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Ah, 14 de febrero, el día de los enamorados. Unos la pasaban con el amor de su vida, otros con su crush, y otros solos comiendo y llorando en cama.

Pero para nuestro querido rey no, se encontraba con su amigo "el bastardo traidor" esperando a la que sería su cita.

Estaba nervioso, no es que nunca hubiera hablado con una chica o se le hubiera insinuado a alguna, es que había pasado tanto tiempo sin que alguien saliera con él o viceversa.

Y cuando nos referimos a ese tiempo, fue el tiempo en el que todo sucedió con el fontanero.

—Me siento extraño —Comentó el monarca mientras se acomodaba su moño.

—Llegará, ya no te sientas así.

—Para ti es fácil decirlo.

—Okay repasemos mejor —Habló Dimentio viéndolo fijamente —Ella es súper amable y cariñosa, no lo estropeéis, le gusta que le hablen de como son, pero tampoco te pases. Invitala por unas bebidas o a comer, yo qué sé, y lo más importante y por favor necesito que lo hagas... —Soltó aire para después continuar —No le menciones a Luigi. Ni hables de él. Por favor.

—Entendido.

—¡Bien! —Aplaudió.

«Será difícil.» —Pensó el rey Boo.

—¡Es ella! —Exclamó Dimentio mientras le daba un codazo a su compañero.

Y en efecto, una chica de cabellera morada que cubría casi todo su rostro con un vestido rosa y un sombrero del mismo color se aproximaba hacia los dos. El fantasma no pudo evitar ponerse más nervioso de lo que ya estaba, ¿qué le sucedía? Ni él lo sabia.

—Suerte campeón —El bufón le sonrió mientras desaparecía del lugar.

El monarca volvió a suspirar, quería que todo terminara bien y que la chica no pensara mal de él.
Una vez los dos estando cerca se quedaron en silencio unos pocos segundos.

—Hm —Fingió toser el Boo —Buenas tardes mi señorita, —Hizo una reverencia mientras tomaba su mano —Soy el rey Boo, un gusto en conocerla, Vivian  —beso su mano.

—El gusto es mío su majestad.

—No no, anda, llámame como gustes.

Vivian río leve —Bueno, si tú dices.

—Bueno, ¿le gustaría mover nuestra plática a algún otro lugar?

—Claro —Respondió volviendo a tomar su mano.

Al parecer todo iba bien entre los dos. Fueron a un centro comercial por el reino de Bowser, fueron a por unas malteadas que disfrutaron tranquilamente, acompañadas de chistes y demostraciones. Vivian le había enseñado al Boo la habilidad que ésta tenía al estirarse de lugares demasiados altos.
Era una tarde espectacular. Aunque algo rondaba en la mente del ente.

Un recuerdo muy nulo paso por su mente. Como si fuera un deja vú.

Lo dejo pasar y seguir hablando con la chica. Debía admitirlo, era agradable su compañía. Eso significaba que estaba haciendo bien todos los pasos que le había dicho Dimentio.

Realmente ya no recordaba porque anteriormente estaba triste. Le hacia falta salir y charlar con alguien, hacer bromas, alguien que lo entendiera.

Se sentía feliz.

¿Hace cuánto no sentía eso?

El atardecer empezaba a asomarse por las colinas y los dos se tuvieron que despedir.

—Espero algún día nos volvamos a ver.

—Lo mismo digo.

Y cada uno se fue a su hogar. El rey Boo tarareaba una canción que había escuchado por las redes, algo así como;

«You so,
Fucking
Precious
When you
Smile».

Llego a la mansión aún con su sonrisa en cara, los Boo's mientras tanto acomodaban las cartas y regalos que les habían llegado o hasta el mismísimo rey.

—¡Hola muchachos! ¿Terminaron con las cartas? —Se acerco a ellos, los cuales se impresionaron por la actitud de su rey.

—Eh... Sí, separamos todo lo suyo en un lugar aparte listo para que lo lea, su majestad. Aparte porque, pues... Un chico vino aquí preguntando por usted dejándole una carta y unos chocolates.

—Seh, seh cómo sea, lo veré después —Comentó alejándose un poco del lugar —gracias por informarme.

¿Se sentía bien? Sus Boo's no lo sabían, era raro.
Aunque les pareció más raro el hecho de que su enemigo hubiera ido hasta ahí solo para ver al rey.

Y no encontrarse con él.

You, Idiot. »KingBooigi Chats.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora