Capítulo 17:

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Mis manos tocaron la tibia arena de aquella playa. El color naraja del atardecer estaba desapareciendo, mientras que llegaba el anochecer, y el brillo de la luna se dejaba ver.
Cerré los ojos cuando una suave brisa fría me envolvió por completo.
Seguí mirando la nada por muchos minutos más, hasta que sentí a alguien sentarse a mi lado.

-Pensé que necesitabas esto. -susurró y colocó una fina manta sobre mis hombros. -¿Qué haces aquí? -preguntó.

Lo miré. Sus ojos azules brillaban bajo la oscuridad de la noche, sus labios parecían mucho más apetecibles que cualquier otro día,  y unas inmensas ganas de tirarme a sus brazos me llenaron el alma.
Suspirando, le quité la mirada y volví a mirar la nada.

-¿Y los niños? -pregunté en voz baja.
-Están dormidos, Teo está con ellos. -me respondió de la misma forma.

Asentí sin mirarlo.

-Alli... -me susurró.

Negué.

-No. -suspiré. -No me digas nada.
-Ni siquiera sabes que estaba por decir.
-No empeores las cosas. -bajé la mirada.

Nos quedamos en silencio unos segundos.

-Me alegro que hayas venido con nosotros, en serio. -volvió a hablar.
-Sé que hablaste con Emma, también se que esto es un jodido plan entre ustedes dos, Austin. -lo miré. -No soy tan idiota como piensas.

Austin me miró sin ninguna expresión en su rostro.

-No pienso eso. -murmuró.
-¿Me vas a negar que no planearon todo esto?
-No lo negaré, es cierto. -dijo.

Me reí sin ánimo y miré mis manos.

-Esperaba que lo negaras. -levanté mi vista y miré el agua. El brillo de la luna se reflejaba en este.
-No fue como piensas. -dijo rápidamente y me miró. -Sólo llamé a Emma para que haga tus maletas. Lo de ayer en la mañana... no sé por qué lo hizo, Alli.
-¿Estabas seguro de que vendría contigo?

Él sonrió.

-No. -negó.
-¿Entonces? -pregunté.

Sin borrar esa sonrisa, miró hacia adelante.

-Estoy seguro de que me quieres.

Lo miré.
Tragué saliva.

-¿Cómo estás tan seguro? -dije en un hilo de voz.

Él volteó a mirarme y me sonrió dulcemente.

-Porque si no lo hicieras, no estarías aquí conmigo justo ahora.
-Estoy aquí por mi hijo, y porque no confío en ti para cuidarlo.
-Aún no has aprendido a mentirme o yo aún no he aprendido a creerme tus mentiras. Ambas, supongo.
-No sé dónde quieres llegar con todo esto, Austin.
-A que te des cuenta que casarte con él sería una completa estúpidez. -me dijo y tomó mi rostro entre sus manos. -A  que te des cuenta que con él nunca en la vida vas a encontrar la felicidad.-susurró mirándome a los ojos.

Mis ojos empezaron a humedecerse y bajé la mirada y con un movimiento rápido me liberé de su agarre.

-Tú no sabes eso. -sollocé. -Lo quiero.
-Pero no lo amas. -habló firme. -¿O me equivoco?

Abrí mi boca pero ni una sola palabra salió. Lo miré con mis ojos llenos de lágrimas y suspiré.
Los cálidos ojos de Austin encontraron los mios y los observó con dulzura y seguridad.

-Austin... yo... -las primeras lágrimas salieron y negué. -No tienes idea de lo que dices.
-Aún no respondes mi pregunta, Alison.

Le quité mi mirada y volví al mar.

-Pero lo haré. -abracé mis rodillas.

Austin soltó una risa ronca.

-No lo harás y lo sabes. -negó.
-Tú no sabes nada. -dije entre dientes.
-Tal vez no sepa muchas cosas, Muñeca, pero créeme que nadie te conoce más que yo. Y la verdad es que estoy malditamente seguro de que no lo amas y no lo vas a hacer nunca.

