Una enfermedad se propaga en el mundo, capaz de matar a sus victimas de manera lenta y dolorosa "La enfermedad de tinta" la única cura es una Maquina antigua que ya no sirve, ninguno ha podido repararla, pero un día un ángel les entrego a unos mecá...
-¿Ozzy? Despierta cariño, no quieres llegar tarde a tu propio show, ¿verdad? "
El conejo gruñó un poco antes de que abriera los ojos, el dulce llamado de su esposa provoco que se apartara el sueño.
"Mmm... Ortensia?" La somnolencia cubrió su voz.
¡Espera un momento! ¡¿Ortensia!?
Se echó hacia atrás, las sábanas volando en súbito choque. ¿Cómo? ¡Estaba muerta, estaba allí! Sus manos se habían empapado en su sangre, lágrimas, y esa tinta enfermiza. ¡¿Qué clase de broma enferma era esta?!
Una suave mano tocó su mejilla, haciéndole mirar en esa dirección. Ella lo miró fijamente, llena de amorosa preocupación.
-¿Ozzy? ¿Estás bien? Parece que has visto un fantasma.
Apenas podía hablar. Ella estaba allí, viva justo delante de él. ¿Fue todo un mal sueño?
No pudo evitarlo, la atrajo contra él con lágrimas por las mejillas peludas. Su olor, su calor, su piel suave. Nunca dejaría que nada le sucediera.
-¿Oswald? ¿Estás seguro de que estás bien?" Preguntó preocupada. Ella sólo utilizó su nombre de nacimiento cuando estaba preocupada o enfadada.
Se apartó, secándose las lágrimas con una suave risa.
"Je, sí. Sólo... *sniff* ... sólo tenía un mal sueño es todo.
Ella limpió suavemente las lágrimas que manchaban su piel mientras él amorosamente besaba su mano pequeña, suave y perfecta.
-¿Quieres hablar de ello?
Él besó sus labios, suaves y lentos, apreciando el momento.
"No, estoy bien ahora que estás aquí. ¡Además, tenemos un espectáculo que hacer! "
~~~~~~
La multitud aplaudía, la adrenalina corriendo por sus venas ¡El hombre estaba emocionado por el acto de hoy! Le tendió la mano a Ortensia, resplandeciente con su uniforme rosa de asistente.
-Bueno, ya casi es hora. ¿Listo para hacer realidad la magia y los sueños Ortensia? "
Con un suave ronroneo, ella alargó la mano y le tomó la mano, dándole un apretón suave, sonriendo cálidamente.
"Siempre."
Con un beso final y una tremenda entrada mágica, sonrieron y saludaron, los aplausos de la multitud alzando el ánimo.
Oswald miró a su alrededor, sentía que habían pasado años desde que sintió tanta emoción, tanta alegría. Todo estaba bien. Estaba viviendo el sueño.
Se volvió hacia su esposa, pero por alguna razón ella no estaba donde se suponía que debía estar. Todo de repente se sentía frío.
¿Qué... qué?
Miró frenéticamente a su alrededor. ¿Qué pasó con la multitud? ¿La luz? ¿Ortensia? Todo el mundo se había ido y se quedó solo en la oscuridad.
-¡Ortensia! ¿Dónde estás? -Su corazón latía frenéticamente mientras corría, sus piernas lo llevaban a cualquier parte y a ninguna parte.
El sonido de un proyector encendido lo sobresaltó. Se volvió lentamente, temiendo lo que pudiera encontrar.
-¡Ortensia!
Estaba tendida en la luz, inmóvil, sin vida, de espaldas a él. Sin vacilar, corrió hacia ella, lágrimas brotando en sus ojos. Él levantó cuidadosamente su cuerpo ligero, volviendo la cara hacia él. Sus manos temblaban, sus ojos desorbitados.
Se volvió hacia su esposa, pero por alguna razón ella no era "¿O-ozzy? Ozzy por favor... Ayúdame... Duele..." Su voz suave, apenas un susurro agrietado, las palabras ahogándose en medio de la tinta. Sus bellos ojos ya habían sido descolonizados, cegados por la tinta que devastaba cada centímetro de su piel de medianoche.
"¿C-cómo...?"
Ella se apoderó de sus brazos, el dolor se intensifico más que nunca, sus gritos llenando sus orejas.
¿Por qué? ¡Esto no debía suceder! ¿Qué hay de sus esperanzas? ¿¡Sus sueños!?
Sus lágrimas se mezclaron con la tinta, sus gritos de angustia sangrando en un terrible coro. La abrazó con fuerza, sus propios gritos se unieron.
"¡¡¡ORTENSIA!!!"
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Se despertó de golpe, las sábanas se arrugaron bajo él. Sus ojos cansados examinaron la habitación vacía, fría y aburrida. Su mano, la piel áspera y desaliñada, frotó su rostro, una vez más sin emociones.
Eso fue solo un sueño.
Estúpido.
La puerta crujió abierta y brillantemente, pero saltó en silencio en uno de sus muchos niños hermosos. Se arrastraron cerca de la cama, sus grandes ojos llenos de juventud mirando a sus ojos marchitos.
"¿Papá? Tío Goofy y yo queremos saber si ¿te gustaría venir con nosotros a ir de compras? "
Se quedó mirándolo sin comprender, el susto de antes había desaparecido. Él se agachó y levantó al niño, un abrazo rápido, rígido pero lleno de un doloroso amor. Asintió solemnemente. Las palabras se burlaban de su mente mientras salía de la habitación con su hijo.
Es tu culpa que el sueño haya muerto.
Su rostro sin emoción no mostraba nada de los demonios que alimentaba, su mano sostenía la tierna pata. Hoy era sólo otro día sin ella. Claro que amaba a sus hijos, pero sin ella, ¿cómo podría volver a sonreír? Su hermano menor, sus amigos, sus propios hijos siempre trataron de animarlo, para hacerle sonreír incluso un poco. Pero para todos, incluso para él, nunca lo sería.
Eso sería otro sueño sin esperanza.
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