MIS RELATOS

LA CARRERA DE MI VIDA

Echar de menos a alguien y solo poder expresarlos con mudos llantos que bajan por las mejillas blandas y frías que sobresalen por la cara triste que tienes y que escondes cada día, simplemente para ocultárselo a las personas. La gente piensa que es mejor callarse ese estúpido sentimiento y esa apariencia, porque de alguna manera creen que no les van a entender, tienen razón, pero siempre acabas explotando, haciendo que tengas que ir al baño, darle un fuerte golpe a la puerta, para sentir la calidez de la ira y soltar ese esperanzador líquido que hace que acabes con el contorno que rodea los ojos rojos.

Tener esa persona que confiaba en ti y que decía que te podías comer el mundo haciendo un libro, que eras la siguiente Stephen King, que tenías un talento para escribir y que todos los relatos que hieras, que lo guardaras, porque valdrían oro. La única persona que vio lo que los demás no vieron. La que te apoyaba todos los días, la que te intentaba convencer y te insistía, aunque tú no lo tenías claro. Esa persona a la que ves y que tu primer acto reflejo es sonreír y demostrarle todo lo que hace por ti. Y un día de estos darte cuenta que ya no está, que no lo tienes ahí. Se fue y no sabes si volverá o no.

Viene a visitar de vez en cuando y una vez dijo que no iba a seguir más, es ese el momento en el que no puedes ocultar tus sentimientos y rompes a llorar, por no decir que te acaban de clavar algo en el corazón y lo dejas ahí, porque el dolor es lo menos importante en ese momento. Piensas: y qué hacer sin él, esos días en los que no te sientes especialmente bien y es la única persona que te hace sonreír y te hace pensar que ya nada puede ir a peor.

Quieres a esa persona más que alguna absurda gente, de la que te acabas dando cuenta que no significas nada para ellos, pero si para él.

Ahora cada relato que hago va dedicado a él, porque de alguna manera pienso que puede escucharlo cuando leo y sentirse orgulloso de mí. Debido a él creo que tengo claro que carrera elegir, para poder demostrarle que tenía razón, que no se equivocaba. Me iré por la raíz de literatura, eso me haría muy feliz y creo que a él también.

Creo que no me olvidaré de él, nunca pensé que pudiera marcar tanto en mi vida. No sé si es mi corazón o mi cabeza, la que me dice que debería hacerle caso, pero lo importante no es de donde venga, sino lo que suceda.

Siempre que leo mis relatos a mis compañeros, les gustan mucho y varios me han dicho que debería escribir un libro, entonces es ahí cuando recuerdo el último día que lo vi, me dijo: "Deberías hacer un libro, tienes un talento impresionante". Me cuesta recordar ese momento y no llorar.

Le echo mucho de menos y ya no es lo mismo sin él, sin sus palabras, sin sus admiraciones hacia mí, sin su ser. Le echo de menos a él, pero son sus palabras las que me hacen llorar y sentir el dolor que me acaricia las venas de mi cuerpo y que creo que nunca se desvenará.

                                                                                                                                                                                               Fin.