¿Como diablos miraría a esos hermosos ojos y le diría que lo que él decía era mentira? ¿Como diablos iba a ser capaz de mentirle de tal forma? Si lo amaba, lo amaba tanto o más que antes. Y en todo él tenía razón.

-No puedo. -lloré y me abracé a mi misma.

Austin me tomó de las manos e hizo que lo mirara.
Un sollozo salió de mi garganta y él tomó mi rostro entre sus manos.

-Aún te quiero, Alli. -me miró fijamente y volví a llorar. -Sé que lo nuestro está más que jodido ¿si?, también sé que soy un completo idiota por hablarte de esto cuando estás a punto de casarte, pero no puedes estar más segura de que este idiota te ama más que a su maldita y fracasada vida. -me dijo y sonreí en medio de un llanto.
-Austin, yo...

Y me besó, cortando cualquier tonta excusa que pasaba por mi lengua.

Me besó, era ese tipo de beso que hace que olvides completamente todo. Un beso dulce, lento y... riquísimo. Ese tipo de beso que no encontré en ninguna otra boca, y estaba segura que jamás lo encontraría... no si no provenía de los labios de Austin Bass. Aquel que era el único capaz de llevarme al mismísimo cielo tan solo con una mirada.

Me separé de él lentamente, viendo como aún no abría sus ojos.
Ambos suspiramos al unísono y me miró.
Traté de calmar mi respiración en silencio.

-Escuchame... -susurró, humedeciendo sus labios, aún sin soltarme.
-No. -negué y él frunció el ceño. -Yo no puedo hacer esto, Austin. -quité suavemente sus manos de mi rostro.

Austin volvió a tomarme de las mejillas, con más fuerza.

-Me amas, Alison, me amas tal y como yo te amo a ti. Manda todo al demonio, seamos sólo tú, Matteo, Mía y yo. Seremos felices, muñeca. -dijo serio.

Le quité la mirada lentamente y negué para mi, con los ojos llenos de lágrimas me levanté y lo miré.
Me encantaría que todo fuera tan fácil como él lo decía, pero dolorosamente no lo era. Chris era una persona increíble y más, no se merecía nada de lo que yo le estaba haciendo. No se merecía ni siquiera que la duda pasara por mi estúpida mente.

-Ali...
-No. -lo corté. -Yo no puedo hacerle eso, Austin. No se lo merece. -le dije mientras las lágrimas mojaban mis mejillas.

Él se levantó de golpe, riendo sin humor y negando. 

-¿Y yo si me lo merezco? -preguntó duramente y se rio. -En todos estos jodidos años lo único que hice fue amarte, Alison, ¿y él? No hizo absolutamente nada.
-¡Por supuesto que hizo! -grité llorando y cubrí mi boca. -Hizo mucho más que tú.

Austin volvió a negar y mordió su labio riendo sin humor.

-¡Claro! -agitó sus brazos en el aire y volvió a mirarme. -y aún así no sientes ni una maldita pizca de amor por él, ¿no lo entiendes? No podrás amarlo nunca, Alison.
-Es mi mierda, Austin.
-Si, siempre lo fue. -dijo serio. -Acabo de decirte que aún te amo, acabo de confirmar con ese beso que tú también lo haces, y lo único que puedes decirme es que ese idiota no lo merece. Genial. El idiota aquí soy yo.
-Austin... no es así. -sollocé.
-Eres una jodida cobarde. -me dijo fríamente.
-No... no lo soy. -lloré.
-Eres la única persona que conozco que prefiere la felicidad de otro que a la suya. Créeme, Alli, vivir constantemente, dormír al lado de un hombre que no quieres será un infierno para ti... -me miró a los ojos con enojo -y cuanto te des cuenta, espero que no sea demasiado tarde. -me miró por última vez y empezó a caminar hacia la cabaña.
-¿A que te refieres? -murmuré y vi como se detuvo en seco.

Sin mirarme, habló.

-El amor se cansa, y será muy feo verte sufrir por no arriesgarte una vez en la vida.

Viejo Amor  (Segunda temporada) Where stories live. Discover now