos, incluso el de Sam.
¡Qué suntuosidad! ¿En qué situación alguien podría usar toda esa vajilla?
¡Doblar una servilleta de aquella manera tan exótica, para luego mancharla!

Qué más daba, ¿por qué no el lujo y la extravagancia si podían permitírselo?

El timbre de la casa suena, y Carol recibe con excepcional alegría a los hermanos de Louis.
Su esposo era el hijo del medio, siendo Jered el mayor y más alto de los tres, quien venía acompañado de su esposa Lisa y dos hijos pequeños, y Connor el menor, con sus dos hijas y esposa.
Todos se acomodan en el comedor luego de un cálido saludo.

- Qué bueno verlos.- confiesa Carol con una sonrisa, mientras envuelve la mano de su esposo con la suya sobre la mesa.- ¡Parecen haber pasado siglos desde la última vez que todos estaban aquí!
- ¡Ni que lo digas! Llevo tomando medicamentos desde entonces.- dice Connor con gracia.
Todos en la mesa ríen, a lo que río también para seguir la corriente.
- Querido, no es culpa de Carol que no supieses que eras alérgico a la langosta.- ríe su esposa.
- Una trágica velada.- dice Connor, en mi dirección.
- Una para recordar.- afirma Louis bebiendo un sorbo del costo vino que sus hermanos habían halagado minutos antes.

El timbre de la entrada principal suena.

- Qué extraño, no esperamos a más nadie.- Louis se encoge de hombros y se dirige a la puerta. - Ares, que sorpresa.- se le escucha decir.
Ares permanece parado en el umbral del comedor, mirando con atención la gran reunión familiar que acababa de interrumpir.

- Querido, ¿qué sucede?- Carol se dirige a él desde su lugar.
- Necesito hablar con Aurora, en privado.
- Ahora no es el momento, Ares.- respondo, haciendo obvia la situación.

Hacía ya casi una semana que me había echado cortésmente de su casa por la salida trasera. Ciertamente no me consideraba una persona rencorosa, pero si creía merecer algo siquiera similar a una disculpa. Me negaba a actuar como que nada había pasado.

- Es importante.- insiste. Todos aguardaban en un incómodo silencio.
Luego de un suspiro, dejo la servilleta que antes reposaba sobre mi regazo sobre la silla, y me aproximo a él.

- ¿Qué quieres?- pregunto, una vez en el living, lejos de la vista de cualquiera.
Tomó tan solo fijar la vista en su rostro una milésima de segundo para saber que algo andaba mal.
Su ojo derecho estaba particularmente hinchado, y un naciente moretón le acompañaba por debajo.
Me arrepiento al instante de mi frialdad, queriendo enrollar mis brazos al rededor de su cuerpo y hundir mi rostro en su cuello. Pero no lo hago.

- Ares, ¿qué sucede?- insisto con preocupación. Se removía incómodo enfrente mío, cerrando los puños con fuerza a los lados de su cuerpo.
- Aurora, no sé cómo explicártelo...- comienza.
El timbre vuelve a sonar, siendo ahora incluso más inoportuno que antes.
- Espérame un segundo, iré a atender.- y me apresuro a la puerta.
Dos oficiales vestidos de azul se paraban firmemente en la entrada de la casa.
- ¿Familia Harrison?- pregunta uno de ellos, con las manos reposando sobre su cinturón de oficio.
- Sí.- respondo.

Sin más, ambos oficiales se abren el paso hacia el comedor de la casa, seguidos de mis pasos nerviosos por detrás.

- Señor Harrison, queda arrestado bajo los cargos de evasión fiscal y malversación. Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá y será utilizada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene derecho a hablar con un abogado. Si no puede...- me encontraba aturdida por la situación. El oficial que antes me había dirigido la palabra, ahora quitaba las esposas de su bolsillo y esposaba a Jered, el hermano mayor de Louis.
- ¿Qué?- pregunta su esposa con lágrimas cayendo por sus mejillas.
- No, ¡No!- Jered da unos pasos hacia atrás, completamente confundido.- ¡Esto es un error! Yo no he hecho nada de eso.- declara.
- Señor, no se resista. Solo empeorará la situación. Hay niños presentes.- advierte el oficial.
- Pero no, ¡no es posible!- dice con desesperación.- Lisa cariño, yo no he hecho nada.- se dirige ahora a su esposa, quien abrazaba con suma tristeza a sus dos hijos.
- Lo sé, cariño.- responde entre lágrimas.- Lo resolveremos.
- Louis, llama a un abogado.- le dice Carol.

