Capítulo 25

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Emily Rough

Comencé a sentirme nerviosa desde el primer segundo. ¿Qué diablos estaba pasando? Terminé de limpiar el rastro que dejé en la ducha y me sequé rápidamente el cuerpo mientras levantaba el teléfono para llamar a Amanda.

Estaba rogando que me atendiera el teléfono. Lo despegué un segundo de mi oído para ver la hora en la pantalla. Media tarde. Excelente.

Contesta, por favor.

Escuché algunos tonos más antes de escuchar su voz.

—Emily, ¿todo bien?—me preguntó.

—Necesito que me acompañes al médico urgente, Amanda. Estoy sangrando y te juro que no es mi período—le dije al borde de la histeria. —Estoy en el apartamento. Mi apartamento—le avisé.

—Estoy en camino. Por favor, mantén la calma—me dijo antes de colgar.

¿Que mantuviese la calma? ¡Ella no estaba desangrándose de la nada!

Chequé mi entrepierna y efectivamente había dejado de sangrar, pero comencé a sentir una molestia en mi vientre bajo. Oh, Dios mío.

Estaba asustada.

Casi corrí al vestidor y me vestí rápidamente con tenis y ropa deportiva. Miré nuevamente mi teléfono.

¿Debería avisarle a Alex?

Lo pensé realmente, él no quería que estuviese cerca.

Pero no era tonta. Estaba casada con él, me quiera cerca o no.

Así que lo llamé, pero su celular estaba apagado.

Conociéndolo, el aún estaría en la oficina.

R. A. Corporation, habla la secretaria del Sr. Rough—me contestó.

—Hola—dije— Habla la Sra. Rough, ¿Podrías comunicarme con mi esposo, por favor?—le pedí.

—Un segundo—me pidió. —Listo, pasé la línea—me notificó.

—Gracias—susurré.

Esperé otros segundos más antes de escuchar su voz gruesa.

—Emily—me dijo neutral. —¿Qué sucede?

—Alex—le respondí casi en un susurro—lamento molestarte, me pediste que no lo hiciera, pero pensé que sería importante comunicarte que en unos segundos saldré hacia el médico—le dije.

Puse el teléfono en alta voz y me até los cordones de los zapatos.

—¿Médico? ¿Estás bien?—me preguntó.

—No lo sé—dije suspirando. Estaba muy asustada.

—¿Cómo que no lo sabes?—me riñó—¿Qué tienes?—preguntó. —Espera, te llamaré al celular.

No dije nada y sólo esperé que me marcará.

—Ahora sí, ¿Qué tienes?—volvió a preguntar.

—Apenas llegué al apartamento me metí a bañar—comencé a explicarle.—pero me fijé en la mitad de la ducha que estaba sangrando, considerablemente—le dije con voz temblorosa. —No es mi periodo, pero no sé qué me está pasando—terminé diciéndole.

—¿Sangrando?—se alteró. —¿hace cuanto?—me preguntó.

—Diez minutos, más o menos.

—¿Y ahora me lo dices?—casi gritó. —Voy saliendo para allá.

—Espera, es que Amanda debe estar por llegar. Ella me va a llevar, me va a acompañar—le dije.

—Yo te voy a acompañar, Emily—me dijo.

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