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Tal vez dejar las cosas por un tiempo, separarse de todo y tener tiempo a solas, sin la gente de su entorno sería lo mejor. Nunca estaba de más un tiempo para meditar, es decir, tenía miles de cosas pasando por su mente y desde hacia tiempo no lograba resolver una sola, dar en el blanco de la respuesta se había vuelto difícil desde que Jeon Jugkook había aparecido, ahora no solo existía una sola respuesta, ahora la vida se había convertido en un examen de opción múltiple.

<<Te odio>>

La llegada de Jeon había complicado todo, ahora estaba en constates crisis existenciales por llamarlo de alguna forma, es decir, ¿era normal sentirse atraído por alguien de su mismo sexo?, la pregunta del millón, la cuestión que algunas veces le quitaba el sueño.

<<Te amo>>

Pero no podía negarlo, el castaño también había traído momentos esenciales a su vida, como los locos apodos que se le ocurrían, la primera lluvia de estrellas que había presenciado, la adrenalina de ganar una apuesta o la tierna emoción del primer amor, definitivamente Jeon era un suceso del cuál no se arrepentia en lo más mínimo y pensaba que sería un placer coincidir con el en mil y un vidas más.







Dio un largo suspiro e inhaló el fresco aíre, la mejor manera de comenzar desde cero era recibir las cosas con una sonrisa, así como la sonrisa del chico de a lado de su asiento, quién no dejó de sonreír durante todo el vuelo, o como la de rabbit.

El sentimiento de nostalgia volvió a apoderarse de su mente y sus ojos se inundaron de lágrimas, pero no hubo tiempo de llorar, el llanto se transformó en una mueca de dolor cuándo sintió una maleta impactar su escuálido cuerpo.

— ¡Ouch! —se quejó en voz alta y tal vez de una forma exagerada, escuchó pasos apresurados bajando del avión y después solo sintió la calidez de unas suaves manos paseando por su cabeza.

— ¡Lo siento, lo siento, lo siento! —el chico que no había parado de sonreír durante el trayecto estaba ahora haciendo reverencia en señal de disculpa hacia el rubio, quien lo miró y de inmediato esbozó una sonrisa.

— Tranquilo —extendió su mano y sonrió de una forma cálida, Kook tenía razón, quizá le sería fácil en cualquier lugar, después de todo era su especialidad socializar.

Sonrió una vez más y se alejó despidiendose con la mano, ya no podía perder más tiempo y era hora de recoger sus maletas. Caminó hasta la banda que transportaba las cosas y buscó con la mirada entre el montón de maletas que pasaban frente a sus ojos, sonrió cuando su vista chocó con el color amarillo chillante de su maleta.

Con seguridad y una gran sonrisa, caminó hasta ella y la tomó, estaba a punto de irse feliz cuando sintió una fuerza que se aferraba del otro extremo de la petaca.

— Esta es la mía —el chico de la hermosa sonrisa se aferraba de la llamativa maleta con la mano derecha.

TaeHyung lo miró confundido y por unos segundos pensó en replicar, hasta que el rubor se apoderó de sus mejillas al ver su maleta salir por la banda, sonrió con nerviosismo y pasó su delgada mano por entre su cabello claro.

— L-lo siento —soltó con lentitud la maleta y dio un paso atrás.

— No hay problema —el chico alzó los hombros y se dio la vuelta, estiró su brazo y alcanzó la maleta idéntica— . supongo que esta es la tuya —finalmente entregó a TaeHyung una maleta igual a la de él, el rubor en sus mejillas aumentó después de rozar suavemente las manos con aquel chico, su piel era igual de tersa que un durazno e incluso el era tierno, más tierno que un durazno.

— G-gracias —sonrió— Yo... Me tengo que ir —arrastró las maletas y caminó dejando al chico de maleta idéntica unos metros atrás.

Ahora era momento de buscar la dirección del reconocido colegio... Para varones. Una de las cosas que sus padres no le habían avisado, era que el nuevo colegio al que ingresaría era exclusivamente para varones, lo cual no le molestaba pero tampoco le agradaba, quizá incluso le era indiferente; resopló moviendo ligeramente su flequillo y salió del aeropuerto, era momento de comenzar una nueva vida.

Después de unos minutos por fin se encontraba ahí, frente a un grande y acogedor edificio de color marrón, quizá era normal, después de todo ahora estaba en Europa. Parecía hecho en siglos pasados por la elegancia de su estructura, sonrió y después de intercambiar palabras con el guardia que estaba frente al portón, lo dejó pasar.

Caminó entre los pasillos buscando la oficina de la directora y cuando finalmente dio con ella, ingresó con una gran sonrisa, entrego el papeleo y después de unas horas ya estaba inscrito en el nuevo colegio, ahora sólo era cuestión de buscar su dormitorio e insatalarse.

Recorrió las aulas y salió del edificio dirigiendose al segundo edificio donde se encontraban los dormitorios, buscó el dormitorio 127 por algunos minutos y luego de subir algunas escaleras se percato de que ya había pasado una vez frente a esta, pero también se dio cuenta de que había una silueta familiar frente a la puerta; se acercó a paso lento y se llevó una sorpresa al saber que el chico frente a la puerta era...

— Hola —sonrió—. Soy HoSeok —

➣¿Tienes corrector? //TaeKookWhere stories live. Discover now