Los oficiales se marchan con Jered esposado en la parte trasera de una patrulla. Los niños permanecen en silencio sin entender lo que sucedía, justo igual que yo.
Podía ver como todos hablaban y discutían con desesperación, pero no parecía poder escucharles.

- Iré a la comisaría.- dice Louis buscando las llaves de su coche en el bolsillo de su abrigo.
- Vamos contigo.- afirma Carol, incluyendo a a la esposa de Jered.- Dejaremos a los niños con la niñera de camino.

Todos se marchan con apuro, al igual que Connor y su familia. El comedor queda completamente vacío.

- Será mejor que me vaya a casa.- Ares llama mi atención por detrás, había olvidado por completo que estaba aquí.
- Sí, ¿podrías dejarme en la comisaría de camino?- pregunto, buscando mi abrigo.
- Claro.

Ambos salimos en silencio de la casa en dirección al garage.

- No has arreglado el auto.- digo una vez dentro, rompiendo el silencio.
- ¿Qué?- pregunta, extrañado.
- El rayón. No lo has arreglado.
- Ah, claro...- responde inquieto.- No he tenido tiempo.- Escucha...- comienza a decir mientras estaciona.- Siento lo de la última vez.
- ¿Ya... cuál parte?- suspiro.- ¿La que apenas me hablaste cuando despertaste? ¿La que me hiciste salir por la puerta trasera para no pasar la vergüenza de que te vieran conmigo? ¿O la que no te molestaste en llamar ni escribir durante toda la semana?
- Pues todas.- responde, girándose de lado y mirándome a los ojos.
Listo, requería simplemente eso para que mi enojo se esfumara de un segundo para el otro.
Sin contestar, me giro y le beso despacio.
Mi mano que descansaba en su mejilla, baja por su cuello y reposa en su pecho.
Me trepo con agilidad sobre su regazo y continúo besándolo con mayor intensidad.
- Aurora...- dice entre besos. Me aparta, agarrándome con la suficiente fuerza del cuello.- No empieces algo que no quieres terminar.
- Quiero terminarlo.- respondo.

Ares me quita la blusa con rapidez, pegando mi espalda contra el volante del coche.
Desabrocho su pantalón, y acaricio su miembro por encima de la ropa.
El frío terrible que hacía afuera había dejado de sentirse por completo. Los vidrios empañados del auto apenas dejaban ver los focos de luces.
Ares baja sus calzoncillos apenas un poco, mientras besa y recorre mis pechos.
Bajo mi pollera tableada corre mi ropa interior hacia el costado y hace movimientos circulares con dos de sus dedos.
Sus agarres en mi cuerpo eran fuertes, decididos.

- Necesito sentirte, Aurora.- asiento con mi cabeza en aprobación, ansiando que Ares me penetrase mientras besaba su cuello y recorría su espalda con mis manos.

Lo fuerte respiración y los gemidos de placer rápidamente se apoderaron de ambos mientras subía, bajaba y jugaba con mis caderas.
El simple placer de sus manos recorriendo mi cuerpo hacían que mi piel se erizase. Sus besos húmedos y delicados en mi nuca hacían que mis piernas flaquearan al instante. Sus caricias y suspiros satisfacían mis deseos una y otra vez, pero al mismo tiempo me volvían insaciable.
Ares me hacía sentir viva, completa.

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Nota de la autora:
¡Hola a todos! Otro capítulo más para ustedes.
Sinceramente hubiese actualizado antes, pero estos dos días (desde la última actualización) no me he sentido inspirada como para escribir una escena erótica.
De todas formas, la ansiedad de un nuevo capítulo me venció, y en pocas palabras hice lo mejor que pude.
Vendrán escenas mejores y más largas, eso lo aseguro.
Cuídense mucho, saludos
f

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⏰ Недавно обновлено: Jan 18, 2021 ⏰

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