Capítulo 7

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Emma. 

—Si no fuera un hombre decente, ahora mismo la inclinaría sobre su auto y me enterraría entre sus piernas tan jodidamente duro y rápido hasta que lo único que saliera de esa boca imprudente fueran gritos de placer suplicando más y más.

Aprieto las piernas debajo de mi escritorio para controlar la punzada que me golpea en el sexo. Lo que menos quiero es calentarme a la mitad de mi jornada laboral, pero siento una curiosidad extraña por lo que dijo.

Dos preguntas me rondan la mente, la primera es, ¿Hasta dónde es capaz de llegar con y por una mujer? Y la segunda. Trago saliva con fuerza, ¿Podría hacerme todo lo que me dijo?

¡Ya basta! Me regaño mentalmente sintiendo la humedad que aparece en mis bragas y detengo el rumbo de mis pensamientos de inmediato.

Si el hombre no fuera un maldito y sexy engreído, tal vez consideraría el hecho de que me atrae sexualmente, pero después de anoche, al ver la forma en la que se comportó muchas cosas pasan por mi cabeza y siempre termino apretando las piernas.

Tampoco soy hipócrita, si he tenido calentones de este tipo semanas antes y más provocados por mí misma que por alguna otra razón, pero me he mantenido lejos de personas reales que quieran provocarlos, hasta ahora con Alexander Roe.

Saco esos pensamientos de mi cabeza y sigo trabajando tranquila, o lo más tranquila que puedo estar después de mi conversación de esta mañana con Cora. No quiero darle más vueltas al asunto, sé que es ridículo hacerlo, pero no puedo evitarlo.

Anoche sentí algo que hace tiempo no sentía. Deseo. Ha pasado un tiempo desde la última vez que estuve con alguien real y no solo mi vibrador y ahora viene él y desata mi libido, simplemente genial.

Ni siquiera voy a negar que el hombre es guapo, tendría que ser ciega para no darme cuenta de todos sus atributos y que lo he visto más de una vez, pero hay una enorme diferencia entre saber que él es atractivo y que me atraiga y no lo hace, al menos no conscientemente.

Aun no sé lo que pasa por mi cabeza, pero debo mantenerme serena antes de hacer una tontería como las que mi cabeza ha planeado desde anoche, algo como un encuentro de una noche. ¿Joder de verdad pensé eso? Definitivamente lo hice, pero culpo a las pastillas anticonceptivas que me alteran las hormonas de vez en cuando.

Porque mi parte racional ni siquiera pensaría en eso por muy ebria que estuviera, además no pienso quemarme otra vez con un hombre como él, incluso un encuentro de una sola noche podría ser letal para mí.

Por favor, el hombre es jodidamente ardiente, a saber, a cuantas mujeres se ha tirado ya. Seguramente le gusta el sexo sin compromisos por eso no se le conocen relaciones públicas o tal vez tiene una mujer oculta en algún lado, con hijos y toda la cosa.

Deja de divagar Emma. Lo que haga ese hombre con su vida privada no es de mi incumbencia, me dejó claro que no le importo y está bien, mientras su empresa siga en pie y mi sueldo esté puntualmente eso es lo único que debe importarme.

Tomo los papeles que mi jefe me dio para sus publicistas y salgo de mi oficina para llevárselos.

Paso por los pasillos color azul oscuro perdida en mis pensamientos y para mi mala suerte me topo con el mismo hombre que mojo mis bragas con solo estar en mis pensamientos y cuerpo ardiente que se posa frente a mi como la peor de las tentaciones.

Es como si el destino se estuviera burlando de mí después de oír mi miserable plática motivacional. No quiero recordar lo que pasó anoche y mucho menos verlo, pero aquí está, justo frente a mis narices, perfectamente impecable.

Tentación [Ya en Librerías]Where stories live. Discover now