|Capítulo 2|

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{Rebecca Jones en multimedia}

Jazzy aún peleaba con el envoltorio de la muñeca, Rebecca rio y se acercó a ayudarla, lo mismo hizo con Thomas; estuvo un rato enseñándole a jugar con el autito y luego fue con Luci a jugar a las muñecas. ¿Y Jace dónde estaba? No tenía idea pero entre menos tiempo estuviera cerca, mejor era para ella.

La tarde pasó normal; no era muy difícil cuidar a los pequeños, sólo había que encontrar la manera correcta de mantenerlos ocupados en algo. Hizo las camas y lavó los platos; no entraba en su trabajo pero sabía que si ella no lo hacía, Jace no iba a hacerlo.

Se destacaba por ser la chica perfecta; perfecto comportamiento, perfecto promedio, perfecta personalidad.

Todo en ella era perfecto: puntual, guapa, inteligente, responsable.

Pero a eso se le sumaba lo aburrida; no le gustaban las fiestas ni el descontrol total, quizás por eso la amistad entre ella y Jace no había funcionado: eran demasiado diferentes.

Pero eso no justificaba nada. Jace la había usado como si una botella desechable se hubiera tratado; un maldito desgraciado, no era que él le desagradara; porque era divertido, bromista y simpático, sin contar lo guapo que también era.

Pero lo odiaba, odiaba lo que él le había hecho, y a pesar de que habían pasado más de 11 años, lo seguía odiando por haberlo hecho, y lo seguiría odiando el resto de su vida. Tenía ganas de darle un lección de hacer que aprendiera, de que supiera qué se sentía cuando alguien te desechaba.

Eran las nueve de la noche. Rebecca acostó a los pequeños en sus respectivas camas y los arropó con cuidado; apagó la luz y dejó la puerta semiabierta.

Escuchó voces abajo, por un momento se alarmó, pero de seguro era Jace.

Bajó la escalera dispuesta a hacer una escenita si al muy estúpido se le había ocurrido traer a alguna puta a la casa.

—Uy, ¿Y esta chica guapa es tu vecina?—Dijo un chico rubio de ojos azules, del mismo porte de Jace—

  Rebecca lo miró y lo analizó; exactamente igual que el idiota de su amigo; egocéntrico, mujeriego y sumamente guapo. La miraba como si ella se tratara de alguna pintura de museo, lástima que ella no era como las demás chicas.

—No quiero sonar grosera, pero no soy de exhibición—Le dijo ella con mala cara—

—¿Tú crees?—Él se relamió los labios y la volvió a repasar con la mirada—Yo creo que sí

—¿Nunca has escuchado hablar del respeto a una mujer?—Ella arqueó una ceja—

—Ay preciosa, que desconsiderada eres—Se rio Jace—Él es Ryan, mi mejor amigo

Rebecca le lanzó una mirada asesina a Ryan. ¿Le dio envidia? ¿Celos? Sí, tuvo celos, porque cuando tenían 10 años, Jace solía decir "Y ella es Becca, MI MEJOR AMIGA".

Oh, pero eso ya no era así, ahora ella sólo era la aburrida y tonta vecina de al lado, ya no más su mejor amiga.

Ya habían pasado 11 años, ¿Cuándo iba a superarlo?

—¿Desconsiderada? ¿Yo? Es él quien me está mirando sin disimulo alguno. - dijo enfadada.

—Ella es aun más graciosa de lo que me contaste que era—Dijo Ryan mirando a Jace. Ambos rieron, Rebeca gruñó—Y bueno, ¿Me vas a decir tu nombre, guapa?

—¿Tendría qué?—Le preguntó ella sonriendo fingidamente—

—Su carácter me pone—Dijo Ryan—¿No te gustaría que nos fuéramos a divertir un rato, preciosa?

  Becca se acercó a él con una sonrisa pícara. Ryan por un momento pensó que la tenía, incluso Jace, que no se esperaba que Rebecca hubiera caído tan rápido, pero la escena cambió de un momento a otro cuando la mano de la morena aterrizó contra la mejilla del ojiazul.

—Eso, vuelve a intentar flirtear conmigo, y será un golpe—Dijo y subió la escalera camino a su cuarto—

—¿Me ha golpeado?—Preguntó atónito Ryan, sobándose la mejilla—

—Eso parece—Jace estalló en carcajadas—Te advertí cómo era la fiera, no me hiciste caso, y ahora mira lo divertido que te ves con su mano marcada en tu mejilla

—Ya, no te rías, Bower—Se quejó Ryan—

—¿Y cómo quieres que no me ría? Te ha golpeado, Ryan, por coquetear con ella ¿Dime qué chica te había hecho eso antes?

—Si te lo hubiera hecho a ti, yo no me estaría riendo—Le dijo Ryan mirándolo mal—

—Ay Ryan, la diferencia, es que a mí, las chicas no me hacen eso- dijo Jace con aires de grandeza

—¿Ah no? Te aseguro que ésta fiera sí- hablo muy convencido Ryan

—Claro que no—Dijo con una sonrisa autosuficiente—Sólo tendría que domesticarla un poco

—¿Tú crees?—Ryan arqueó una ceja, divertido—Pues hagamos una apuesta.

—¿Qué tienes en mente?—Preguntó con su sonrisa egocéntrica—

—Te diría que tienes que llevártela a la cama, pero dudo que esa fierecilla se haya abierto de piernas para alguien.

—Sí lo hizo: Drake Miller, en el último año de secundaria, también para Alex James, también en último año de secundaria. Ella los quería mucho, pero Drake la engañó luego de haberle prometido cielo y tierra, y Alex tuvo que mudarse a Inglaterra por culpa del trabajo de su padre. - dijo Jace recordando.

—¿Cómo sabes eso?

—Sabes que nuestras madres son amigas, pues un día fui a casa de Rebecca con mi madre. Ella estaba con su mejor amiga: Vanessa. Las escuché hablando sin querer acerca de eso. Créeme cuando te digo que a esa fiera, si se la domestica, es aun más sumisa que un gatito.

—Bueno, entonces, te doy un mes para que te la lleves a la cama, Bower. Si no, me pagas 500 dólares.- dijo Ryan

—Hecho, pero si yo gano, correrás sólo con un bóxer por la pista de fútbol, dos vueltas completas

—Hecho—Sonrió Ryan y se dieron la mano—

La NiñeraWhere stories live. Discover now