Fin del juego

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Banba estaba durmiendo cuando entré a su habitación, con un cuchillo en mi mano. Podía escuchar con claridad los latidos de mi propio corazón agitado conforme me acercaba a él. «No puede ser más descuidado», pensé al comprobar que mi presencia en su habitación no lo había despertado. Acerqué mi cuchillo hacia su pecho con extremada lentitud mientras contenía el aliento. Hace unas horas había aceptado un trabajo en secreto. Un trabajo que consistía en acabar con la vida del Samurai Nikawa. La persona no tenía ni idea de mi cercanía a éste, de haber sabido que éramos compañeros no me lo hubiera pedido, pero lo había hecho. Y yo había aceptado.

Por algún motivo, cada vez que me encontraba a solas con el castaño sentía cierta alegría. Cuando él se preocupaba por mí o me halagaba no podía evitar sentir una calidez en mi corazón. Me hacía feliz. De un modo en el que nunca lo había sido. Siempre me había centrado en mi trabajo por el bien de mi hermana, pero en algún punto eso había cambiado. No era el mismo de antes. Me estaba perdiendo.

Disfrutando de la compañía y amabilidad de otra persona. Arriesgando mi vida por ella y recordando continuamente los momentos que pasábamos juntos cuando nos encontrábamos separados. El surgimiento de una emoción inútil como el amor en mi corazón, si caía ante él, me perdería a mí por completo. Dejaría de ser la persona que había sido, y me convertiría en una nueva. Cambiando la continua desgracia por la felicidad. Sonaba como el final de una película romántica, pero la vida no podía ser como una. Tenía que afrontar la realidad. Mi realidad.

«Soy un sicario», me dije, y luego dejé caer el cuchillo.

El metal resonó al hacer contactó con el suelo, pero el agudo sonido tampoco había despertado a Banba. Tomé aire, y después acerqué mi mano a su pecho. Sus latidos eran tranquilos, y sentirlos me hicieron estremecer. ¿Tan inútil me había vuelto ya? Incapaz de cumplir con un trabajo... Una parte de mí prefería morir a cumplir con el él.

—¿Lin-chan? —Banba entreabrió sus ojos al sentir la presión sobre su pecho, y tras un largo bostezo se incorporó—. ¿Pasó algo?

—Sólo estaba pensando —respondí. 

Había un nudo en mi garganta, pero hice mi mayor esfuerzo para sonar neutro.

—Oh, ¿acaso quieres dormir conmigo, Lin-Lin? —el castaño mostró un sonrisa ladina y se recorrió un poco para darme un espacio en la cama. Su voz sonaba como siempre que bromeaba o me hacía insinuaciones, ya me había acostumbrado a esa parte suya, y mentiría al decir que no la disfrutaba.

No lo pensé.

Acerqué mi cabeza hacia él y lo besé.

Banba estaba notoriamente sorprendido por mi acción. Todo rastro de sueño había desaparecido de él, y tras sonreír satisfecho, me tomó del brazo y jaló hacia la cama haciendo que cayera prácticamente sobre él. Me regresó el beso, sujetando mi nuca con una de sus manos. 

Como a diferencia de él, que usaba una camiseta y pantalón holgados para dormir, yo traía todavía mi habitual ropa, aprovechó la posición para desatar mi camisa, y después deslizar sus manos por mi pecho desnudo. Sentí un escalofrío por mi columna vertebral cuando lamió uno de mis pezones, pero no lo alejé. No entendía por qué la situación se había tornado de ese modo. Era la última reacción que esperaba. Pero tenía sentido si el castaño creía que se trataba de un sueño, de ser así, ¿qué clase de cosas se las pasaba soñando Banba?

Aunque no podía quejarme, él no era el único que hacía tales cosas dentro de sueños.

Bajó una de sus manos a mis piernas, y tras trazar su contorno, la metió debajo de mi falda acariciando mi trasero. Mientras me tocaba, entrelazaba su lengua con la mía con lujuria. Sentía su miembro erecto presionando contra mi abdomen, y no tenía que mirar para saber que me encontraba igual que excitado que él.

Love you. Kill me (BanbaxLin)(Hakata Tonkotsu Ramens)(Yaoi)Where stories live. Discover now