32. "Nuestra casa"

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Sonrío mientras reviso mi teléfono, estos días he estado sonriendo mucho. Hoy es sábado, Matthew está recostado en mi sofá, conmigo apoyada en su pecho. La cena que tuvimos el lunes con sus tíos salió más que bien, Maggie y Brent son la pareja perfecta, además de ser unas de las personas más amables y simpáticas que conozco. Mamá está bien, al menos lo mejor que se puede estar considerando que vive con la leucemia, Thomas está buscando donadores mientras Ame y yo tratamos de convencerla.

Ingreso a Instagram y mi boca se abre de par en par. Mierda.

—He aumentado de setecientos cincuenta a mil quinientos seis seguidores en menos de una semana.— comento, asombrada. Siento el pecho de Matthew vibrar por su risa.

—Espera a que se publique lo del embarazo.— bufo, estuvimos esperando toda la semana y nadie ha dicho nada sobre nosotros, cosa que me alivia enormemente, pero al mismo tiempo siento que están preparando algo muy grande, y sería estúpido considerando que Matthew tiene su fama, pero tampoco es Harry Styles— Por cierto, yo tengo cien mil.

Golpeo su pecho. Nunca me importaron los seguidores, pero el hecho de que mi novio me supere en algo me molesta mucho. Soy la persona más competitiva del universo.

—Si subo aquella foto que me sacaste el otro día mis seguidores aumentarán muy rápido.— giro, para quedar cara a cara con él.

Sus labios hacen un puchero y sus manos aprietan mi cintura posesivamente, logrando que suelte una risa. Tonto.

—Dios, ni siquiera salgo desnuda.— digo besando su barbilla. Escucho como gruñe y vuelvo a reír— Puedo ser como esas modelos de Victoria's Secret, pero embarazada.

—No te atrevas.— murmulla pegándome a su pecho.

Suelto una carcajada y paso mis brazos alrededor de su torso, completando el abrazo. Suspiro, adoro estar así con él, escuchando como su corazón se acelera mientras su respiración se vuelve calma.

—¿Cuándo te mudarás?— y así es como Matthew Adams y su bocota rompen momentos románticos.

—Estaba pensando en hacerlo hoy, pero estoy demasiado cómoda.— vuelvo a suspirar y me acomodo un poco mejor entre sus brazos— Sólo tengo mi ropa, que tú ya guardaste en cajas, y algunas otras cosas.

—Es cierto, pero tienes demasiada ropa.— hace una mueca— Haremos esto, tú empacas lo que falta y yo llevo lo que ya está listo a mi auto.

—No cabrá todo en tu auto.— le recuerdo.

—Sí lo hará.

—No, tendrás que hacer más de un viaje.

—Claro que no, todo entrará en el auto.

—¿Puedes dejar de ser tan terco?

—No lo sé, ¿Puedes dejar de ser tan negativa?

—Eres un idiota.— ruedo los ojos y me levanto del sofá. Matthew se incorpora, colocando en su cara la estúpida sonrisa burlona.

—Y tú hermosa.

—No intentes comprarme con palabras bonitas.

—No lo hago.

—Estúpido.

—Rubia teñida.

—¡No puedo creer que lo dijiste! Recuérdame porqué te amo.— suspiro y coloco una mano en mi frente.

—Porque soy guapo— golpeo su hombro— y porque te ganaste mi corazón y yo el tuyo, tú lo dijiste.

Asiento y me coloco a horcajadas sobre él.

—Te amo, aunque seas un terco y grosero cuando quieres.— murmuro pegando mi frente a la suya.

—También te amo, y amo que por una vez seas tú la que lo diga primero.

(...)

Matthew hace una mueca mientras termina de colocar la última caja en el auto. Yo tenía razón, este será el tercer viaje que hace a su departamento. De pronto, el pánico me invade, estoy a punto de vivir con Matthew, sé que no será muy distinto considerando que él prácticamente vive en mi departamento para "no dejarme sola". Suspiro, ¿Lo amo? Sí, claro que sí. ¿Quiero vivir con él? No lo sé, todo esto se volverá más real si lo hago, y no sé si estoy preparada para eso.

—¿Lista?— pregunta sonriendo.

Asiento e, indecisa, subo a su auto. Bien, ya está hecho, vamos a vivir juntos. Observo la ciudad pasar a través de la ventana del vehículo. Me alarmo al ver que en serio pasamos casi toda la ciudad y estamos en la zona rica de la ciudad, ¿Qué hacemos aquí? El departamento de Matthew queda en el centro de Londres.

—Matthew— lo llamo, él me mira por el rabillo del ojo—, sabes que este no es el camino a tu departamento ¿Verdad?

No contesta, dirige su vista al frente instantáneamente. Ruedo los ojos, ¿Ahora se quiere hacer el misterioso?

El auto se detiene frente a una casa grande de dos pisos, no es enorme como las mansiones a su alrededor, pero sí grande. Suspiro con aire soñador, es preciosa. El jardín delantero es simple, un camino de piedra que va desde la entrada de la casa hasta la acera, pequeños arbustos recorriendo todo el frente de la casa y unos escalones que te dan la bienvenida al porche, el resto es césped. Las paredes son blancas y el techo de un gris muy oscuro, casi negro.

Frunzo el ceño cuando me doy cuenta de que Matthew se baja del vehículo y abre mi puerta.

—¿Por qué estamos aquí?— pregunto ansiosa. Necesito tomar un baño y él se pone a hacer paradas en barrios de lujo.

—Porque esta es nuestra nueva casa.— explica sonriendo.

Creo que olvidé como respirar. No, esto no puede ser posible. Miro alternativamente de la casa a él, preguntándome si debo golpearlo o abrazarlo.

—Pero tú vives en un departamento.— murmuro para mí misma, intentando entender.

—Ya no.— me guiña un ojo y comienza a descargar el auto. Lo sigo, cruzándome de brazos.

—O sea que compraste una casa sin mi consentimiento.— sueno enfadada, y tal vez sí lo esté, pero sólo un poco.

—En realidad, hablé sobre esto con tus hermanos y con Mel, ellos me ayudaron a escoger la casa.— rasca su nuca y se encoge de hombros— Pero eso no es lo importante, ¿Te gusta?

Bufo y lo observo con los ojos entrecerrados.

—Claro que me gusta, pero...

—Pero nada, no vas a rechazar esta casa.— me interrumpe.

Matthew deja lo que esta haciendo y apoya las manos en el auto, a mi alrededor, dejándome atrapada.

—No quiero un no por respuesta. La casa es perfecta para nosotros, nuestro hijo o hija... y los que le sigan.— susurra, acercándose tanto que su nariz se roza con la mía .

Suspiro, sabiendo lo terco que es. Antes de darme tiempo de si quiera pensarlo, me carga al mejor estilo princesa y me lleva hacia la entrada de la casa, escuchando mis quejas y carcajadas.

—Bienvenida a nuestra casa.— dice, abriendo la puerta.

Y esa simple acción marca el inicio de una nueva etapa en nuestras vidas.

***
¡Hola, hola!

¿Cómo se encuentran en este bello segundo día de este bello 2019?
¿Ya tienen sus propósitos para este nuevo año?

Espero que tengan un muy feliz 2019 y que puedan cumplir todo lo que se propongan.

Por lo pronto, les agradezco por seguir conmigo este año, más que nada a quienes apoyan esta historia votando y comentando.

Y, antes de que me ponga sentimental, me despido.

¡Gracias por leer!

¡Los amo mucho, mucho!

Sofi.

Golpe del Destino || H.E #1Where stories live. Discover now