Día 4: distancia

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— Ugghh... Está helando

El frío de la noche le hacía tiritar la mandíbula inconscientemente. Al sentir una suave brisca de invierno, Momo no pudo evitar abrazarse tratando de calentarse un poco. Era ya diciembre y el frío ya les estaba atacando con su máxima fuerza. Y, a pesar de estar bien abrigada, el frío se colaba entre sus ropas y la hacía temblar hasta con la más tenue ventisca.

Se encaminaba hasta su departamento luego de un día agitado como heroína, había trabajado todo el día por lo tanto estaba esperando con ansias poder llegar para pegarse un baño caliente y descansar lo máximo que pudiera ya que el día que se aproximaba le amenazaba con ser igual o peor.

Giró la llave de su puerta y abrió la puerta. Su expresión cambió totalmente al ver un par de zapatos marrones y gruesos que indicaban ser los de su novio, Todoroki Shoto.

— ¿Estás aquí? —preguntó mientras se quitaba los zapatos con la mayor velocidad que podía, estaba tan entusiasmada que el galopar de su corazón le hacía sentir como una joven adolescente de secundaria.

No obtuvo respuesta. Eso no la desanimó para nada. Se encaminó a través del pasillo para llegar a su sala dónde encontró a un Todoroki abatido tendido en el sofá, tenía un brazo colgando y el otro le cruzaba por delante de sus ojos, tapándolos de la luz, aparentemente.

Momo se acercó con extremada precaución de no despertarlo, lo observó por unos segundos mientras sonreía –como una idiota, pensó-. Pero es que, aunque él estuviera durmiendo su presencia le proyectaba tanta paz que no podía evitar sonreír de felicidad.

Y no lo molestó en lo absoluto, buscó unas frazadas de su habitación y lo arropó tiernamente, cuidando de no despertarlo.

— Debes estar cansado —susurró lentamente estirando la frazada cuidadosamente para que no se le cayera—. De verdad eres un héroe genial.

Cuando se fue a dormir a su habitación pensó en él, más que nada en la manera en que saber que estaba ahí ya era suficiente para que su mente se disipara y todo su cuerpo se relajara. Sentirlo cerca ya le era suficiente para que sus problemas del día desaparecieran en un santiamén.

Aunque ciertamente, tenían una relación bastante complicada. No podía negar lo difícil que se le hacía lidiar de vez en cuando con los comentarios de ciertos reporteros e incluso de algunos fans. Pero nada era tan difícil para ella que verlo a él, y notar que él de cierta forma estaba ausente.

Ese sentimiento estaba ahí hincándole el pecho cada tanto. A veces pensaba con tranquilidad que solo se imaginaba cosas, pero luego recordaba ciertos momentos compartidos y volvía a angustiarse de cierta forma. Innecesario, tal vez. Pero no podía evitarlo.

.

A la mañana siguiente, cuando se despertó y recordó que él estaba durmiendo en su sala, se levantó a toda velocidad sin siquiera quitarse el pijama. Y el sentimiento que le hincaba volvió a aparecer: Él se había ido y ni siquiera le había avisado.

Claro que en su celular encontró un mensaje suyo diciéndole que tenía que estar en la oficina muy temprano y que no quiso molestarla; ella no diría nada al respecto porque entendía lo que significaba, pero no podía evitar sentir que un pesado río de tristeza la llevaba por la corriente.

Él no faltaba de noche. A veces estaba muy fatigado y caía a dormir sin siquiera probar bocado, a veces estaban hablando de cosas triviales o podían hablar de cosas de la compañía de héroes, compartían uno que otra experiencia en sus combates y charlaban hasta ambos quedar dormidos juntos.

Sentimientos [TodoMomo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora