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—¡Joder menuda mierda lo del trabajo!. Ese gilipollas del profesor, se piensa que yo voy a gastar mi tiempo en hacer esa tontería— gritó molesto Kevin en el autobús.

— ¡Pues ya somos dos amigo!, porque yo no pienso mover un dedo para hacer esa gilipollez tampoco. Si quiere que lo haga el marica solo, yo no pienso ni molestarme—habló Josh sentado a su lado.

—¡Hey mariposa!, ¡ya puedes espabilar y hacer el trabajo por nosotros, si quieres que no metamos tu cabeza y tus preciosos rizos en el retrete!—le gritaron a Harry desde el de los últimos asientos del autobús.

El pobre ojiverde no sabía qué hacer más que agacharse, aún por encima de tener que aguantar todas sus groserías y las broncas de su madre por los destrozos en su ropa, ahora tendría que hacer el trabajo de los cuatro.

Al llegar a casa su madre volvió a regañarle pues traía su ropa destrozada de nuevo y él pobre ojiverde solo se le ocurrió decirle que había sido muy torpe y que le había caído un producto en la clase de química y que también en el recreo, se le había enganchado la chaqueta en una esquina de la barandilla del patio.

Odiaba mentir a su madre pero no le quedaba más remedio pues no quería propiciar más discusiones, aunque no arreglaba nada con eso, ya que su padre y su madre discutían igualmente porque llegaba cada día con la ropa destrozada y sin sus cosas del colegio, por su torpeza.

Finalmente el ojiverde optó por llevarse una muda en la mochila y así si volvían hacerle algo podría cambiarse y su madre no se daría cuenta cuando lleguase a casa.

Luego se la podía lavar y podría cosersela él mismo, todo con tal de que no le volviesen a regañar.

Así lo hizo a la mañana siguiente, se llevó una nueva muda y cuándo Josh y Kevin le volvieron a manchar la camisa y le arrancaron los botones de la chaqueta, este esperó a que se acabasen las clases y pidió al profesor que lo dejara salir unos minutos antes.

El rizado corrió al baño y allí se cambió rápidamente, le había dicho al profesor que encontraba mal aunque tendría que inventarse otra cosa, ya que no lo podría hacer todos los días.

Mientras en el aula, el ojiazul seguía en su mundo particular y hasta sus amigos le recriminaron por no ayudarles a meterse con Harry y estar con cara de mustio todo el día.

A Louis le dio igual y les dijo que no le pasaba nada, que solo era que su madre no dejaba de fastidiarlo con las notas y todo eso.

Antes de salir, el profesor les volvió a recordar que tenían que hacer el trabajo y que debían ponerse de acuerdo entre los componentes de cada grupo para quedar y realizarlo pues les quedaban seis días.

La noche anterior, Harry ya había empezado a buscar información en el ordenador de su padre, antes de acostarse y ya había escrito más de una página y media sobre el tema del trabajo, estaba muy sorprendido pues él no sabía que lo que a él le estaban haciendo tenía ese nombre.

Además comprobó que había muchísimos chicos y chicas en su situación en el país e incluso había algunos que habían suicidado, aunque eran casos extremos.

Harry leyó que era un gran problema actual en las aulas, aunque al parecer en ese colegio solo lo padecían él y él aquel chico rubio, al que no volvió a ver desde el día en que los humillaron a los dos.

Camino a casa, en el autobús Kevin volvieron a increpar a Harry, volviéndole a tirar papelitos, llamándole cosas e incluso de vez en cuando se levantaba de su asiento y corrían despacio hacia el asiento del rizado y se acercaba a su oreja para susurrarle insultos como «mariposa», «mariquita», «petunia» y otros nombres despectivos que lo hacían sentirse muy mal.

Y lo peor era que hacían reírse al resto de los chicos y chicas que viajaban con él en el autobús haciendo que el rizado quisiese desaparecer del mundo.

A llegar ese día a casa Harry vio que el ordenador de su padre no estaba y entonces le preguntó a su madre por él y esta le dijo que se lo había llevado a su trabajo.

El rizado estaba muy preocupado porque no sabía que iba a hacer ahora sin él pues no podía avanzar en el trabajo, su madre le preguntó qué le pasaba y este le dijo lo que tenía que hacer el trabajo y que tanto Louis como los otros dos chicos, no querían hacerlo, así que tenía que hacerlo él solo.

Anne llamó a Jay, Harry le perdió por favor a su madre que no lo hiciese, él sabía seguro que el ojiazul le haría cualquier cosa, entonces ella solo le dijo que había visto a su hijo haciendo un ejercicio y que había leído que lo tenían que hacer entre cuatro y que por lo visto entre ellos estaba Louis y sí podía ir a hacerlo a su casa, en ningún momento delató a su hijo.

41. Cruce de miradas- L. S (Historia Corta)- Terminada.Where stories live. Discover now