Me acordaba tantas cosas de horacio,
era inevitable no pensarlo,
todo eso que no habia sido,
que no lo habia dejado ser.
Ese exilio sin h, que tantas veces me reprochaste,
que corregías, como corregías todo,
como corregías hasta lo que sentías.
Pero eras, ya, todo.
Lo mismo daba,
cualquiera o vos.
Tus letras, desarmadas,
casi como las mias, que se quedaron guardadas
en esa caja, donde no hay punto final.
No se puede cerrar,
lo que no terminamos de abirir,
siempre un punto tan seguido de dos mas,
como tus frases,
infinitas, las frases eternas de Horacio.
Horacio si con H.
Como Hall, de Annie,
todo confluye ahi,
en tantas horas desperdiciadas, tantas miradas
sin palabras,
las cosas que debíamos decir a tiempo
y siempre guardamos.