Capítulo 8 - No lo olvides

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Supongamos que algo minúsculo hubiese acontecido que cambiaría el curso de nuestra historia, como el efecto mariposa, como... que ella y yo no hubiésemos estado en el mismo lugar ni a la misma hora, supongamos que ella no hubiese estado allí, ¿nos habríamos cruzado en otras circunstancias? ¿Yo le habría resultado igual de amigable y ella me habría resultado igual de hermosa? ¿Habría despertado mis latidos? A veces creo que estábamos destinadas a conocernos y que igualmente nos hubiéramos enamorado, quizá en otro tiempo, otro lugar y a otra hora, pero pienso que hubiese ocurrido igualmente porque creo, no, estoy segura que nacimos para amarnos. Mi corazón la hubiese seguido a donde ella fuera aun cuando ni mi mente fuese consciente de su existencia, pero nuestros corazones se habrían llamado como cuando estamos cerca. Lo que desconozco es la distancia del camino de nuestra historia, no sé si durará unos días más, unos meses más, unos años más, o... toda mi vida.

Yo amo cada mínimo detalle que forma su estructura, desde sus lunares, sus tatuajes, su aroma, su piel, hasta mis favoritos: sus ojos. Podría nombrar cada parte de su cuerpo y aburrirlos, podría amar hasta sus imperfecciones, no lo sé, quizá ya lo hago, pero estoy tan ciega por ella que no las noto, para mí ella es perfecta.

Nuestras pieles eran magnéticas y cuando se encontraban se sentía como una explosión de ondas eléctricas viajando por las venas, en mi sangre, yendo más allá de lo tangible, alcanzando hasta mi alma.

Caminamos entre tropiezos hasta el baño, sin que nuestros labios o nuestros cuerpos perdieran el contacto. Sus manos enredadas en mi cuerpo encendían mi piel, cada uno de mis receptores ansiosos por su toque. Cuando sus manos llegaron al respaldo de mis muslos aplicó fuerza levantado mi peso hasta ascenderme sobre la ensimera de mármol del lavamanos, desordenando todos los objetos sobre la superficie, acomodándose entre mis muslos. Sus labios se trasladaron hasta mi cuello, succionando mi piel que respondía frenética ante ella, desabrochó mi brasier y los deslizó por mis brazos y yo saqué por su cabeza la pieza de taje de baño que resguardaba sus pechos; ella apretó mis senos entre sus manos y mordió mi labio. Me dejé caer hacia atrás, aturdida por su tacto, mi espalda chocando contra la superficie fría del espejo mientras sus labios vagaban por mi cuerpo, su lengua saboreando mi piel.

- ¡Maldición! - exclamé con el calor ascendiendo hasta mi cabeza desconectándome del mundo.

Sonrió y descendió por mi abdomen dejando besos y mordiscos en mi piel que hacían retorcer a mi cuerpo, mis manos se enredaron en sus cabellos oscuros. Ató sus dedos al elástico de mis bragas y los resbaló por mis muslos.

Hasta este punto yo ya estaba fuera de sí.

Mi respiración se desbordó escoltados por mis latidos, sus uñas palpando mi piel dejaría rastros de este momento marcados en mi piel. La combinación de su lengua húmeda contra el botón de mi seno y su mano hundiéndose en mi feminidad me arrastraron al borde del paroxismo enviando corrientes que se concentraban en mi entrepierna, tensado todos mis músculos. Mi pecho se infló y retuve la reparación, mi rostro se puso rojo, ardiendo, hasta el punto de que la vena carótida se marcara en mi cuello.

Era ridículo, apenas llevaba unos cortos minutos tocándome y mi cuerpo ya estaba al límite de la explosión de placer.

- ¿En serio, Camz? - susurró contra mi seno con tono ronco.

Separó sus labios de la zona, pero su mano acariciando mi muslo se trasladó hasta la zona que acababa de dejar desatendida, continuando la estimulación con un masaje circular en mi seno.

- ¡Lo siento! - en medio de un afónico gemido.

Mi vista se nubló, su mano me arrancaba de este mundo y sus movimientos comenzaron a marcar un rito más acelerado. Mi espalda se encorvó, marcando un arco casi perfecto, el sudor emanando de mis poros, bañando mi cuerpo. Sus labios escalaron hasta mi oído, mordió mi lóbulo y sentí su aliento caliente impactar contra mi oído.

ButterflyWhere stories live. Discover now